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¿Cuándo y por qué Madrid se convirtió en la capital de España?

Descubre la fascinante historia que hay detrás del ascenso de Madrid hasta convertirse en la capital de España. Momentos clave y razones por las que Madrid ganó la capitalidad.

¿Cuándo y por qué Madrid se convirtió en la capital de España?
Madrid as capital of Spain
Cuándo y por qué Madrid se convirtió en la capital de España
Cuándo y por qué se convirtió en la capital de

La decisión de trasladar la capital de España de a Madrid no fue un simple cambio administrativo, sino una maniobra estratégica con implicaciones de gran alcance. Enraizado en consideraciones políticas, económicas y geográficas, este cambio marcó un momento crucial en la historia de España. Aunque Toledo había sido durante mucho tiempo la capital, Madrid ofrecía nuevas oportunidades para un gobierno más fuerte y centralizado. En este artículo nos adentraremos en los antecedentes históricos de este cambio estratégico, examinaremos las razones que lo motivaron y exploraremos sus importantes repercusiones tanto en las ciudades como en el país.


Capitales cambiantes: Más común de lo que piensas

El traslado de Toledo a Madrid no es una excepción. A lo largo de los siglos, el traslado de capitales a lugares más convenientes ha sido una práctica habitual. Estas mudanzas ocurrían como consecuencia de diversos factores, como la conveniencia del terreno, catástrofes naturales, centralidad o para disipar rivalidades dentro del mismo país.

Ejemplos notables son el traslado de la capital turca de Constantinopla (actual Estambul) a Ankara en 1923. Del mismo modo, Brasil trasladó su capital de Río de Janeiro a Brasilia en 1960. Australia estableció Canberra como capital en 1913, tras los debates entre Sydney y Melbourne. Por último, Canadá fundó Ottawa como capital en 1857 para evitar la antigua rivalidad entre Toronto y Montreal. Más recientemente, Egipto planea una nueva capital administrativa al este de El Cairo, mientras que Malasia trasladó su centro administrativo de Kuala Lumpur a Putrajaya en 1999.

Dato curioso: Portugal sigue siendo, a día de hoy, el único país europeo que ha tenido su capital fuera del continente. Aunque Lisboa está situada en el extremo de la Península Ibérica, que forma parte de , cuando Francia invadió Portugal en 1807 durante las Guerras Napoleónicas, la familia real portuguesa huyó a Río de Janeiro (Brasil). De 1808 a 1821, Río de Janeiro fue la sede del Imperio portugués, lo que la convierte en el único caso en que un país europeo fue gobernado a distancia desde uno de sus territorios coloniales.


Breve historia de las capitales españolas

El concepto de “capital” dentro de los territorios que hoy conocemos como España ha evolucionado a lo largo de los siglos, influido por diversos cambios culturales, políticos y militares. Hasta la unificación de los reinos españoles bajo los Reyes Católicos, la definición de “España” era bastante vaga y a menudo estaba fragmentada entre varios poderes regionales.

En la antigüedad, antes de la conquista romana, diversos grupos ibéricos habitaban la península sin ninguna estructura política centralizada. Los romanos establecieron ciudades como centros administrativos. Durante el dominio romano, Hispania se dividió en provincias con capitales como Corduba (Córdoba), Tarraco (Tarragona) y Emerita Augusta (Mérida), que servían como centros principales.

Mérida, Tarragona y Córdoba fueron algunas de las "capitales" romanas en la Península.
Mérida, Tarragona y Córdoba fueron algunas de las “capitales” romanas en la Península.

Con la caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo V, los visigodos establecieron su dominio sobre gran parte de Hispania. Inicialmente establecieron su capital en Tolosa, pero la trasladaron a Toledo en el año 554 d.C. Toledo siguió siendo un centro político y cultural vital durante toda la dominación visigoda debido a su estratégica ubicación central y a su proximidad a importantes rutas comerciales.

Córdoba era la principal ciudad de la España musulmana
Córdoba era la principal ciudad de la España musulmana

La conquista musulmana del 711 d.C. cambió radicalmente el panorama político. Durante este periodo, Córdoba se convirtió en la capital de Al-Andalus y alcanzó gran importancia bajo el dominio omeya. Se convirtió en uno de los principales centros culturales y eruditos de Europa, acogiendo a personalidades destacadas hasta que las luchas internas provocaron su declive a principios del siglo XI.

Burgos fue una ciudad medieval muy importante en España
Burgos fue una ciudad medieval muy importante en España

Durante la Reconquista, los reinos cristianos recuperaron progresivamente territorio del control musulmán. Los distintos reinos tuvieron capitales diferentes en función de sus necesidades y circunstancias. León fue una de las primeras capitales del Reino de León; Santiago de Compostela ganó importancia debido a su significado religioso, mientras que la expansión castellana hizo de Burgos un centro administrativo esencial en el norte de España.

Sin embargo, una noción más unificada de España surgió cuando Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón unieron sus reinos mediante el matrimonio en 1469. Esta unión no estableció de inmediato una capital única, pero significó el nacimiento propiamente dicho de España tal y como la conocemos.


Toledo como verdadera capital imperial

Los visigodos eligieron Toledo como capital por primera vez en el siglo VI, lo que demuestra su temprana importancia dentro de la Península Ibérica. Cuando el rey Leovigildo hizo de Toledo su capital en el año 576 d.C., la ciudad se convirtió en un centro político y eclesiástico de gran importancia. El establecimiento de concilios, como los famosos Concilios de Toledo, consolidó aún más su estatus.

Durante el dominio islámico, Toledo fue un importante centro urbano hasta que fue reconquistada por Alfonso VI de Castilla en 1085. Bajo el dominio cristiano, la importancia política y cultural de Toledo siguió creciendo. Se convirtió en un epicentro intelectual donde eruditos cristianos, judíos y musulmanes colaboraban en instituciones como la Escuela de Traductores.

El reinado de Carlos I (Carlos V como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico) a principios del siglo XVI marcó otro momento álgido para Toledo. Carlos I favoreció la ciudad como residencia imperial por su situación estratégica y su importancia. El Alcázar de Toledo se convirtió en una magnífica fortaleza-palacio.

Sin embargo, con la subida al trono de Felipe II en 1556, Madrid comenzó a eclipsar a Toledo cuando trasladó allí definitivamente la corte real en 1561.

A pesar de este cambio, Toledo siguió teniendo influencia política y religiosa; albergaba la catedral primada de España -una maravilla arquitectónica que refleja el esplendor gótico- y continuó siendo un lugar primordial para la erudición jurídica y teológica.


El inesperado ascenso de Madrid como capital de España

Este tramo desenterrado de las murallas de la época musulmana es uno de los pocos vestigios moriscos aún visibles en Madrid.
Este tramo desenterrado de las murallas de la época musulmana es uno de los pocos vestigios moriscos aún visibles en Madrid.

Antes de alcanzar la categoría de “Villa y Corte”, Madrid fue Magerit durante la ocupación musulmana en el siglo IX. Fue fundada inicialmente por el emir Muhammad I de Córdoba como fortaleza junto al río Manzanares, principalmente con fines militares. Su estratégica ubicación constituía un pequeño bastión defensivo contra las incursiones cristianas procedentes del norte.

A diferencia de otras ciudades españolas con legado romano, como Toledo o Sevilla, Madrid no poseía un patrimonio histórico o cultural significativo de la Antigüedad. Su importancia durante la época visigoda y musulmana fue relativamente escasa . Su principal función era militar, y su economía se basaba en modestas actividades agrícolas y en el comercio derivado de su posición a lo largo de las rutas defensivas.

Cuando Alfonso VI capturó Madrid en 1083 durante la Reconquista cristiana, comenzó una lenta transformación, pero seguía estando por detrás de ciudades más grandes e influyentes como Toledo. Los registros históricos indican que, a pesar de que el rey Alfonso VIII le concedió un fuero en 1202, Madrid siguió creciendo modestamente sin gran protagonismo en los asuntos regionales. A finales de la Edad Media, presentaba calles estrechas y sinuosas, típicas de muchas ciudades islámicas convertidas al cristianismo.

Madrid: “Villa y Corte”

Exposición sobre Madrid como "Villa y Corte" en el Museo de Historia
Exposición sobre Madrid como “Villa y Corte” en el Museo de Historia

Una transformación significativa comenzó cuando el rey Felipe II decidió trasladar su corte a Madrid en 1561. Felipe II eligió Madrid para buscar un lugar centralizado dentro de su reino que facilitara las dificultades de gobierno debido a su situación geográfica en el centro de la península. La adquisición de Madrid como “Villa y Corte” marcó su escalada desde oscura ciudad fortaleza a capital de España, poniéndola en el camino de convertirse en una de las principales ciudades de Europa.

La posición geográfica de Madrid, 75 km al norte de Toledo, aproximadamente en el centro de España, proporcionaba ventajas estratégicas para el gobierno, facilitando un control más fácil sobre el extenso imperio.

Otro factor que contribuyó fue la neutralidad política. A diferencia de otras ciudades destacadas como o Valencia, en las que existían profundas luchas regionales por el poder, Madrid ofrecía un terreno relativamente neutral. Esta neutralidad ayudó a evitar rivalidades regionales que podrían haber obstaculizado el control centralizado.

Los Habsburgo

La Plaza Mayor es uno de los monumentos más reconocibles de Madrid
La Plaza Mayor es uno de los monumentos más reconocibles de Madrid

El gran desarrollo urbanístico y los avances arquitectónicos marcan la transformación de Madrid durante la época de los Austrias. La Plaza Mayor, construida en 1617 bajo el reinado de Felipe III por el arquitecto Juan Gómez de Mora, se convirtió en el centro neurálgico de los mercados, los actos públicos y las reuniones sociales. La ciudad fue testigo del desarrollo de numerosas iglesias y conventos, como el Convento de las Descalzas Reales, reflejo de la influencia religiosa y de la creciente densidad de población.

El siglo XVII consolidó el estatus de Madrid como centro neurálgico del poder político y la vida cultural. Se amplía el Real Alcázar, de estilo renacentista y barroco, con aportaciones de arquitectos como Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera. El urbanismo también evolucionó con la construcción de avenidas más amplias para facilitar el transporte y el comercio. Estos cambios sentaron las bases de la identidad de Madrid como auténtica metrópoli.

Los Borbones

El siglo XVIII conoció expansiones bajo el dominio borbónico, especialmente durante el reinado de Carlos III. Sus proyectos urbanísticos modernizaron Madrid y reforzaron su reputación como corazón de España. Cabe destacar la construcción de importantes edificios como el Palacio del Buen Retiro (hoy sede del Museo del Prado) y mejoras sustanciales en la planificación de la ciudad.

En esta época, a pesar de las dudas iniciales, Madrid había asumido plenamente su papel no sólo como centro administrativo, sino también como centro cultural e intelectual que atraía a eruditos, artistas y estadistas.

Madrid continuó desarrollándose a lo largo de los siglos posteriores, con importantes periodos de evolución arquitectónica durante el gobierno de Carlos III a finales del siglo XVIII. Conocido como“el mejor alcalde de Madrid“, Carlos III llevó a cabo cambios radicales que mejoraron las infraestructuras de salud pública, facilitaron la limpieza de las calles e introdujeron elementos arquitectónicos neoclásicos que aún hoy son visibles.

Los siglos XIX y XX fueron testigos de una mayor evolución, ya que la industrialización trajo consigo una modernización a una escala sin precedentes. La expansión de la ciudad incluyó amplios proyectos de obras públicas como nuevas calles (como la Gran Vía), parques (por ejemplo, el Parque del Retiro), sistemas de transporte (la primera línea de Metro se inauguró en 1919) e instituciones educativas (fundación de la Universidad Complutense).


¿Qué fue de Toledo tras perder la capitalidad?

Toledo, antaño el bullicioso epicentro del imperio más poderoso de su tiempo, sufrió numerosos cambios tras perder su capitalidad en favor de Madrid en 1561. El traslado de la corte real supuso una considerable disminución de la influencia política y económica de Toledo. La ciudad pasó de ser el centro del poder a desempeñar un papel provincial.

Toledo fue la ciudad más poderosa de España
Toledo fue la ciudad más poderosa de España

A pesar de este cambio, Toledo siguió desempeñando un papel importante en la historia y la cultura de España. Siguió siendo un importante centro religioso gracias al arzobispo de Toledo, que ejercía una gran influencia dentro de la Iglesia Católica. Toledo también conservó algunas funciones administrativas y siguió siendo conocida por la producción de espadas y artículos de acero de alta calidad, una tradición que se remonta a la época romana.

El declive de la importancia política provocó cambios en la infraestructura y la demografía de la ciudad. Mientras que algunas familias nobles se marcharon a Madrid, otras permanecieron fieles a Toledo, conservando sus grandes casas y contribuyendo al patrimonio de la ciudad. En siglos posteriores, Toledo evolucionó como centro artístico y educativo, albergando instituciones clave como la Universidad de Toledo.

La transición también tuvo implicaciones económicas. Los negocios locales se enfrentaron a desafíos sin la afluencia regular de cortesanos y funcionarios, lo que provocó un cambio gradual en la base económica de Toledo, que pasó de la administración política al comercio y la agricultura. La famosa artesanía de la ciudad se convirtió en la piedra angular de su economía.

La rica mezcla de tradiciones cristianas, musulmanas y judías de Toledo siguió conformando su identidad mucho después de dejar de ser capital. Edificios arquitectónicamente notables como el Alcázar de Toledo y las obras maestras de El Greco la han convertido en un foco de estudio histórico. Toledo sigue siendo uno de los principales atractivos turísticos de Castilla-La Mancha y de España.


El breve periodo en que Valladolid fue capital de España (1601-1606)

Plaza Mayor, Valladolid
Plaza Mayor, Valladolid

Durante un breve periodo a principios del siglo XVII, la capital española se trasladó de Madrid a Valladolid. Este traslado se produjo entre 1601 y 1606, bajo el reinado de Felipe III. En la decisión influyó el duque de Lerma, Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, favorito y principal consejero del rey. El movimiento estuvo motivado por razones políticas y personales.

Durante este periodo, Valladolid experimentó numerosos cambios para adaptarse a su nueva condición de capital. Aunque históricamente había sido una ciudad importante, carecía de muchas de las características administrativas y de infraestructura necesarias para una capital. En consecuencia, hubo muchos proyectos de construcción, incluidos nuevos edificios gubernamentales y renovaciones de las estructuras existentes.

Las razones de este traslado han sido objeto de escrutinio histórico, pero una teoría predominante gira en torno a las maniobras personales y financieras de Lerma. Se señala que Lerma adquirió propiedades en Valladolid a precios relativamente bajos antes de influir en el rey para que trasladara allí la corte. Una vez que Valladolid fue declarada capital, vendió estas propiedades a precios sustancialmente más altos.

Sin embargo, la capitalidad de Valladolid duró poco. En 1606, tras sólo cinco años, el rey Felipe III decidió trasladar la capital de nuevo a Madrid. Varios factores contribuyeron a esta decisión. En primer lugar, la situación geográfica de Madrid en el centro de España la hacía más accesible y estratégicamente ventajosa. Además, los rumores sugerían que las dificultades económicas y la ineficacia administrativa de Valladolid aceleraron el regreso a Madrid.

Este breve paréntesis en el que Valladolid sustituyó a Madrid como capital sigue siendo una curiosa nota a pie de página en la historia de España.


Otras capitales españolas en los últimos tiempos

A lo largo de la historia moderna, España ha tenido varias ciudades como capital por diferentes motivos. Aunque Madrid ha sido la capital predominante desde 1606, existen notables excepciones. Durante las guerras napoleónicas, José Bonaparte declaró el palacio real de Madrid su residencia oficial. Sin embargo, debido a la guerra en curso, tuvo que trasladarse intermitentemente entre ciudades como Valladolid y Zaragoza.

La destrucción de la Guerra Civil española en Belchite
La destrucción de la Guerra Civil española en Belchite

Durante la Guerra Civil española (1936-1939), los cambiantes frentes de guerra exigieron frecuentes cambios en la capital republicana. Inicialmente con sede en Madrid, el gobierno republicano se trasladó a Valencia en noviembre de 1936 mientras las fuerzas nacionalistas asediaban Madrid. Mientras los nacionalistas continuaban sus avances, la capital se trasladó de nuevo a Barcelona en octubre de 1937. Finalmente, cuando Barcelona cayó a principios de 1939, el gobierno hizo su última resistencia en Alicante antes de su derrota.


Soy Luis Cicerone, creador de xixerone.com y viajero incansable. Mis pasiones, además de recorrer el mundo, incluyen los gatos, la comida, las series y la arquitectura.