Si bien iba a empezar este artículo directamente con información sobre el fantástico Museo del Ferrocarril de Madrid, antes tengo una confesión por hacer… soy… ferroequinólogo.
Ya está, lo he dicho.
¿Que qué es un ferroequinólogo? Me alegra que preguntes. Si bien el término no está oficialmente reconocido por la RAE ni se recoge en ningún diccionario, la ferroequinología describe a aquellas personas que sienten pasión por todas las cosas relacionadas con los trenes o las vías férreas. El término, que viene de tres palabras latinas (hierro + caballo + estudio) aglomera a grandes rasgos lo que la mayoría de gente en España entendería bajo el término “friki de los trenes”.
ferroequinología
1. f. Conjunto de conocimientos relativos a los trenes.
Como todo, la ferroequinología existe en un espectro y yo me considero bastante light. De hecho, toda mi vida me ha interesado la aviación. Memorizar rutas aéreas, códigos IATA y modelos de aeronave para poder soltar datos aleatorios en plena conversación es una personalidad y es la mía. Así que podría decir que mi fijación es con el transporte de personas y no un tipo o industria particular. Pero justo cuando estaba a punto de aventurarme en un ejercicio de autodiagnóstico psicológico y explicarlo todo a través de mi obsesión con los mapas, me he dado cuenta que me he desviado del tema.
En fin, hoy he venido a hablar del Museo del Ferrocarril de Madrid, un lugar para dar rienda suelta al friki de los trenes que muchos llevamos dentro.
El Museo del Ferrocarril de Madrid es una institución dedicada a la conservación y divulgación de la historia ferroviaria en España. Originalmente fundado en 1967 en el Palacio de Fernán Núñez en Lavapiés, fue trasladado a su ubicación actual, la terminal histórica de Madrid-Delicias, en 1984.
El Museo del Ferrocarril, que acoge una de las colecciones de trenes históricos más grandes de Europa, forma parte de la Red de Museos de España y es gestionado por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles.
Este museo madrileño cuenta la historia del transporte ferroviario en España y su impacto en la sociedad a través de las décadas. Acoge una importante colección de vehículos ferroviarios de importancia histórica, como locomotoras tipo Confederación, Pacific, o una Mikado seccionada.
Curiosamente, las locomotoras más nuevas del son un Talgo de la década de 1950 y un TER de 1965, y no tiene, por ahora, ningún tren de alta velocidad ni las míticas series 440 o Civis 100 de la red de cercanías, tan populares en los 80 y 90.
El Museo del Ferrocarril de Madrid: Una breve historia
Para ponernos en contexto, la primera línea férrea de España fue el ferrocarril de La Habana a Güines (Cuba fue hasta 1898 territorio de ultramar español). Dicho esto, la historia suele considerar el año 1848 y la apertura de la línea Barcelona-Mataró como el pistoletazo de salida de la industria ferroviaria en el país. En 1851, el tren llegaba a la capital con la inauguración de la línea de Madrid a Aranjuez. Se iniciaba así la carrera por conectar las principales ciudades de España.
Las primitivas líneas de tren no contaban con estaciones propiamente dichas, sino con simples apeaderos, en muchos casos no marcados, en los que los pasajeros subían y bajaban de los trenes. De hecho, la primera línea madrileña transitaba, en un primer momento, entre apeaderos reservados exclusivamente a las Cortes y la Familia Real, uno en los Jardines de Atocha y el otro junto a la Puerta de Damas del Palacio Real de Aranjuez.
Con el paso del tiempo, la multiplicación de las rutas y la democratización del transporte férreo se hizo necesaria la creación de infraestructuras capaces de manejar la creciente demanda. El apeadero de Atocha se convertiría en la gran Estación del Mediodía en 1892, pero pese a su importancia actual, Atocha no fue la primera estación monumental de Madrid.
La estación de Delicias: La primera gran estación de Madrid
Algo que se me había olvidado mencionar es que antes de la nacionalización del transporte férreo y la creación de la Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles (RENFE) tras la Guerra Civil, el panorama ferroviario en España estaba dominado por un mosaico de empresas privadas, cada una propietaria de sus respectivas rutas y locomotoras y encargada de construir sus vías y estaciones.
Con la puesta en marcha de la Ley de Ferrocarriles de 1855, que permitía la entrada de capital extranjero para el desarrollo del transporte ferroviario, se fundaron en Madrid las dos grandes empresas que marcarían el devenir de esta industria, la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, que conectaría la capital con Irún a través de Ávila, Valladolid, Burgos, Vitoria y San Sebastián, y la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante (MZA), que enlazaría Madrid con el Levante, Aragón y Cataluña.
A finales de la década de 1870, ambas compañías estaban en pleno crecimiento y tenían proyectadas dos grandes terminales de pasajeros en la capital, la Estación del Norte (actual Príncipe Pío) y la Estación del Mediodía (actual Atocha).
Con los polos industriales del norte y el este peninsular cubiertos quedaba aún una ruta importante por cubrir, la conexión entre Madrid y la frontera con Portugal. Y es en este momento que entra en escena la Compañía de los Caminos de Hierro de Ciudad Real a Badajoz (CBR), que, tras conectar ambas ciudades, emprendió la prolongación de la línea hasta Madrid.
En 1879 la línea quedaba inaugurada y, con ella, se inició la construcción de una tercera gran terminal ferroviaria en las afueras de la capital.
La estación de Delicias fue terminada en 1880, dos años antes que la del Norte y doce años antes que Atocha, convirtiéndose en la primera estación monumental de Madrid. Erigida en tiempo récord y siguiendo el proyecto del ingeniero francés Émile Cachelièvre, en su construcción se emplearon técnicas introducidas por la Revolución Industrial, como el uso de hierro roblonado o el preensamblaje de piezas, además de materiales clásicos como el ladrillo, el granito, la pizarra y el vidrio.
Su nave central, un espacio diáfano de 170 metros de largo, 35 de ancho y 22,5 de alto, permitía la llegada de hasta cinco trenes simultáneos. Por otra parte, los dos pabellones laterales acogían las oficinas administrativas, salas de espera y otros servicios.
Ahogada por deudas y dificultades económicas, la CRB acabaría siendo absorbida por la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante el mismo año de la inauguración de la estación de las Delicias. La MZA, que ya contaba con un amplio parque ferroviario y la (mucho más grande y mejor posicionada) estación de Atocha, cedió Delicias a la recién creada Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Cáceres y Portugal (MCP).
Para resumir, la historia de la estación de Delicias está marcada por la precariedad y la incertidumbre desde sus inicios. Fue construida por la CRB e inmediatamente absorbida por la MZA, quien la cedería a la MCP, que acabaría quebrando y pasando a propiedad del Estado bajo la Compañía Nacional de los Ferrocarriles del Oeste en 1928… ¡y todo esto antes de la Guerra Civil!
El aparente destino al fracaso de Delicias se debe, al menos en parte, a que la estación y las empesas que la emplearon de cabecera partían de una posición de desventaja. Por un lado, y a diferencia de Atocha y Príncipe Pío, Delicias se ubicaba en lo que en esa época eran las afueras de Madrid. Adicionalmente, las rutas de las otras compañías tenían como destino florecientes puertos del Cantábrico y el Mediterráneo a través de ciudades grandes del interior peninsular.
Si bien Madrid y Lisboa eran políticamente importantes, ambas estaban rezagadas en cuanto a desarrollo industrial y entre ellas no había ningún nucleo de población lo suficientemente grande para justificar la faraónica inversión que suponía una vía férrea.
Tras unos tumultuosas primeras décadas, la estación de Delicias alcanzó una fase de estabilización bajo la gestión de Renfe y, a mediados del siglo XX, era una de las estaciones más importantes de la capital. Sin embargo, con la consolidación del tráfico de larga distancia en las estaciones de Atocha y Chamartín y los nuevos planes de reordenación urbanística, la estación entró en declive. El 30 de junio de 1969 a las 22:15 partía desde Delicias el último tren expreso con destino final Badajoz.
Tras ser usada como depósito de trenes y materiales, Madrid-Delicias volvió a abrir sus puertas al público el 19 de diciembre de 1984 como sede del Museo del Ferrocarril de Madrid. A partir de entonces, el destino principal de sus trenes ha sido la historia ferroviaria en la Península Ibérica.
Museo del Ferrocarril de Madrid: Visita y colección
La amplia colección de trenes del Museo del Ferrocarril de Madrid puede apreciarse principalmente en la nave central de la estación.
La exposición de locomotoras está, a grandes rasgos, ordenada cronológicamente, con los vehículos más antiguos al frente en la vía 1 (a la derecha) y los modelos más nuevos en el andén del extremo izquierdo.
Vehículos destacados: Locomotoras de vapor
Estas son algunas de las piezas más destacables de la colección de locomotoras de vapor del Museo del Ferrocarril de Madrid:
Locomotora de vapor “Tardienta”
Año: 1862
John Jones & Son (GB)
Locomotora de vapor 030-2107 “El Alagón”
Año: 1863
Societé Autrichienne (Oullins, FR)
Locomotora de vapor 130-0201 “Pucheta”
Año: 1887
Sharp, Stewart & Co Ltd (Manchester, GB)
Locomotora de vapor RENFE 231-2006
Año: 1930
Sociedad Española de Construcciones Babcock & Wilcox (Bilbao, ES)
Vehículos destacados: Locomotoras eléctricas
Estas son algunas de las piezas más destacables de la colección de locomotoras eléctricas del Museo del Ferrocarril de Madrid:
Locomotora eléctrica Norte 6101
Año: 1924
Westinghouse y Baldwin (US)
Locomotora eléctrica 7420
Año: 1944
Secheron y Devis (CH / ES)
Locomotora eléctrica 7507
Año: 1944
Secheron y Devis (CH / ES)
Vehículos destacados: Locomotoras y automotores diésel
Estas son algunas de las piezas más destacables de la colección de locomotoras de diésel del Museo del Ferrocarril de Madrid:
Talgo II
Año: 1950
Talgo (ES / US)
Tren automotor diesel FIAT “TAF”
Año: 1952
Fiat (IT)
Tren automotor diésel TER
Año: 1965
CAF & Fiat (ES / IT)
Otras piezas destacables del Museo del Ferrocarril
El Museo del Ferrocarril de Madrid es mucho más que locomotoras. Su colección central también acoge vagones remolcados y vehículos de servicio, estos son algunos de los más interesantes:
Coche 3ª clase C-16
Año: 1891
The Ashbury Railway Carriage & Iron Co. Ltd (GB)
Coche-salón ZZ-307
Año: 1946
Renfe, Madrid (ES)
Coche-restaurante R12-12954
Año: 1926
Leeds Forge Carriage Works & Company (GB)
Sala de relojes
La gestión de un parque ferroviario requiere de mucho más que locomotoras, vías y estaciones. La popularización del transporte ferroviario y su necesidad de exactitud fueron fundamentales en la estandarización de la medición del tiempo y el establecimiento de los husos horarios. El Museo cuenta con una interesante colección de relojes, y artefactos relacionados con la medición del tiempo.
Sala de miniaturas
La sala de miniaturas del Museo del Ferrocarril es probablemente el espacio favorito si viajas con niños. En esta sección del museo encontrarás varias maquetas funcionales con trenes a escala.
Sala de infraestructura
La sala de infraestructura del MFM cuenta con una exposición interactiva sobre el desarrollo de la red ferroviaria en España desde el punto de vista de la ingeniería pasada, presente y futura.
Otras áreas y exposiciones del MFM
El Museo del Ferrocarril es un espacio vivo. Su oferta cultural también incluye exposiciones temporales sobre arte, historia y ciencia con el transporte ferroviario como denominador común.
Algunas de las exposiciones que han tenido lugar en el Museo del Ferrocarril de Madrid incluyen:
- 170 años de Ferrocarril en Madrid
- Madrid-Delicias: 140 años de una estación
- A vista de mapa
- Orígenes y destino: Acuarelas de Manuel Alcedo
- Refugio: La humanidad en tránsito
- Talgo: 75 años de espíritu innovador
Para estar siempre al corriente de lo que sucede en el Museo del Ferrocarril, visita el apartado de exposiciones temporales en su página web.
El tren de la Fresa
La estación de Delicias es el origen y destino del famoso Tren de la Fresa, un recorrido turístico en un tren histórico entre las ciudades de Madrid y Aranjuez que permite conocer de primera mano cómo eran los viajes a principios del siglo XX.
La actividad cuenta con 3 itinerarios distintos dependiendo de la temporada. En su página web encontrarás toda información.
Museo del Ferrocarril: Planifica tu visita
El futuro de la estación de Delicias
Tras casi cuarenta años como sede del Museo del Ferrocarril de Madrid, la estación de Delicias está en camino de recuperar su esplendor original. El proyecto, que será acometido por los arquitectos navarros de GVG Estudio, se re alizará en varias fases e incluirá la rehabilitación de las cubiertas, la nave central y las fachadas, así como una transformación de la altura del vestíbulo.
Aquí puedes leer más información sobre el proyecto de rehabilitación de la estación de Delicias.
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