Qué ver y qué hacer en Gante: 15 atractivos imperdibles

La revista Lonely Planet de septiembre del 2009 bautizó a Gante como “el secreto mejor guardado de Europa” y, aunque desde entonces el número de visitantes a esta ciudad belga se ha duplicado, sigue siendo un destino que se puede recorrer con tranquilidad, sobre todo si se le compara con otros destinos de Flandes como Brujas, que está abarrotada de turistas durante todo el año.

 Y es que los muchos atractivos de esta ciudad flamenca hacen que una pequeña parte de mí no quiera contarle a nadie por qué merece la pena visitar Gante, para volver cada vez que me sea posible y encontrarla tan similar como sea posible… pero no sería justo.

Gante aúna un poco del encanto medieval de Brujas con el factor cool que tienen otras urbes europeas como Berlín o Bruselas y un vibrante movimiento cultural. En Gante, puedes pasarte el día visitando museos e iglesias antiguas o haciendo una cata de cerveza y chocolate o paseando en bicicleta a través de sus escénicos canales.

En este artículo te contaremos que ver y que hacer en Gante, para que aproveches al máximo tu estancia en la ciudad sin importar de cuánto tiempo dispongas. Además de los monumentos y atracciones, también incluiremos algunos consejos y lugares menos conocidos que tal vez no encontrarás en las guías de viaje tradicionales.

1. Maravillarse con la Adoración del Cordero Místico

Una de las atracciones más visitadas de Gante es la Adoración del Cordero Místico, una pintura de estilo Gótico del siglo XV que se puede visitar en la Catedral de San Bavón.

También conocido como Altar de Gante, este políptico de doce tablas al óleo simboliza el sacrificio de Cristo, representado por el cordero, para otorgar la salvación a sus seguidores y, aunque no está del todo claro dónde termina el trabajo de uno y comienza el del otro, esta obra de arte flamenco fue iniciada por Hubert van Eyck en 1420 y terminada por su hermano Jan van Eyck en 1432 tras la muerte del primero.

¿Pero qué hace que el Cordero Místico sea tan especial? Por un lado, representa la transición del arte medieval tradicional a una reproducción más exacta de la naturaleza y la humanidad, una característica que se convertiría en el sello del Renacimiento. No por nada el Altar de Gante es catalogado como una obra maestra del arte Europeo y se le conoce como la primera gran pintura al óleo.

Sin embargo, para muchos lo más interesante del políptico de Gante es su complicada historia. A lo largo de los años desde que se completó, varios retablos del Cordero Místico han sido robados, como, por ejemplo, en 1800, cuando tropas de Napoléon se hicieron con el cuadro tras la guerra, expusieron sus paneles centrales en el Louvre y vendieron el resto a coleccionistas.

Más de un siglo más tarde, Hitler también fijó su mira en el Altar de Gante, pues creía que escondía un mapa que lo llevaría a los Arma Christi o los instrumentos de la Pasión de Cristo, que incluían al Santo Grial y que, confiaba, le otorgarían poderes sobrehumanos. Durante la Segunda Guerra Mundial, soldados nazis robaron el Cordero Místico y lo escondieron en la mina de Altaussee, una mina de sal que funcionó como almacén de las obras expoliadas por el ejército alemán en toda Europa.

Al finalizar la II Guerra Mundial, los Monuments Men, que inspiraron la película del mismo nombre y eran un grupo de soldados que se especializaba en recuperar arte robado, lograron rescatar la obra.

Hoy en día, uno de los paneles inferiores del Cordero Místico sigue desaparecido desde la última vez que fue visto en 1934, por lo que tiene otro récord bajo su nombre: el de la obra de arte más robada en la historia.

Sea cual sea el motivo, lo cierto es que la Adoración del Cordero Místico es una de esas cosas que no puedes dejar de ver en Gante. Además, la Catedral de San Bavón ha hecho uso de la tecnología de una forma no muy usual en las iglesias, permitiéndote viajar a través del tiempo en un recorrido de Realidad Aumentada (RA) donde conocerás toda la historia del políptico y hasta entrarás en el taller de los Van Eyck.

2. Recorrer la Catedral de San Bavón

La Catedral de San Bavón es una atracción por sí sola, más alla del famoso Cordero Místico.

Esta iglesia fue construida a mediados del siglo XII en un estilo románico que todavía se puede apreciar en detalles como su cripta con murales. Sin embargo, gracias al poder y la riqueza de Gante en la Edad Media, la catedral fue reformada entre los siglos XVI y XVII para darle el aspecto gótico que tiene hoy en día.

La Catedral de San Bavón resguarda otras obras de arte, además del políptico de los hermanos van Eyck. Aquí podrás ver “La resurrección de Lázaro,” una pintura de Otto van Veen de 1608, además de “San Bavón entra en el convento de Gante” de Pedro Pablo Rubens, uno de los artistas más destacados de Flandes, quien, en su momento, fue alumno de van Veen.

Esta impresionante iglesia está abierta durante todo el año, excepto el primero de enero, y se encuentra en pleno corazón de Gante.

3. Subir al Campanario de Gante

Si quieres tener las mejores vistas de Gante, una buena idea es subir al campanario, declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2005.

El campanario, también llamado Belfort o Belfry, es, con 91 metros, el más alto de Bélgica y se encuentra en el centro de Gante. Desde su mirador, podrás ver la Catedral de San Bavón y la iglesia de San Nicolás.

La construcción de esta torre, la más famosa de las tres torres medievales de Gante y todo un símbolo de la ciudad, se inició en 1313 con varias finalidades.

El campanario resguardaba los privilegios municipales de Gante dentro de un cofre en una habitación secreta.

De hecho, la escultura del dragón escupiendo fuego que corona la torre se instaló como símbolo de protección de esos privilegios.

Otro de los usos del campanario fue el de torre de observación, reemplazando a la torre de la iglesia de la San Nicolás en 1442. Desde aquí, se podía alertar a los demás ciudadanos de distintos peligros como incendios, por ejemplo, tocando las campanas.

¿La mejor parte? Si, como yo, no te consideras una persona atlética, puedes subir en ascensor, disfrutar de las vistas y hacer buenas fotos sin mucho esfuerzo. Eso sí, ten en cuenta que solo se puede llegar a las últimas dos plantas del campanario por las escaleras.

4. Hacer una ruta de arte urbano

Una de las cosas que más me sorprendió de Gante es la cantidad de graffiti y murales que adornan sus calles y, sobre todo, la calidad del arte urbano que cubre muchos de sus espacios.

Mientras que en muchos lugares del mundo se sigue asociando al street art con vandalismo y no con una forma de expresión cargada de mensajes políticos, en Gante incluso se ha creado una “calle del graffiti” (Graffitistraatje) donde cualquiera, sin importar que tenga experiencia o no, puede coger una lata de spray, y dejar su marca. Sí, hasta yo.

Durante tu paseo por esta calle, que, por cierto, se encuentra muy cerca del centro de Gante, puede que veas a algunos de los artistas del graffiti más importantes de Bélgica y Europa trabajando en un mural, ya que los espacios grandes se suelen reservar para ellos. Los visitantes, por otro lado, podemos usar rincón para dar rienda suelta a nuestra imaginación, siempre teniendo en cuenta la naturaleza cambiante de esta zona de la ciudad y que nuestras obran serán, por lo tanto, bastante efímeras.

Pero el arte urbano de la ciudad no solo se concentra en la calle del graffiti, verás murales preciosos por todo el centro y otras zonas, por lo que es recomendable reservar un tour de street art en Gante, ya sea en bicicleta o a pie.

Además de Graffitistraatje, los tours de arte urbano de Gante incluyen un paseo por toda la ciudad y el puerto para apreciar sus murales más famosos.

Un consejo: si decides hacer el recorrido en bici, no intentes aprender el día previo al tour, como yo.

Aunque Gante es una ciudad súper amigable y muy bien señalizada para ciclistas, le ahorrarás tiempo (y sustos) al guía si, de verdad, sabes usar una bicicleta o si te limitas a pagar una ruta a pie.

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5. Pasear por los canales

Como ya te he comentado antes, Gante tiene unos canales preciosos que nada tienen que envidiarle a los de Ámsterdam, aunque no tengan la fama de los de Brujas.

La ubicación de Gante, en la unión del río Escalda y el río Lys, hace que la ciudad tengo unos canales muy escénicos a los que no te vas a cansar de fotografiar, te lo digo por experiencia propia.

Los canales de Gante se ubican en el centro de la ciudad, por lo que, te alojes en la zona o no, los verás más de una vez durante tu estancia. Además, aquí encontrarás hoteles de distintas categorias, bares de cerveza belga con terraza y restaurantes de todo tipo, entre los que no pueden faltar varios especializados en mejillones.

Por si fuera poco, también es posible recorrer los canales ganteses en barco, bordeando iconos de la ciudad como el Castillo de los Condes de Flandes (Gravensteen).

Durante este paseo también es posible parar en los dos antiguos muelles de Gante: el Korenlei (muelle de los graneros) y el Graslei (muelle de los herboristas), los que, en su momento, estuvieron entre los más importantes de Europa.

Y si te parece que aún no te he dado suficientes motivos para acercarte a los canales de Gante, las espectaculares vistas del atardecer desde aquí seguro que te convencen.

6. Visitar el castillo Gravensteen

Aunque ya lo he mencionado antes como una de las atracciones que podrás ver desde los canales, el Gravensteen o Castillo de los Condes de Gante es incluso más impresionante por dentro.

Este fortaleza medieval de 1180 fue la residencia oficial de los condes de Gante hasta 1353. Desde entonces, el Gravensteen ha hecho, sin ningún orden particular, de: prisión, corte, fábrica de algodón/textiles y casa de la moneda.

Posteriormente, entre entre 1893 y 1903, el Gravensteen fue restaurado y convertido en un museo que sigue abierto al público en la actualidad.

Una visita al castillo, en el que se pueden recorrer los establos, la muralla, la portería y la torre del homenaje, hará que te sea más fácil imaginar como era el panorama político, social e histórico de Gante durante el medievo.

Además, también puedes optar por un tour con toques de comedia, si estás cansado de los recorridos culturales tradicionales.

7. Acercarse a la Iglesia de San Nicolás

La Iglesia de San Nicolás tiene una de las fachadas más bonitas de Gante y se encuentra cerca tanto de la Catedral de San Bavón como del campanario.

Se trata de uno de los edificios de estilo gótico más representativos de la ciudad y cuenta con una torre central de observación, completando las tres torres por las que Gante es conocida.

Aunque el interior no es tan impactante como el de la Catedral de San Bavón, el exterior de la Iglesia de San Nicolás es algo que no puedes dejar de ver durante tu estancia, sobre todo porque, por su céntrica ubicación, vas a pasar por aquí de todas formas.

8. Pasar un rato en el Vrijdagmarkt (Mercado de los viernes)

El Vrijdagmarkt es un emblema de Gante que no puede faltar en ninguna guía de viajes de la ciudad y esta no va a ser la excepción.

El símbolo del Vrijdagmarkt es una estatua de Jacob van Artevelde, líder político que logró que Gante y el resto de Flandes se aliara con Inglaterra durante la Guerra de los Cien Años, buscando proteger la ciudad de los ataques de los ingleses y rompiendo el acuerdo que el conde de Gante había hecho con Francia.

Ubicado en pleno centro, el Vrijdagmarkt (que se traduce a “mercado de los viernes“) no solo es la plaza más grande de la ciudad sino también la más antigua. De hecho, el mercadillo de Gante se hace aquí desde 1199 y, como podrás imaginar, tiene lugar todos los viernes por la mañana.

¿No pasarás ningún viernes en Gante? No te preocupes, esta zona es muy encantadora y animada durante toda la semana. En los alrededores del Vrijdagmarkt encontrarás un montón de bares, restaurantes y alojamientos.

9. Ver el ayuntamiento de Gante

Si te gusta la arquitectura, te va a parecer interesante el ayuntamiento de Gante, un edificio que resalta por tener dos fachadas muy distintas entre sí.

En uno de sus lados, el que da al Botermarkt, se puede apreciar un estilo renacentista, mientras que, en la parte del ayuntamiento que da al Hoogpoort, te toparás con una arquitectura gótica tardía.

Además de su importancia a nivel administrativo, esta imponente edificación también destaca por sus contribuciones artísticas y culturales.

10. Degustar chocolate belga

El chocolate belga es conocido como uno de los mejores del mundo y, por supuesto, en Gante también podrás probar muchas de sus variedades.

Bien sea que prefieras el negro, blanco, con leche, con frutas o nueces, por nombrar tan solo algunos, en la ciudad encontrarás chocolaterías que ofrecen tours para familiarizarte con todo el proceso desde la extracción del cacao hasta la creación de las tabletas y bombones. Además, la mejor parte es que al final del recorrido podrás probar diferentes tipos de chocolate.

Si no cuentas con suficiente tiempo para un tour, el centro de Gante cuenta con muchas tiendas especializadas en chocolate donde es posible pedir muestras antes de hacer una compra.

Créeme, la decisión más difícil será qué chocolate NO llevarte a casa.

11. Conocer una fábrica de cerveza

Si no eres fan del chocolate pero no quieres dejar de probar una de las mejores exportaciones de Bélgica, te recomiendo reservar un tour por una cervecería de cerveza en Gante.

Este tipo de recorrido te permitirá adentrarte en el interesante mundo de la cerveza, su proceso de fabricación, historia y variedades según su fermentación, entre otros factores.

Aprenderás a diferenciar una IPA de una lager o una Pale Ale, por ejemplo, y, al igual que en los tours de chocolate, podrás catar varios tipos de cerveza al finalizar.

Este tour es recomendado para mayores de edad que viajan solos, grupos de amigos o parejas y, aunque es ideal para refrescarse durante el verano, lo cierto es que la cerveza belga viene bien durante todo el año.

12. Dar una vuelta por Patershol

Patershol es un es un encantador barrio ubicado cerca del Gravensteen.

También conocido como el “barrio de los tejedores,” el oficio de la mayoría de los habitantes de esta zona de la ciudad en el siglo XVII, Patershol ha pasado de ser una zona humilde a uno de los rincones más de moda en Gante.

Patershol combina arquitectura medieval, callejuelas estrechas y suelos adoquinados con cafés acogedores, restaurantes, bares y boutiques de diseñadores belgas. Por lo tanto, este es también uno de los mejores barrios donde alojarse en Gante.

13. Sumergirte en la historia de Gante en el MIAT

El MIAT, o museo de la industria, el trabajo y los textiles de Gante cuenta con una exposición en la que podrás descubrir la historia de las mayores industrias de la ciudad.

Los textiles han formado parte del tejido industrial (si se me perdona el juego de palabras) de Gante desde la Edad Media y en la colección de este museo podrás conocer cómo se fabricaban los textiles desde el cultivo y cómo esta tradición ha evolucionado con los años.

La colección del MIAT sobrepasa los 30.000 objetos, incluyendo maquinaría que sigue en funcionamiento desde la apertura del museo en 1977.

La sede del Museo de la industria, el trabajo y los textiles se encuentra en un antiguo molino de algodón, al noreste del centro de Gante.

14. Visitar el Museo de Bellas Artes de Gante

El Museo de Bellas Artes de Gante o Museum voor Schone Kunsten (MSK) tiene más de 200 años de historia, lo que lo convierte en el museo más antiguo de Bélgica.

Se trata del museo más importante de Gante, con obras que van desde el siglo XV al siglo XX, de artistas como Auguste Rodin y René Magritte, esculturas y salas que abarcan distintas temáticas.

Por lo tanto, el MSK es una parada obligada para los interesados en el arte.

Este museo se encuentra dentro del Citadelpark, al suroeste del centro de Gante.

15. Asistir a las fiestas de Gante

Si estás pensando visitar Gante durante el verano, una buena idea sería planear tu viaje para que coincida con las fiestas de la ciudad, un evento anual que es completamente gratuito.

Durante estas fiestas, Gante se llena de música al aire libre, festivales de marionetas, exposiciones, desfiles y teatro callejero por distintos puntos de la ciudad.

Este evento, denominado Patrimonio Cultural Inmaterial de Flandes, atrae a miles de turistas al año, por lo que te recomienda reservar hotel con anticipación para no quedarte sin alojamiento y encontrar mejores costes.

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