Torres musulmanas, iglesias góticas, rascacielos medievales y casas colgadas, estas son solo algunas de las cosas que ver en Cuenca. En lo alto de un escarpado acantilado a medio camino entre Madrid y Valencia, la ciudad antigua de Cuenca es un lugar fascinante para visitar. La mayoría de la gente viene para una excursión de un día desde Madrid, lo cual nos parece bien, pero hoy te contaremos que hay muchas más cosas que hacer en esta ciudad castellana de las que caben en un día. De hecho, lo recomendable es pasar, como mínimo, 2 días en Cuenca.
Qué ver en Cuenca en 2 días
La ciudad alta de Cuenca es un lugar mágico. Sus murallas, casas antiguas y sus calles empedradas dan cuenta de la importancia de esta ciudad en época medieval. Gira en cualquier dirección y encontrarás pequeños miradores con dramáticas vistas de las escarpadas hoces de los ríos que la rodean. La mayoría de los habitantes viven actualmente en la parte nueva, lo que ayuda a que el centro histórico mantenga esa sensación de viaje en el tiempo.
Los musulmanes fundaron Qunka en el siglo VIII sobre un cerro rocoso rodeado por las hoces del río Júcar al norte y su afluente el Huécar al sur. El relieve del asentamiento, combinado con un excelente sistema de fortificaciones la convertía en una plaza inexpugnable. Tras unos 400 años de dominio islámico, la ciudad fue conquistada por Alfonso VII en el siglo XII. Hoy, podemos ver restos de su rico legado histórico medieval en su casco antiguo y la ciudad entró en la lista de lugares Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en los años 90 bajo el título “Ciudad histórica fortificada de Cuenca”.
Nuestro guía nos decía que él no se movía de su ciudad, ni siquiera cuando tenía vacaciones. Que sí necesitaba ir al campo, solo tenía que caminar o coger el coche unos kilómetros y que para ir a la playa le bastaba con las pozas y piscinas naturales de la provincia. Después de pasar dos días en Cuenca, ,incluso yo, que soy urbanita declarado y viajero incorregible, empecé a entender su posición, especialmente después de visitar los cercanos parajes naturales de Ventano del Diablo y la Ciudad Encantada.
En este artículo exploraremos qué hacer en Cuenca en dos días, hablaremos de atracciones, tours recomendados de la ciudad y excursiones de un día, mencionaremos también restaurantes y hoteles y te daremos consejos para un viaje perfecto a esta ciudad de Castilla.
Antes de empezar
Aunque la mayoría de cosas de las que vamos a hablar en este itinerario de fin de semana en Cuenca se pueden reservar una vez estés en la ciudad, te recomendamos que vayas con los básicos cubiertos.
Transporte
Como no podía ser de otra manera, para visitar Cuenca, lo primero que tienes que hacer es llegar a ella. La buena noticia es que, gracias a su posición geográfica a medio camino entre Madrid y Valencia, esta ciudad castellana cuenta con excelentes conexiones de carretera y tren (incluyendo servicios de alta velocidad) desde ambas capitales.
Al tratarse de una ciudad pequeña, una vez allí no necesitarás el coche para moverte y, de hecho, el centro histórico está repleto de estrechas callejuelas y escaleras que convierten conducir en una pesadilla. Dicho esto, contar con vehículo propio o de alquiler facilita explorar los rincones de la provincia a los que no llega el transporte público.
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Ten en cuenta que Cuenca es una ciudad con un desnivel impresionante y que para recorrerla hay que subir (y bajar) muchas cuestas. Recuerda llevar calzado cómodo, chubasquero, protector solar (especialmente en verano) y agua.
Alojamiento
No cabe duda que la mejor zona donde dormir para un viaje de fin de semana a Cuenca es la Ciudad Alta. Alojarte en el recinto amurallado te va a facilitar la visita ya que podrás ir caminando con facilidad a todos los rincones de la ciudad amurallada. En nuestra visita más reciente nos alojamos en el Hotel Leonor de Aquitania, un establecimiento muy cómodo y con vistas espectaculares de la hoz del Huécar.
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Tours y actividades
Para una visita de dos días a Cuenca hay que organizar bien el tiempo. La primera vez que estuvimos en la ciudad lo hicimos por libre y esta vez hemos hecho tours guiados y se nota la diferencia. Para ver la Ciudad Vieja, contratamos el tour “Cuenca: tour por el casco antiguo medieval y la catedral” y valió muchísimo la pena.
Para explorar la Ciudad Encantada también es recomendable contratar una excursión que incluya el transporte. Nosotros hicimos el Excursión a la Ciudad Encantada de Mirando pa’ Cuenca y no podríamos estar más contentos.
Itinerario Cuenca en dos días: Día 1
Dos días son perfectos para visitar Cuenca. La ciudad cuenta con suficientes cosas que hacer y mantenerte ocupado y entretenido. Según nuestra experiencia, así te sugerimos pasar las primeras 24 horas en Cuenca.
Temprano por la mañana: Desayuno y paseo por libre del casco antiguo de Cuenca
El mejor plan de ataque para un día cargado de caminatas, cuestas y escaleras es desayunar como reyes. La mayoría de los alojamientos en Cuenca ofrecen servicio de desayuno bufé o continental. Si te estás alojando en un lugar que no lo incluye, entonces te recomendamos el Restaurante Mangana, que está ubicado en el centro histórico y ofrece opciones dulces y saladas.
Con un buen desayuno en el cuerpo, el lugar más adecuado para empezar una visita a Cuenca son las ruinas de su castillo, el lugar que daría origen a la ciudad.
Ubicado en la parte más alta de la ciudad vieja, al final de la calle Trabuco, que a su vez es una continuación de las calles San Pedro y Alfonso VII y completa la espina dorsal del centro histórico, el castillo de Cuenca fue antigua fortaleza árabe y es una de las estructuras más antiguas de la ciudad. Actualmente solo quedan en pie una torre, dos sillares de piedra, el arco que da acceso casco antiguo y un fragmento de las murallas. El castillo fue sede de la Santa Inquisición a partir de 1583, y fue destruido durante el siglo XIX por soldados franceses durante la Guerra de la Independencia española.
Unas escaleras (del lado derecho si lo miras desde el interior de la muralla) dan acceso a la parte superior del castillo. Desde aquí se pueden apreciar espectaculares vistas de la ciudad y la hoz del Huécar.
Bajando desde el Castillo en dirección a la Plaza Mayor caemos en la plaza del Trabuco, donde se encuentra la iglesia de San Pedro. De origen románico, fue reconstruida durante el siglo XVIII y desde entonces tiene una fachada barroca. Tiene forma octogonal en el exterior pero circular en el interior.
Un poco más abajo, en la misma calle (que ahora cambia de nombre a San Pedro) se encuentra una de las curiosidades de Cuenca, las ruinas de la iglesia de San Pantaleón. Conocida originalmente como San Juan del Hospital, esta pequeña iglesia fue construida en el siglo XIII y parcialmente derribada en el en el siglo XVI. Hoy solo se encuentran en pie el arco ojival de su fachada principal y unas cuantas pilastras y muros. En su interior, a la intemperie, se emplazó una estatua del poeta conquense Federico Muelas.
Ya desde este punto se puede empezar a ver la gran plaza Mayor y, a la izquierda la catedral de Cuenca. Guarda unos minutos para apreciar el exterior de la catedral. No te preocupes, este itinerario de fin de semana en Cuenca contempla también una visita a su interior más tarde.
Construida entre 1196 y completada en gran parte en 1257, la catedral de Cuenca está considerada el primer gran templo eminentemente gótico de España, más antiguo que las catedrales de Ávila o Burgos y tres siglos por delante de la catedral de Segovia.
Gracias a la bonanza económica de Cuenca la medieval y al poder sin control de la iglesia católica local, la catedral empezó a sufrir renovaciones y alteraciones casi de inmediato. En el siglo XV se reconstruyó la cabecera gótica, el exterior fue renovado de nuevo en el siglo XVI, en el siglo XVII se construyó la capilla del sagrario y se reformaron la fachada y las torres y, finalmente, la fachada fue parcialmente reconstruida en estilo neogótico a principios del siglo XX para reparar los daños causados por el derrumbe del campanario en 1902.
Frente a la catedral, la plaza Mayor de Cuenca ofrece una de las caras más coloridas de la ciudad. De forma irregular y salpicada de bares, terrazas y restaurantes, esta plaza acoge, además de la catedral, otros edificios emblemáticos de la ciudad como el convento de las Petras y la Casa Consistorial.
Construido en el siglo XVIII, el edificio del Ayuntamiento es uno de los más representativos del barroco de Cuenca y destaca por su arcada que permite el paso de la calle principal a la plaza.
A media mañana: Tour guiado por la ciudad y la catedral
Junto a la fachada posterior del ayuntamiento se encuentra la Oficina de Turismo de Cuenca. Desde aquí parten los tours guiados de la ciudad, el punto de encuentro de la actividad son los arcos de la Casa Consistorial.
El tour empieza en la plaza de la Merced, epicentro de la Cuenca barroca y donde se encuentran edificios destacables como el Seminario Mayor, el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha y el convento de la Merced.
Seguimos por la calle de Santa María en dirección al hoy desaparecido alcázar de Cuenca, el palacio donde vivían los gobernantes de la ciudad en época islámica. Allí nos detenemos y el guía nos explica a fondo la tumultuosa historia de la Cuenca medieval, su edad de oro tras la Reconquista y su posterior declive durante la Edad Moderna.
Más adelante nos topamos con la Torre de Mangana, una antigua torre del reloj y atalaya parte del sistema defensivo de la ciudad amurallada. Construida en el siglo XVI, la torre sufrió múltiples alteraciones a lo largo de los siglos. Sin embargo, el guía lo dejó claro, cualquier parecido con las torres florentinas es pura casualidad. Hoy, esta torre es uno de los símbolos de Cuenca.
Seguimos hacia el Mirador de Mangana, desde donde se pueden apreciar vistas espectaculares de la hoz del río Júcar y sus aguas de tonos turquesa y verde, la torre y la Ciudad Baja.
Bajando las escaleras que conducen a la plaza del Carmen se encuentra uno de los últimos fragmentos de la muralla cristiana de Cuenca que siguen en pie.
Giramos hacia el este por la calle de Alfonso VIII y bajamos hacia la Calle de Santa Catalina para caer al Mirador de los Rascacielos. Con un nombre que no necesita explicación, desde aquí tenemos la primera toma de contacto con otro de los iconos de Cuenca, el complejo de “rascacielos” medievales de San Martín, a los que llegaremos más adelante. Antes, pasaremos por la puerta del Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha. Ubicado en la antigua iglesia de la Santa Cruz, este museo acoge la Colección Roberto Polo de arte moderno.
Unos metros más adelante se encuentran los rascacielos de San Martín, una serie de edificios de entre 8 y 12 niveles que datan de los siglos XV y XVI y son considerados una de las obras de ingeniería más destacables de la Cuenca medieval. Excavados en la roca de un barranco, cada uno de estos rascacielos consta en realidad de dos edificios originalmente independientes que se conectaron con el crecimiento poblacional de la ciudad.
En la parte alta, que da a la calle Alfonso VIII, las fincas se expandieron hacia atrás y posteriormente hacia abajo por la ladera rocosa. Por el contrario, los edificios de tres plantas de la calle de Santa Catalina, en la parte baja, fueron creciendo hacia arriba. Con el paso de las décadas, las dos estructuras acababan conectándose para formar un único edificio.
De esta manera, el número 12 de Santa Catalina y el 37 de Alfonso VIII son a simple vista una única finca con dos direcciones dependiendo del piso al que te dirijas y en la que los bajos del 37 son en realidad la quinta planta del 12.
Según contaba Pío Baroja en su novela Los recursos de la astucia:
“Cuenca tenía a principios del siglo XIX pocas calles y éstas estrechas y en cuesta. Quintando la principal, que, con distintos nombres, baja desde la plaza del Trabuco hasta el puente de la Trinidad, las demás calles del pueblo viejo no pasaban de ser callejones.
Las cuestas y desniveles de la ciudad hacían que la planta baja de una casa fuera en una calle paralela a un piso alto; así se decía que Cuenca era el pueblo en donde los burros se asomaban a los cuartos y quintos pisos, y era verdad”.
Continuamos la caminata hacia las famosas Casas Colgadas de Cuenca, pasando antes por la plaza Ciudad de Ronda, que ofrece un último vistazo de los rascacielos.
En este lugar, justo debajo las Casas Colgadas, el guía nos explica la historia de estas construcciones que se convirtieron en el principal símbolo de Cuenca.
Si bien el origen de las casas es un misterio, hay constancia de su existencia ya en el siglo XV. Se denominan casas colgadas porque parte de su estructura está en voladizo, sobresaliendo en la cornisa rocosa de la hoz del río Huécar. Antiguamente, las casas de este tipo abundaban en el límite oriental de la ciudad vieja. Hoy, sin embargo, solo quedan las tres que acogen el Museo de Arte Abstracto Español.
En la década de 1960, el artista y empresario Fernando Zobel comenzó a buscar un lugar adecuado para abrir el primer museo de arte abstracto de España, y su amigo, el artista Gustavo Torner, sugirió las Casas Colgadas.
El Museo de Arte Abstracto Español abrió sus puertas el 1 de julio de 1966, con una docena de esculturas y un centenar de pinturas de la colección privada de Zoebel.
Siguiendo por la calle de los Canónigos paramos para apreciar vistas de la hoz del Huécar, el puente de San Pablo y el antiguo convento de San Pablo (actual Parador de turismo).
En este punto el guía nos cuenta la curiosa historia del puente de hierro, cuyo predecesor, de piedra y del siglo XVI, tuvo que ser dinamitado en 1895 al derrumbarse uno de sus arcos. La nueva estructura, inaugurada en 1903, se apoya en los sillares del puente anterior.
Emprendemos el camino hacia la parada final del itinerario por el casco histórico de Cuenca, la Catedral de Santa María y San Julián, de camino veremos la estatua ecuestre de Afonso VIII en una bonita plaza de la calle del Clavel.
Regresamos a la plaza Mayor para ver el interior de una de las joyas de Cuenca: el interior de su catedral. A diferencia de su fachada, que fue reconstruida en estilo neogótico a principios del siglo XX, el interior de la catedral conserva casi intactas sus características góticas originales.
Uno de los espacios más emblemáticos de la catedral de Cuenca lo encontramos en la cantoría o coro, una sección dedicada a la música sacra que cuenta con los órganos barrocos más antiguos de España. Fabricados en 1770 por Julián de la Orden y restaurados recientemente, estos órganos cobran especial protagonismo durante la Semana de Música Religiosa de Cuenca.
El tour guiado por el interior de la catedral nos lleva por las diferentes estancias y capillas del recinto, incluyendo la Sala Capitular, la Sacristía y la impresionante capilla Honda, cuyo techo de estilo mudéjar te dejará la boca abierta.
Además de sus salas adjuntas, la catedral de Cuenca es conocida por sus numerosas capillas, sepulcros y nichos adyacentes a su nave principal. Entre ellas destacan la de San Julián, que guarda las reliquias del santo, y las de los Albornoz y la Asunción, esta última con hermosas esculturas modernistas del valenciano Mariano Benlliure.
Continuamos por al Arco de Jamete, una obra maestra del Renacimiento español realizada por Francisco de Luna y Esteban Jamete que da acceso al claustro de la catedral. En este punto finaliza la visita guiada de la Ciudad Alta y la catedral de Cuenca.
Antes de marcharnos visitamos la terraza a la que se accede a través del claustro para apreciar las vistas de la hoz del Huécar y subimos al triforio, al que se accede por unas escaleras de caracol junto a la puerta de salida de la catedral.
Mediodía: Comida en el restaurante Tempo Grill & Bar
Aunque parezca mentira, la visita guiada que hemos descrito arriba solo tiene una duración de un par de horas. Pero con tanta caminata, llegado el mediodía seguramente tendrás mucha hambre.
Como comentábamos más arriba, nos alojamos en el Hotel Leonor de Aquitania, que cuenta con un excelente restaurante, el Tempo Bar & Grill (C. San Pedro, 58).
Como no podría ser de otra forma, queríamos degustar la comida local. Esta fue nuestra selección:
- Degustación de platos típicos conquenses (pisto manchego, ajo arriero y morteruelo)
- Tabla de quesos manchegos con membrillo y kiwi
- Pizarra de jamón ibérico de Montanera
- Pimientos del piquillo en tempura rellenos de bacalao
- Vino blanco D.O. La Mancha
Tanto la comida como el servicio estuvieron excelentes, y al ser el restaurante del hotel, pudimos descansar un poco antes de continuar nuestra ruta por Cuenca.
Por la tarde: Visitar el Museo de Arte Abstracto Español y el Parador de Cuenca
Después de un merecido pero corto descanso en el hotel desandamos algo de lo andado para volver a las Casas Colgadas y visitar el interior del Museo de Arte Abstracto Español (C. Canónigos s/n).
Inaugurado en 1966, y gestionado por la Fundación Juan March, el Museo de Arte Abstracto Español es el primer museo de arte contemporáneo de España.
El museo, completamente integrado dentro del espectacular escenario que son las Casas Colgadas de Cuenca, acoge una interesantísima colección de obras pictóricas y escultóricas de maestros del arte abstracto español como Rafael Canogar, Eduardo Chillida, Luis Feito, José Guerrero, Lucio Muñoz, Eusebio Sempere, Antoni Tàpies o Gustavo Torner y Oteiza. En los últimos años, también han pasado a integrar la colección algunas piezas cedidas por la Fundación Juan March.
Al tratarse de un museo relativamente pequeño, es posible ver la colección en un par de horas o menos, por lo que queda tarde de sobra para una caminata más y una cerveza.
El destino elegido es el antiguo monasterio de San Pablo, actual Parador de Cuenca (Subida a San Pablo, s/n). Para llegar hasta allí se puede acceder al puente de San Pablo desde la misma calle de los Canónigos o hacer la ruta escénica bajando hasta el paseo del Huécar y bordeando el río por la subida a San Pablo. Personalmente, la segunda opción ofrece mejores vistas.
El Parador de turismo de Cuenca se encuentra ubicado en el que fuera el convento de San Pablo, un convento del siglo XVI de la orden de los Dominicos emplazado en un promontorio sobre la hoz del río Huécar.
Parador Nacional desde 1993, es posible visitarlo y acceder a su restaurante aunque no te estés alojando allí.
Después de un café o una cerveza y un merecido descanso, la zona del Parador y el puente es un excelente lugar desde donde ver el atardecer en Cuenca con el skyline de la ciudad y las Casas Colgadas como telón de fondo.