Torres musulmanas, iglesias góticas, rascacielos medievales y casas colgadas, estas son solo algunas de las cosas que ver en Cuenca. En lo alto de un escarpado acantilado a medio camino entre Madrid y Valencia, la ciudad antigua de Cuenca es un lugar fascinante para visitar. La mayoría de la gente viene para una excursión de un día desde Madrid, lo cual nos parece bien, pero hoy te contaremos que hay muchas más cosas que hacer en esta ciudad castellana de las que caben en un día. De hecho, lo recomendable es pasar, como mínimo, 2 días en Cuenca.
Qué ver en Cuenca en 2 días
La ciudad alta de Cuenca es un lugar mágico. Sus murallas, casas antiguas y sus calles empedradas dan cuenta de la importancia de esta ciudad en época medieval. Gira en cualquier dirección y encontrarás pequeños miradores con dramáticas vistas de las escarpadas hoces de los ríos que la rodean. La mayoría de los habitantes viven actualmente en la parte nueva, lo que ayuda a que el centro histórico mantenga esa sensación de viaje en el tiempo.
Los musulmanes fundaron Qunka en el siglo VIII sobre un cerro rocoso rodeado por las hoces del río Júcar al norte y su afluente el Huécar al sur. El relieve del asentamiento, combinado con un excelente sistema de fortificaciones la convertía en una plaza inexpugnable. Tras unos 400 años de dominio islámico, la ciudad fue conquistada por Alfonso VII en el siglo XII. Hoy, podemos ver restos de su rico legado histórico medieval en su casco antiguo y la ciudad entró en la lista de lugares Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en los años 90 bajo el título “Ciudad histórica fortificada de Cuenca”.
Nuestro guía nos decía que él no se movía de su ciudad, ni siquiera cuando tenía vacaciones. Que sí necesitaba ir al campo, solo tenía que caminar o coger el coche unos kilómetros y que para ir a la playa le bastaba con las pozas y piscinas naturales de la provincia. Después de pasar dos días en Cuenca, ,incluso yo, que soy urbanita declarado y viajero incorregible, empecé a entender su posición, especialmente después de visitar los cercanos parajes naturales de Ventano del Diablo y la Ciudad Encantada.
En este artículo exploraremos qué hacer en Cuenca en dos días, hablaremos de atracciones, tours recomendados de la ciudad y excursiones de un día, mencionaremos también restaurantes y hoteles y te daremos consejos para un viaje perfecto a esta ciudad de Castilla.
Antes de empezar
Aunque la mayoría de cosas de las que vamos a hablar en este itinerario de fin de semana en Cuenca se pueden reservar una vez estés en la ciudad, te recomendamos que vayas con los básicos cubiertos.
Transporte
Como no podía ser de otra manera, para visitar Cuenca, lo primero que tienes que hacer es llegar a ella. La buena noticia es que, gracias a su posición geográfica a medio camino entre Madrid y Valencia, esta ciudad castellana cuenta con excelentes conexiones de carretera y tren (incluyendo servicios de alta velocidad) desde ambas capitales.
Al tratarse de una ciudad pequeña, una vez allí no necesitarás el coche para moverte y, de hecho, el centro histórico está repleto de estrechas callejuelas y escaleras que convierten conducir en una pesadilla. Dicho esto, contar con vehículo propio o de alquiler facilita explorar los rincones de la provincia a los que no llega el transporte público.
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Ten en cuenta que Cuenca es una ciudad con un desnivel impresionante y que para recorrerla hay que subir (y bajar) muchas cuestas. Recuerda llevar calzado cómodo, chubasquero, protector solar (especialmente en verano) y agua.
Alojamiento
No cabe duda que la mejor zona donde dormir para un viaje de fin de semana a Cuenca es la Ciudad Alta. Alojarte en el recinto amurallado te va a facilitar la visita ya que podrás ir caminando con facilidad a todos los rincones de la ciudad amurallada. En nuestra visita más reciente nos alojamos en el Hotel Leonor de Aquitania, un establecimiento muy cómodo y con vistas espectaculares de la hoz del Huécar.
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Tours y actividades
Para una visita de dos días a Cuenca hay que organizar bien el tiempo. La primera vez que estuvimos en la ciudad lo hicimos por libre y esta vez hemos hecho tours guiados y se nota la diferencia. Para ver la Ciudad Vieja, contratamos el tour “Cuenca: tour por el casco antiguo medieval y la catedral” y valió muchísimo la pena.
Para explorar la Ciudad Encantada también es recomendable contratar una excursión que incluya el transporte. Nosotros hicimos el Excursión a la Ciudad Encantada de Mirando pa’ Cuenca y no podríamos estar más contentos.
Itinerario Cuenca en dos días: Día 1
Dos días son perfectos para visitar Cuenca. La ciudad cuenta con suficientes cosas que hacer y mantenerte ocupado y entretenido. Según nuestra experiencia, así te sugerimos pasar las primeras 24 horas en Cuenca.
Temprano por la mañana: Desayuno y paseo por libre del casco antiguo de Cuenca
El mejor plan de ataque para un día cargado de caminatas, cuestas y escaleras es desayunar como reyes. La mayoría de los alojamientos en Cuenca ofrecen servicio de desayuno bufé o continental. Si te estás alojando en un lugar que no lo incluye, entonces te recomendamos el Restaurante Mangana, que está ubicado en el centro histórico y ofrece opciones dulces y saladas.
Con un buen desayuno en el cuerpo, el lugar más adecuado para empezar una visita a Cuenca son las ruinas de su castillo, el lugar que daría origen a la ciudad.
Ubicado en la parte más alta de la ciudad vieja, al final de la calle Trabuco, que a su vez es una continuación de las calles San Pedro y Alfonso VII y completa la espina dorsal del centro histórico, el castillo de Cuenca fue antigua fortaleza árabe y es una de las estructuras más antiguas de la ciudad. Actualmente solo quedan en pie una torre, dos sillares de piedra, el arco que da acceso casco antiguo y un fragmento de las murallas. El castillo fue sede de la Santa Inquisición a partir de 1583, y fue destruido durante el siglo XIX por soldados franceses durante la Guerra de la Independencia española.
Unas escaleras (del lado derecho si lo miras desde el interior de la muralla) dan acceso a la parte superior del castillo. Desde aquí se pueden apreciar espectaculares vistas de la ciudad y la hoz del Huécar.
Bajando desde el Castillo en dirección a la Plaza Mayor caemos en la plaza del Trabuco, donde se encuentra la iglesia de San Pedro. De origen románico, fue reconstruida durante el siglo XVIII y desde entonces tiene una fachada barroca. Tiene forma octogonal en el exterior pero circular en el interior.
Un poco más abajo, en la misma calle (que ahora cambia de nombre a San Pedro) se encuentra una de las curiosidades de Cuenca, las ruinas de la iglesia de San Pantaleón. Conocida originalmente como San Juan del Hospital, esta pequeña iglesia fue construida en el siglo XIII y parcialmente derribada en el en el siglo XVI. Hoy solo se encuentran en pie el arco ojival de su fachada principal y unas cuantas pilastras y muros. En su interior, a la intemperie, se emplazó una estatua del poeta conquense Federico Muelas.
Ya desde este punto se puede empezar a ver la gran plaza Mayor y, a la izquierda la catedral de Cuenca. Guarda unos minutos para apreciar el exterior de la catedral. No te preocupes, este itinerario de fin de semana en Cuenca contempla también una visita a su interior más tarde.
Construida entre 1196 y completada en gran parte en 1257, la catedral de Cuenca está considerada el primer gran templo eminentemente gótico de España, más antiguo que las catedrales de Ávila o Burgos y tres siglos por delante de la catedral de Segovia.
Gracias a la bonanza económica de Cuenca la medieval y al poder sin control de la iglesia católica local, la catedral empezó a sufrir renovaciones y alteraciones casi de inmediato. En el siglo XV se reconstruyó la cabecera gótica, el exterior fue renovado de nuevo en el siglo XVI, en el siglo XVII se construyó la capilla del sagrario y se reformaron la fachada y las torres y, finalmente, la fachada fue parcialmente reconstruida en estilo neogótico a principios del siglo XX para reparar los daños causados por el derrumbe del campanario en 1902.
Frente a la catedral, la plaza Mayor de Cuenca ofrece una de las caras más coloridas de la ciudad. De forma irregular y salpicada de bares, terrazas y restaurantes, esta plaza acoge, además de la catedral, otros edificios emblemáticos de la ciudad como el convento de las Petras y la Casa Consistorial.
Construido en el siglo XVIII, el edificio del Ayuntamiento es uno de los más representativos del barroco de Cuenca y destaca por su arcada que permite el paso de la calle principal a la plaza.
A media mañana: Tour guiado por la ciudad y la catedral
Junto a la fachada posterior del ayuntamiento se encuentra la Oficina de Turismo de Cuenca. Desde aquí parten los tours guiados de la ciudad, el punto de encuentro de la actividad son los arcos de la Casa Consistorial.
El tour empieza en la plaza de la Merced, epicentro de la Cuenca barroca y donde se encuentran edificios destacables como el Seminario Mayor, el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha y el convento de la Merced.
Seguimos por la calle de Santa María en dirección al hoy desaparecido alcázar de Cuenca, el palacio donde vivían los gobernantes de la ciudad en época islámica. Allí nos detenemos y el guía nos explica a fondo la tumultuosa historia de la Cuenca medieval, su edad de oro tras la Reconquista y su posterior declive durante la Edad Moderna.
Más adelante nos topamos con la Torre de Mangana, una antigua torre del reloj y atalaya parte del sistema defensivo de la ciudad amurallada. Construida en el siglo XVI, la torre sufrió múltiples alteraciones a lo largo de los siglos. Sin embargo, el guía lo dejó claro, cualquier parecido con las torres florentinas es pura casualidad. Hoy, esta torre es uno de los símbolos de Cuenca.
Seguimos hacia el Mirador de Mangana, desde donde se pueden apreciar vistas espectaculares de la hoz del río Júcar y sus aguas de tonos turquesa y verde, la torre y la Ciudad Baja.
Bajando las escaleras que conducen a la plaza del Carmen se encuentra uno de los últimos fragmentos de la muralla cristiana de Cuenca que siguen en pie.
Giramos hacia el este por la calle de Alfonso VIII y bajamos hacia la Calle de Santa Catalina para caer al Mirador de los Rascacielos. Con un nombre que no necesita explicación, desde aquí tenemos la primera toma de contacto con otro de los iconos de Cuenca, el complejo de “rascacielos” medievales de San Martín, a los que llegaremos más adelante. Antes, pasaremos por la puerta del Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha. Ubicado en la antigua iglesia de la Santa Cruz, este museo acoge la Colección Roberto Polo de arte moderno.
Unos metros más adelante se encuentran los rascacielos de San Martín, una serie de edificios de entre 8 y 12 niveles que datan de los siglos XV y XVI y son considerados una de las obras de ingeniería más destacables de la Cuenca medieval. Excavados en la roca de un barranco, cada uno de estos rascacielos consta en realidad de dos edificios originalmente independientes que se conectaron con el crecimiento poblacional de la ciudad.
En la parte alta, que da a la calle Alfonso VIII, las fincas se expandieron hacia atrás y posteriormente hacia abajo por la ladera rocosa. Por el contrario, los edificios de tres plantas de la calle de Santa Catalina, en la parte baja, fueron creciendo hacia arriba. Con el paso de las décadas, las dos estructuras acababan conectándose para formar un único edificio.
De esta manera, el número 12 de Santa Catalina y el 37 de Alfonso VIII son a simple vista una única finca con dos direcciones dependiendo del piso al que te dirijas y en la que los bajos del 37 son en realidad la quinta planta del 12.
Según contaba Pío Baroja en su novela Los recursos de la astucia:
“Cuenca tenía a principios del siglo XIX pocas calles y éstas estrechas y en cuesta. Quintando la principal, que, con distintos nombres, baja desde la plaza del Trabuco hasta el puente de la Trinidad, las demás calles del pueblo viejo no pasaban de ser callejones.
Las cuestas y desniveles de la ciudad hacían que la planta baja de una casa fuera en una calle paralela a un piso alto; así se decía que Cuenca era el pueblo en donde los burros se asomaban a los cuartos y quintos pisos, y era verdad”.
Continuamos la caminata hacia las famosas Casas Colgadas de Cuenca, pasando antes por la plaza Ciudad de Ronda, que ofrece un último vistazo de los rascacielos.
En este lugar, justo debajo las Casas Colgadas, el guía nos explica la historia de estas construcciones que se convirtieron en el principal símbolo de Cuenca.
Si bien el origen de las casas es un misterio, hay constancia de su existencia ya en el siglo XV. Se denominan casas colgadas porque parte de su estructura está en voladizo, sobresaliendo en la cornisa rocosa de la hoz del río Huécar. Antiguamente, las casas de este tipo abundaban en el límite oriental de la ciudad vieja. Hoy, sin embargo, solo quedan las tres que acogen el Museo de Arte Abstracto Español.
En la década de 1960, el artista y empresario Fernando Zobel comenzó a buscar un lugar adecuado para abrir el primer museo de arte abstracto de España, y su amigo, el artista Gustavo Torner, sugirió las Casas Colgadas.
El Museo de Arte Abstracto Español abrió sus puertas el 1 de julio de 1966, con una docena de esculturas y un centenar de pinturas de la colección privada de Zoebel.
Siguiendo por la calle de los Canónigos paramos para apreciar vistas de la hoz del Huécar, el puente de San Pablo y el antiguo convento de San Pablo (actual Parador de turismo).
En este punto el guía nos cuenta la curiosa historia del puente de hierro, cuyo predecesor, de piedra y del siglo XVI, tuvo que ser dinamitado en 1895 al derrumbarse uno de sus arcos. La nueva estructura, inaugurada en 1903, se apoya en los sillares del puente anterior.
Emprendemos el camino hacia la parada final del itinerario por el casco histórico de Cuenca, la Catedral de Santa María y San Julián, de camino veremos la estatua ecuestre de Afonso VIII en una bonita plaza de la calle del Clavel.
Regresamos a la plaza Mayor para ver el interior de una de las joyas de Cuenca: el interior de su catedral. A diferencia de su fachada, que fue reconstruida en estilo neogótico a principios del siglo XX, el interior de la catedral conserva casi intactas sus características góticas originales.
Uno de los espacios más emblemáticos de la catedral de Cuenca lo encontramos en la cantoría o coro, una sección dedicada a la música sacra que cuenta con los órganos barrocos más antiguos de España. Fabricados en 1770 por Julián de la Orden y restaurados recientemente, estos órganos cobran especial protagonismo durante la Semana de Música Religiosa de Cuenca.
El tour guiado por el interior de la catedral nos lleva por las diferentes estancias y capillas del recinto, incluyendo la Sala Capitular, la Sacristía y la impresionante capilla Honda, cuyo techo de estilo mudéjar te dejará la boca abierta.
Además de sus salas adjuntas, la catedral de Cuenca es conocida por sus numerosas capillas, sepulcros y nichos adyacentes a su nave principal. Entre ellas destacan la de San Julián, que guarda las reliquias del santo, y las de los Albornoz y la Asunción, esta última con hermosas esculturas modernistas del valenciano Mariano Benlliure.
Continuamos por al Arco de Jamete, una obra maestra del Renacimiento español realizada por Francisco de Luna y Esteban Jamete que da acceso al claustro de la catedral. En este punto finaliza la visita guiada de la Ciudad Alta y la catedral de Cuenca.
Antes de marcharnos visitamos la terraza a la que se accede a través del claustro para apreciar las vistas de la hoz del Huécar y subimos al triforio, al que se accede por unas escaleras de caracol junto a la puerta de salida de la catedral.
Mediodía: Comida en el restaurante Tempo Grill & Bar
Aunque parezca mentira, la visita guiada que hemos descrito arriba solo tiene una duración de un par de horas. Pero con tanta caminata, llegado el mediodía seguramente tendrás mucha hambre.
Como comentábamos más arriba, nos alojamos en el Hotel Leonor de Aquitania, que cuenta con un excelente restaurante, el Tempo Bar & Grill (C. San Pedro, 58).
Como no podría ser de otra forma, queríamos degustar la comida local. Esta fue nuestra selección:
- Degustación de platos típicos conquenses (pisto manchego, ajo arriero y morteruelo)
- Tabla de quesos manchegos con membrillo y kiwi
- Pizarra de jamón ibérico de Montanera
- Pimientos del piquillo en tempura rellenos de bacalao
- Vino blanco D.O. La Mancha
Tanto la comida como el servicio estuvieron excelentes, y al ser el restaurante del hotel, pudimos descansar un poco antes de continuar nuestra ruta por Cuenca.
Por la tarde: Visitar el Museo de Arte Abstracto Español y el Parador de Cuenca
Después de un merecido pero corto descanso en el hotel desandamos algo de lo andado para volver a las Casas Colgadas y visitar el interior del Museo de Arte Abstracto Español (C. Canónigos s/n).
Inaugurado en 1966, y gestionado por la Fundación Juan March, el Museo de Arte Abstracto Español es el primer museo de arte contemporáneo de España.
El museo, completamente integrado dentro del espectacular escenario que son las Casas Colgadas de Cuenca, acoge una interesantísima colección de obras pictóricas y escultóricas de maestros del arte abstracto español como Rafael Canogar, Eduardo Chillida, Luis Feito, José Guerrero, Lucio Muñoz, Eusebio Sempere, Antoni Tàpies o Gustavo Torner y Oteiza. En los últimos años, también han pasado a integrar la colección algunas piezas cedidas por la Fundación Juan March.
Al tratarse de un museo relativamente pequeño, es posible ver la colección en un par de horas o menos, por lo que queda tarde de sobra para una caminata más y una cerveza.
El destino elegido es el antiguo monasterio de San Pablo, actual Parador de Cuenca (Subida a San Pablo, s/n). Para llegar hasta allí se puede acceder al puente de San Pablo desde la misma calle de los Canónigos o hacer la ruta escénica bajando hasta el paseo del Huécar y bordeando el río por la subida a San Pablo. Personalmente, la segunda opción ofrece mejores vistas.
El Parador de turismo de Cuenca se encuentra ubicado en el que fuera el convento de San Pablo, un convento del siglo XVI de la orden de los Dominicos emplazado en un promontorio sobre la hoz del río Huécar.
Parador Nacional desde 1993, es posible visitarlo y acceder a su restaurante aunque no te estés alojando allí.
Después de un café o una cerveza y un merecido descanso, la zona del Parador y el puente es un excelente lugar desde donde ver el atardecer en Cuenca con el skyline de la ciudad y las Casas Colgadas como telón de fondo.
Por la noche: Vermut y cena en el Pícaro Tapas & Copas
Cae la noche en Cuenca y apetece vermut. Nos dirigimos al Pícaro Tapas & Copas (Calle del Clavel, 7).
Que no te engañe su decoración seudoitaliana, la carta del Pícaro es una mezcla de platos locales e internacionales. Nos lo habían recomendado por sus hamburguesas “de autor”, y la verdad es que no decepciona. Escogimos la hamburguesa de carne de ciervo con rúcula, tomate rosa, queso gorgonzola y cebolla blanca a la plancha.
Con un par de vermuts más en el cuerpo y la barriga llena, el cansancio empezó a apoderarse de nosotros. Hora de volver al hotel para coger fuerzas para el día siguiente.
Itinerario Cuenca en dos días: Día 2
Después de un primer día bastante intenso en el que logramos ver la Ciudad Alta de Cuenca bastante bien, nos toca salir del casco urbano para explorar uno de los paisajes naturales más impresionantes de Castilla-La Mancha. Iremos, como no, a la Ciudad Encantada. A nuestro regreso a la ciudad vamos a explorar el río Júcar haciendo una ruta de senderismo circular.
Por la mañana: Desayuno y visita al Ventano del Diablo y la Ciudad Encantada
El desayuno es la comida más importante de cualquier día, por lo que, como ayer, desayunamos en el hotel como si nuestra vida dependiese de ello.
Tras consumir todas las proteínas y carbohidratos que pudimos (y por lo menos tres cafés, que soy de lento despertar), salimos al lobby del hotel a que nos vengan a buscar para nuestra excursión.
Si bien habíamos leído muy buenas reseñas de la empresa que organiza los tours a la Ciudad Encantada, no sabíamos muy bien qué esperar, especialmente porque tanto la aplicación del tiempo en mi móvil como el cielo de esa mañana de marzo auguraban precipitaciones.
Nuestro guía, David, llegó al punto de encuentro más puntual que un reloj suizo y emprendimos el viaje. Lleno de humor, datos curiosos e información útil, todas mis dudas se disiparon en el trayecto entre Cuenca y el Ventano del Diablo. Vale, puede que nos llueva, pero al menos lo pasaré bien.
El Ventano del Diablo
El camino, la CM-2105 nos lleva en todo momento junto al cauce del río Júcar, cuyas aguas tienen un tono a caballo entre el turquesa y el esmeralda; un color que resuena más con el Mediterráneo balear que con un río del interior.
Tras unos 20 minutos de carretera en la naturaleza, llegamos a Villalba de la Sierra, el único pueblo entre el Parque Natural de la Serranía de Cuenca y la capital provincial. Desde allí nos adentramos en el parque hacia el mirador del ventano.
Aparcamos junto a una pintoresca venta de artesanía y las vistas prometen.
La atracción principal de la parada está a una corta caminata desde aquí. El Ventano del Diablo es un mirador natural en forma de cueva (o cúpula de arcos cruzados) junto a la hoz formada por el río Júcar. Se trata de un lugar impresionante, ideal para el ecoturismo.
De más está decir que la hoz del Júcar, el Ventano del Diablo y todo el parque natural son de los principales destinos de senderismo y turismo de aventura y naturaleza en la provincia de Cuenca. Es fácil entender el porqué. Durante mi visita, viendo el agua de lejos, en marzo y con previsión de lluvia no podía dejar de pensar en saltar a una de esas pozas.
Afortunadamente, antes de que mis impulsos me obligasen a saltar a las gélidas aguas del Júcar, oí una llamada. Era hora de volver a la furgoneta para ir a la Ciudad Encantada.
Ciudad Encantada
Llegamos a la Ciudad Encantada tras un corto recorrido. Durante el trayecto, el guía nos pidió estar pendientes de los lados de la carretera por si lográbamos ver ejemplos de la fauna local; jabalíes, zorros o cérvidos. Los ciervos probablemente intuían que la noche anterior me había comido a uno de los suyos y se lo comunicaron a los otros animales, porque no vimos nada.
Llegamos al gran parking de la “ciudad” y tuvimos algo de tiempo libre mientras llegaban otros miembros del grupo que venían con coche propio. El frío empezaba a sentirse, pero no llovía.
Una vez llegamos todos, accedimos al recinto. Cabe comentar que el tour de la Ciudad Encantada incluye el ticket de entrada y la visita guiada.
Nos recibe la formación conocida como el Tormo Alto, símbolo del parque y el lugar de reunión en el que nuestro guía nos explica el origen geológico de la Ciudad Encantada.
La Ciudad Encantada es un sitio geológico y Paraje Natural de Interés Nacional caracterizado por sus formaciones rocosas producto de la erosión del clima y el agua. Las curiosas “rocas” de Ciudad Encantada son en su mayoría conglomerados kársticos de caliza y dolomita que datan del período Cretácico, hace aproximadamente 90 millones de años. Durante el período Cretácico, el mar de Thetis cubría buena parte de la península Ibérica y esta zona formaba parte del fondo, rico en mineral dolomita. Tras millones de años, las sales derivadas de los esqueletos de los animales marinos se sedimentaron y se transformaron en piedra caliza. Al final del Cretácico, la zona emergió a la superficie y los depósitos de caliza y dolomita quedaron a merced del clima.
Añade millones de años más en los que el clima y la lluvia van desgastando la caliza, que es más suave y porosa, y deja al descubierto la dolomita, que es mucho más resistente. Como la dolomita no está distribuida de manera uniforme en la roca original, este desgaste genera formas irregulares y caprichosas.
Desde siempre, las curiosas formaciones de Ciudad Encantada han despertado la imaginación de sus visitantes que, como quienes buscan forman en las nubes, han encontrado en ellas todo tipo de formas. Animales, objetos, edificios y hasta seres humanos, parece que no hay piedra sin nombre en este espectacular espacio natural.
Formaciones famosas de la Ciudad Encantada
Según la previsión del tiempo en Cuenca, ese día se esperaban precipitaciones. Menos mal que no nos llovió, ¡nos nevó!
La visita a la Ciudad Encantada y su naturaleza también me sirvieron para practicar con el modo macro de mi móvil, con el que pude capturar imágenes de la pequeña flora (y fauna) del paraje.
El circuito de tres kilómetros de la visita a la Ciudad Encantada dura aproximadamente una hora y cuarenta y cinco minutos, y tiene una dificultad baja.
La visita se pasó súper rápido y antes de que tuviésemos tiempo de mirar el reloj ya era hora de volver. Subimos de nuevo en la furgoneta de vuelta a la ciudad de Cuenca.
Al mediodía: Comida en Bar Restaurante Mirador Casas Colgadas
Al entrar de nuevo en la ciudad, le pedimos al guía que nos dejase en el Barrio del Castillo, en la entrada de la Ciudad Alta. Teníamos hambre, y esta vez queríamos algo un poco más “casero”, así que optamos por el Restaurante Casas Colgadas (Calle Larga, 5), que sirve menús del día en un ambiente mucho más informal que los restaurantes donde habíamos comido durante nuestro fin de semana en Cuenca.
Pedimos el morteruelo típico de Cuenca y, de segundo, el codillo asado en su jugo.
La atención fue fenomenal, las porciones generosas y la comida muy sabrosa. Justo lo que necesitábamos en ese momento.
Por la tarde: Sendero del Castillo a Junta de los Ríos
Con las pilas recargadas y la fuerza necesaria para la última gran caminata de nuestro viaje de dos días a Cuenca, nos dirigimos a las ruinas del Castillo, a unos 50 metros del restaurante.
Desde este punto parten varias rutas de senderismo, tanto urbanas como de naturaleza. A nosotros, que el día anterior lo pasamos junto a la hoz del Huécar, nos interesaba ver hoy la del Júcar.
La caminata, de 1.4 kilómetros hasta la junta de los ríos, tiene un desnivel de unos 120 metros y una dificultad moderada (aunque hacerla de bajada facilita las cosas), además de una duración de entre 45 minutos y una hora dependiendo del ritmo y las paradas para hacer fotos, descansar admirar la belleza de la ciudad y la naturaleza.
La primera parte del camino, en la zona más elevada de la ciudad, es la más empinada y discurre por terraplenes (algunos tramos están pavimentados) y escalones.
Como no podía ser de otra forma, el desnivel de la ruta ofrece varios miradores desde donde apreciar las aguas color esmeralda del río Júcar.
Una vez llegamos al nivel del río, el camino es bastante plano y discurre por pasos peatonales amplios y bien señalizados junto a la carretera. Es en este tramo en el que se nota la belleza del color del río, especialmente por el contraste con los colores del invierno.
Y desde esta perspectiva te das cuenta de muchos de los edificios junto a la hoz del Júcar también son rascacielos y casas colgadas.
Mientras tanto, en el lado derecho, el barrio de San Antón muestra sus coloridas casas.
Llegamos al punto de desembocadura del río Huécar, cerca del puente de San Antón y damos un último vistazo a la maravilla que es la ciudad alta de Cuenca antes de emprender el regreso al hotel para buscar las maletas e ir a la estación.
Conclusión
Pues bien, este ha sido nuestro gran resumen de las cosas que ver en Cuenca en dos días. Tenemos que decir que esta visita fue creada en base a la experiencia real de un fin de semana en Cuenca por parte de su editor, y que seguramente habrá partes que te gustará cambiar para hacer la visita más tuya. Estas son otras atracciones de Cuenca que podrías añadir a tu visita si cuentas con algo más de tiempo o quieres sustituir algo de lo mencionado anteriormente:
- Museo Paleontológico de Cuenca: Museo moderno con modelos de dinosaurios, miles de fósiles y pantallas multimedia informativas.
- Museo de Cuenca: Pequeño museo local con colecciones de arqueología, etnología y Bellas Artes.
- Fundación Antonio Pérez: Centro de arte contemporáneo en una iglesia del siglo XVI reunida por el poeta y artista Antonio Pérez.
- Museo Diocesano de Cuenca: Museo de arte sacro con obras de El Greco y tapices.
- Espacio Torner: Centro de arte contemporáneo dedicado al artista Gustavo Torner.
- Museo de las Ciencias de Castilla La Mancha: Con instalaciones y exposiciones interactivas sobre ciencia.
- Nacimiento del Río Cuervo: Monumento Natural con bosques y cascadas.
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Vaya, no fui a la ciudad encantada porque ni me imaginé que se podía sin coche. Error de novata
No tenía ni idea que era tan fácil ir a la ciudad encantada. Como no tengo coche ni me lo había planeteado
Pues la verdad es que yo tampoco, pero cómo vale la pena!