Viviendo en España, he visitado Lisboa varias veces, y cada vez, no puedo dejar de maravillarme con el Levante de Santa Justa. Esta alta estructura de hierro es una imperdible visita en la capital lusa y una útil forma de desplazarse entre las partes bajas y altas de la ciudad.
Cuando visites Lisboa, no puedes perderte su llamativa figura en el perfil del centro de la ciudad. Este ascensor no es sólo un medio para pasar de un nivel de la calle a otro; es también un símbolo de la ciudad.
Lisboa es empinada: Historia del Elevador de Santa Justa
La topografía de Lisboa convierte a la capital portuguesa en la peor pesadilla de un urbanista.
Históricamente, su abrupta y escarpada orografía ha sido uno de los principales inconvenientes para planificar una red viaria eficiente e interconectar los distintos distritos del casco antiguo.
Este factor, precisamente, fue el motivo de la oleada de construcción de ascensores que tuvo lugar a finales del siglo XIX. Estos ascensores, junto con los funiculares y tranvías funcionaban como nexo de unión entre las partes altas y bajas de la ciudad y aún hoy son utilizados por lisboetas y turistas para desplazarse por la ciudad.
Con el tiempo, con el desarrollo de las redes de tranvía y metro, de mayor alcance y más completas, los ascensores perdieron cierta importancia.
El único superviviente de la red de transporte vertical de Lisboa, y sin duda el más bello, es el Ascensor de Santa Justa. Una estructura metálica a medio camino entre un campanario gótico y la Torre Eiffel.
Ascensor de Santa Justa: historia y arquitectura
Esta emblemática atracción lisboeta consiste en un ascensor monumental de uso público que conecta el centro bajo de la ciudad (Baixa) con el barrio de Chiado, situado en la cima de una de las colinas sobre las que se asienta la capital portuguesa.
El Ascensor de Santa Justa lleva trasladando personas entre distintos niveles de la ciudad desde principios del siglo XX. Originalmente propulsado por vapor y posteriormente por electricidad, este ascensor fue obra de Raúl Mesnier de Ponsard, que fue aprendiz de Gustave Eiffel en Francia. La estructura refleja un diseño neogótico, caracterizado por un profuso uso del hierro forjado y adornado con intrincados patrones geométricos y elegantes florituras.
El Ascensor de Santa Justa comenzó a construirse en 1900 y se abrió al público en 1902. Es un ejemplo de ingeniería y diseño adelantados a su tiempo. El armazón del ascensor es de hierro, un material muy utilizado en aquella época para construir estructuras resistentes.
Completar esta imponente estructura llevó unos dos años. Mide 45 metros de altura y hace gala no sólo de altura, sino también de ingenio en sus pasarelas elevadas que conectan con las calles cercanas. Las cabinas del ascensor se construyeron en madera con detalles de latón y son capaces de transportar hasta 29 personas en cada viaje. Este transporte vertical resuelve un problema práctico en la topografía de Lisboa con una notable mezcla de utilidad y diseño.
En 1901, el rey Carlos y otros miembros de la familia real portuguesa asistieron a la inauguración de la cubierta superior. Sin embargo, no fue hasta el año siguiente cuando se instalaron la cabina y el mecanismo de vapor de elevación. En 1907, la Compañía de Tranvías Eléctricos de Lisboa sustituyó el sistema de elevación original para convertirlo en un mecanismo totalmente eléctrico.
En la actualidad, Santa Justa forma parte de la red de transporte público de la ciudad y está gestionada por la empresa local de transportes, Carris.
El ascensor es una estructura vertical de hierro forjado situada en la Rua de Santa Justa. Es básicamente una torre metálica con una plataforma de observación, una pasarela y una base con cuatro columnas. Tiene dos cabinas independientes.
At the top of the tower there is a souvenir kiosk and an observation deck with panoramic views of Lisbon. Most of the tower’s decoration is made with iron, a material very innovative for its time.
El ascensor de Santa Justa es uno de los hitos de la ingeniería del Portugal de principios del siglo XX. En aquella época, las estructuras metálicas y los ascensores se consideraban inventos milagrosos, fruto del progreso científico.
Ascensor de Santa Justa y las mejores vistas de Lisboa
Ver Lisboa desde lo alto del Ascensor de Santa Justa es una vista para recordar. Se obtiene una vista clara del tranquilo río Tajo en su encuentro con el mar. Abajo se extienden los viejos tejados rojos.
Las ruinas del convento del Carmo son fácilmente visibles desde aquí. Más allá, las verdes colinas parecen abrazar la ciudad.
Desde este mirador, maravillas arquitectónicas saludan a la vista. El grandioso Castillo de São Jorge puede verse desde su posición dominante en lo alto de la colina.
Al otro lado, la antigua Catedral y la blanca cúpula de la iglesia de Santa Engrácia captan la luz del sol, brillando como faros sobre el paisaje de la ciudad.
Gira la mirada y encontrarás la Plaza da Liberdade. Parece un gran espacio abierto salpicado de árboles. Se ven personas tan pequeñas como hormigas, moviéndose por la plaza, siguiendo con su día a día. La zona de la Plaza de la Liberdade muestra calles que se extienden como cintas y coches que se deslizan por ellas.
Sitúate en lo alto de las calles y divisa la conocida Plaça do Comercio. Es donde el río parece abrazar la ciudad, y los barcos parecen pequeños juguetes desde esta altura.
Ascensor Santa Justa: Información útil y consejos para tu visita
- El Ascensor de Santa Justa:
En el corazón de Lisboa se alza un ascensor poco común. Es una obra de arte del siglo XX que eleva a la gente, tanto en espíritu como hasta la plaza del Carmo. - Horario de apertura:
Funciona de 7 de la mañana a 11 de la noche en verano, pero cierra una hora antes en invierno. Planificar con antelación significa menos esperas. - Billetes:
Pagarás unos euros por un viaje de ida y vuelta, a menos que tengas un abono de transporte público, en cuyo caso está incluido. - Mejor momento para visitar:
Llegar temprano es ganarle a las multitudes, así que llegar antes de las 9 de la mañana es inteligente. Las puestas de sol son concurridas, pero ofrecen vistas doradas de Lisboa. - Llegar a la cima de otra manera:
Si tienes paciencia o un presupuesto ajustado, da un pequeño paseo por las calles cercanas: llevan a la cima sin necesidad de coger el ascensor. - Disfruta de la vista:
¡Prepárate para una vista que sus ojos le agradecerán! Al llegar a la Plaza do Carmo, te espera una escena panorámica de Lisboa. - Cuánto tiempo dedicar:
Dedícale unos 15 minutos si sólo quiere disfrutar del paseo y de las vistas. Pero si tu cámara es tu mejor amiga, quédate más tiempo. - Accesibilidad:
Esta antigua belleza no está adaptada para sillas de ruedas, por lo que las personas con problemas de movilidad podrían encontrarla difícil. - Medidas de seguridad:
Mantén tus pertenencias cerca -como cualquier lugar popular, también es un destino favorito para los carteristas. - Visitas cercanas:
No te limites a visitar el ascensor. Hay más atracciones cerca. Las ruinas del Convento do Carmo y el mirador de Santa Justa también son populares.
Preciosas vistas desde el mirador, quizá para mi las mas bonitas de la ciudad, quizá precisamente por encontrarse en todo el meollo y no tener que disfrutar de esas vistas desde un extremo o un lateral. A mi Lisboa me enamoró desde la primera vez que la pisé, y ya van 4 veces y no me canso. En tu proxima visita que sea en verano y no dudes en desconectar en Costa Caparica, entre todas sus playas encontraras algun que se asemeje con lo que seas tu en ese mismo momento.
El elevador de Santa Justa de Lisboa http://t.co/xfTPKDCh
#Arquitectura #Europa #Lisboa #Portugal
Habrá que ir… o habrá que volver… según el caso. Verdad Luis? Se ha secado ya la camiseta?. Un saludo.
Habrá que ir al país vecino, nadie habla mal de Lisboa :D