El Parque Nacional de Monfragüe es un lugar imperdible en España para cualquier amante de la naturaleza, así que naturalmente (valga el juego de palabras) lo tenía en el punto de mira desde hace tiempo. Aunque conocía su reputación como paraíso para la observación de aves, el parque, incluida la Reserva de la Biosfera de Monfragüe, tiene mucho más que ofrecer. En este artículo, compartiré mi experiencia visitando el parque, con un itinerario de tres días en Monfragüe con paradas obligatorias y consejos. También hablaré sobre la que fue una de las mejores comidas de mi vida hasta el momento, sin exagerar.
Parque Nacional de Monfragüe: Ruta de 3 días
1. Día 1: Centro de Visitantes Norte, Tumba de la Princesa y vistas
El primer punto de encuentro de este blog trip fue Malpartida de Plasencia, un encantador pueblecito de la provincia de Cáceres, en la comunidad autónoma de Extremadura, situada en el suroeste de España. Desde el inicio, me entusiasmó la oportunidad de visitar Extremadura por primera vez, gracias a ADEME Monfragüe.
Emprendí el viaje en tren desde la estación de Atocha de Madrid hasta Navalmoral de la Mata. Tras dos horas de viaje, cogí un autobús a Malpartida, que tardó 45 minutos más. Cuando llegué a mi destino, me dirigí a los Apartamentos Rurales Cielo de Monfragüe, un precioso alojamiento rural. Fui el primero en llegar y conocer al propietario, con el que he conectado por nuestro amor mutuo por las películas, en concreto las de Kubrick. De inmediato, me sentí noté que se respiraba tranquilidad en los apartamentos.

Tras una excelente primera impresión, conocí al resto de blogueros y me reencontré con mi amiga Miriam del blog Princesa Viajera. Luego, recibimos la calurosa bienvenida de Alejandro, el organizador del viaje, y de Raúl de Viendo Verde, uno de nuestros guías, quien se convertiría en nuestro chofer más confiable y querido durante los siguientes días. Una vez cumplidos todos los saludos, nos dirigimos hacia el oeste y luego hacia el sur, al Centro de Visitantes Norte, ubicado a solo 12 minutos en coche.
A lo largo de la carretera, me sorprendió gratamente lo verdes que eran los paisajes en comparación con las imágenes de “la España marrón” que solemos asociar con Extremadura. Pero las sorpresas no acabaron ahí. La fachada del centro de visitantes tiene un diseño supermoderno, mientras que su interior se inspira en un nido de pájaros. Me recordó a 2001: Una odisea del espacio, ya que todos los caminos conducen a Kubrick si te gusta el cine tanto como a mí.


Dentro del Centro de Visitantes Norte de Monfragüe, puedes aprender sobre las especies que puedes encontrar en el parque a través de una visita interactiva que involucra todos los sentidos. A mí me impresionaron especialmente los sonidos de algunos búhos, que no se parecen en nada a los que los dibujos animados me habían hecho esperar. Todas estas características atraerán sin duda la atención de los niños, por lo que el centro es una parada perfecta en Monfragüe para un viaje familiar. Además, no necesitas un guía para visitar el centro.
También conocimos la transformación del parque, que ha pasado de ser en su totalidad un bosque mediterráneo a contar con varias dehesas. Una dehesa es un tipo único de ecosistema que se encuentra en el sureste de la Península Ibérica. Estos ecosistemas destacan por la intervención humana que los creó para el pastoreo libre.
Después de pasar un rato en el interior, volvimos a la furgoneta y condujimos durante 20 minutos hacia el noreste hasta la Tumba de la Princesa. La tumba se encuentra en lo alto de una formación rocosa en el cerro de los Castillejos, así que nos atamos las botas de montaña y caminamos cuesta arriba, siguiendo un sendero fácil. El cerro forma parte de la dehesa de Robledos.

La ubicación de esta tumba y su pequeño tamaño llevaron a especular sobre su uso para enterrar a una princesa. Sin embargo, otros dicen que el pueblo vetón la utilizaba para sacrificios humanos. Por mi salud mental, prefiero decantarme por la primera teoría. Dicho esto, lo mejor de visitar este sitio fue cuando un rebaño de cabras apareció mágicamente bajo nuestros pies, con campanillas llenando el aire. Este golpe de serendipia fue tan perfecto que casi se podía creer que la organización lo había planeado. Quizá las cabras eran actrices contratadas.

Después de un momento tan especial, continuamos explorando otras zonas del parque, incluido el Embalse de las Covachillas. Este embalse, en la cuenca del Tajo, data de 1981 y se utiliza para el abastecimiento de agua.

Aquí tuvimos nuestro primer encuentro con la cigüeña negra, un ave migratoria. Este lugar fue también nuestra primera oportunidad de observar aves a través de telescopios durante el viaje, así que disculpad la calidad de las fotos.

Por último, fuimos testigos de vistas aún más impresionantes, como las del mirador del Canchal de la Lobera.

También me tomé tiempo para hacerme selfies con las vacas por el camino, porque ¿por qué no? Nos dirigimos a nuestro alojamiento, cenamos y dimos por terminado el día.
2. Día 2: Salto del Gitano, observación de aves y degustación de jamón
Para comenzar el segundo de nuestros tres días en el Parque Nacional de Monfragüe, desayunamos en los apartamentos. Después, nos dirigimos a uno de los destinos más populares del parque: Salto del Gitano. El nombre de esta montaña tiene su origen en una leyenda un tanto problemática y es un epicentro ornitológico.

De ahí que haya muchos turistas de toda Europa que suelen traer cámaras y teleobjetivos profesionales. Tuvimos suerte de contar con César como guía. Sabía exactamente dónde y cuándo buscar aves majestuosas, como el buitre leonado o el milano real. Parecía tener un don para apuntar con el telescopio a un nido en el momento justo. Asimismo, tuvimos la suerte de que hubiera menos gente de la que cabría esperar en la zona.


Tip personal: Llega pronto al Salto del Gitano para disfrutar de las vistas sin aglomeraciones
Sin duda, apreciarás esta actividad aunque nos seas observador de aves. Ser testigo de los poderosos buitres volando en círculos mientras sientes la brisa y contemplas el río es inolvidable. Otras aves que se pueden observar en Monfragüe son el alimoche, la cigüeña negra, el águila culebrera y el buitre negro.
Tip personal: Lleva prismáticos para ver más de cerca las aves que surcan el cielo o anidan en lo alto de las rocas
Por otro lado, si hay algo de lo que los blogueros de viajes nunca se hartan es de miradores. Así que convencimos a nuestros guías para que nos llevaran al Castillo de Monfragüe. Para llegar hasta allí, se puede coger un autobús gratuito desde la base del castillo. Cuando te bajes del autobús, tendrás que subir 134 escaleras, pero las vistas merecen la pena. Puedes ver la mayor parte del parque desde lo alto del castillo.

Dicho esto, no esperes gran cosa de la fortaleza árabe del siglo IX, ya que no queda mucho de la estructura original.


Salimos del castillo y nos dirigimos a otro mirador, el del Puente del Cardenal. Irónicamente, tras una primavera excepcionalmente lluviosa, el puente estaba tapado por el río Tajo, lo que impedía verlo. Sin embargo, la vista, con muchas flores y árboles autóctonos, merecía la pena.

Tras la caminata (y sobre todo después de tantas escaleras), estábamos hambrientos. Afortunadamente, la siguiente parada de nuestro viaje de tres días a Monfragüe fue una granja de cerdos ibéricos. Debo decir que, como entusiasta del jamón, tenía grandes expectativas, y se superaron con creces durante esta parte del viaje.
Marta nos recibió en la granja, que está en una dehesa. El marido de Marta, Pedro, es el propietario de la finca, que ha pertenecido a su familia durante muchas generaciones. Juntos y, con un pequeño equipo, se encargan de la cría de cerdos ibéricos y del riguroso proceso de elaboración del jamón. Paseamos por la granja y vimos cómo los cerdos comían sin parar, retozaban y se bañaban en un entorno libre de estrés.

Conocimos la importancia de la bellota en la alimentación de estos cerdos, un factor determinante en la calidad del jamón, junto con la genética. Por ejemplo, si cruzas dos cerdos 100% ibéricos, el jamón producido por su decendencia es clasificado como de alta calidad.

A continuación, nos unimos a una degustación de jamón al aire libre, una actividad imprescindible en Extremadura. Además, si como yo, no eres vegetariano, los sabores te parecerán sencillamente divinos.

Además de jamón, también tomamos diferentes cortes de carne de cerdo a la parrilla y, como Eva, empezamos por la costilla. Poco a poco, fuimos pasando a las partes más solicitadas del cerdo, hasta llegar a la pluma, un corte triangular en el lomo del animal que es uno de los favoritos en España. Maridamos todas las carnes con vino, lo que, rodeado de una hermosa naturaleza, hizo de esta una comida inolvidable.
También jugamos a colocar el nombre del corte en la anatomía del cerdo, algo que se me dio mejor de lo que esperaba. Puedes ponerte en contacto con Marta a través de la página web de la Sierra de Monfragüe para reservar una visita y degustación.
Con la barriga llena, nos metimos de nuevo en la furgoneta y volvimos a Malpartida. Cenamos en el jardín de nuestro apartamento y no eché de menos la ciudad en absoluto.
3. Día 3: Centro de Visitantes Sur
Para el último día de este viaje de tres días en Monfragüe, volvimos a desayunar en nuestros apartamentos y subimos a la furgoneta. Raúl nos condujo con la precisión de un cirujano hasta Torrejón el Rubio, un pequeño pueblo a 45 minutos al sur. Sin embargo, como dormí del punto A al B, puede que no sea un narrador fiable de este trayecto.
Una vez en Torrejón del Rubio, nos detuvimos en el Centro de Visitantes Sur. Fuera del centro, vi ovejas, completando la lista de especies animales del viaje. Puntos extra porque parecían pastoreadas por un gato.

Nuestro guía nos enseñó aún más sobre las aves que viajan y viven en la zona. Vimos plumas, cráneos e incluso especímenes disecados y réplicas.


A continuación, pasamos a una zona dedicada a la astronomía, con una maqueta del sistema solar y telescopios. También hay un observatorio, pero lamentablemente estaba cerrado durante nuestra visita.


El Centro de Visitantes Sur también cuenta con réplicas de las antiguas cabañas que antaño salpicaban el parque. En el interior de estas réplicas se pueden ver los utensilios que utilizaban las personas que vivían en ellas para comer y dormir.


También vimos un cortometraje sobre las 107 pinturas rupestres de distintas partes de Monfragüe. Estas pinturas prehistóricas, hechas con minerales como el óxido de hierro, representaban la vida cotidiana. Por ejemplo, en este arte esquemático se pueden ver representaciones de la caza, la recolección, batallas y partos. Sin embargo, nuestro guía nos advirtió de la dificultad de acceder a la mayoría de estas pinturas, por lo que es necesario reservar una visita guiada.
Después de esta lección de aprendizaje, subimos a la furgoneta por última vez y volvimos a Malpartida. Cogimos bocadillos para llevar y volvimos a nuestras ciudades. Para el viaje de vuelta, otra bloguera tuvo la amabilidad de llevarme a Madrid. Así, solo tardé dos horas en llegar a casa.
Qué saber antes de visitar el Parque Nacional de Monfragüe

Aunque el parque es hermoso todo el año, las mejores épocas para visitar Monfragüe son la primavera y el otoño. Estas estaciones ofrecen temperaturas menos extremas y un abanico de magníficos colores. Asimismo, merece la pena pasar al menos tres días en el Parque Nacional de Monfragüe para explorar sus impresionantes monumentos y relajarse.
Aunque yo estaba más que contento con mi apartamento, Malpartida no tiene tantas opciones de alojamiento en los alrededores del parque. Por lo tanto, puedes reservar un hotel en Plasencia, la ciudad grande más cercana al parque. Desde Plasencia, puedes coger un tren de 15 minutos hasta el parque por sólo 2-3 euros, con vistas preciosas. Otra buena opción es alquilar un coche. De esta forma, podrás descubrir otros lugares de la provincia de Cáceres o del resto de Extremadura, como Jerez de los Caballeros.
En cuanto a los últimos consejos, sé consciente de lo que te rodea. Respeta las normas del parque, incluso las bonitas flores deben permanecer en él. Si decides viajar con tu perro, llévalo con correa para evitar que tu mascota tenga altercados con especies salvajes. Además, también podrías recibir una multa por llevar perros sin correa por un parque nacional.
Para más rutas de ecoturismo por ciudades españolas, visite mis artículos sobre Ciudad Real y Albacete. Monfragüe es, sin duda, uno de los mejores parques naturales de España.
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