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Oficinas de información turística: Los mejores amigos del viajero

Este es un post invitado por parte de Marian y Camu de Trayectorias en Viaje.

 

 

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Entre viajeros, la búsqueda de caminos y recorridos alternativos a los preformateados para turistas parece una obsesión. Descubrir los caminos nunca transitados, los rincones escondidos, los atractivos que no figuran en ningún mapa ni en ningún folleto turístico. Pese a que muchos viajeros se rehúsan, nosotros encontramos cinco razones por las que todos deberían consultar los puestos de información turística.

Sea en la ciudad, en un pueblo o en el medio de la selva, los viajeros le escapamos a cualquier cosa que vaya acompañado del adjetivo “turístico”: puesto de información turística, agencia turística, atractivo turístico, centro turístico, excursión turística, destino turístico -aunque obviamente todos queremos ir a París y subir a la Torre Eiffel-.

Hablando en primera persona, en estos más de cuatro meses de viaje que llevamos como proyecto de vida queremos ser nosotros los inventores de cada itinerario y no atarnos a los circuitos turísticos.

Si estamos en una ciudad, nos gusta perdernos por las calles, entrar a edificios, tomar cada día un camino diferente para llegar a destino. Cuando estamos en los pueblos, nos gusta espiar por las ventanas y puertas abiertas de las casas, alejarnos hacia las afueras donde se terminan las calles y preguntarnos hacia dónde seguimos. No estuvimos aún en lugares como el Amazonas o el desierto del Sahara, así que no sabemos cómo haríamos para recorrer ese tipo de regiones.

Sin embargo, esto no significa que nos opongamos a ir a los centros de información turística, sino por el contrario consideramos que lo que te brindan estos lugares pueden complementarse perfectamente con nuestras ansias de aventura. A pesar de querer conocer los destinos más allá de lo que le quieren mostrar al turista, nosotros recomendamos siempre consultar con las oficinas de turismo.

En cada lugar -país, región, pueblo- reciben nombres diferentes. Puede ser la oficina de turismo o el centro, el punto, el servicio de información turística. A veces son realmente oficinas con cómodos sillones, calefacción o aire acondicionado, otras son puestos callejeros, una carpa, un stand en la plaza o en la terminal de buses. Otras, simplemente es una cartelera con mapas, folletos y hojas pegadas con información diversa o una mesa dentro de un edificio gubernamental.

Desde ya que vamos a llegar a lugares que no tienen ningún tipo de estructura turística y en esos casos hay que apelar a seguir nuestro instinto y a conversar con la gente local. Pero nosotros recomendamos preguntar por esos famosos Puestos de Información Turística, buscarlos y acercarse a consultar. Y sobre todo a conversar mucho -si el idioma lo permite- y preguntar por demás.

A continuación detallamos nuestras cinco razones por las que recomendamos acudir a los centros de información turística oficial, tanto de las grandes ciudades como de las pequeñas o, si los encontramos, de los pueblos perdidos por ahí.

1. La obvia: Conseguir un mapa local y regional (o varios) y folletos (muchos)

En cuanto a los mapas, nos parece importantísimo saber dónde estamos ubicados en relación al entorno. Qué hay en las cercanías y en las afueras, buscar los puntos que de antemano sabemos que queremos conocer para tener una idea aproximada de cuánto tiempo vamos a tardar en llegar hasta allí.

En los mapas turísticos están marcados esos puntos que se consideran imperdibles de conocer. ¿Por qué nosotros no vamos a querer conocerlos? Seguramente detrás de ese “punto turístico” famoso, conocido, popular y masivo hay toda una historia por descubrir. Y nosotros, con los viajes buscamos conocer y aprender.

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Los “puntos” marcados en los mapas no tienen por qué determinar nuestro recorrido pero bien vale saber dónde están, la mejor forma de acceder a ellos y cómo combinarlos con nuestros intereses particulares. Además, llegar hasta ellos es una oportunidad para descubrir aquello que no está en el mapa, encontrar nuestro propio tesoro escondido.

Por otra parte, los folletos nos aportan información histórica (por qué se decidió construir tal parque, cuál es la importancia social de tal edificio, cuándo llegó la luz eléctrica a un un pueblo, cuándo dejó de pasar el tren por un lugar), datos duros (desde la cantidad de gente que vive en un lugar o los kilómetros que ocupa un poblado) y curiosidades (qué personaje conocido vivió allí o qué Record Guinnes tiene ese lugar). También, esos folletos nos hablan de la cultura del lugar: sus costumbres, sus comidas típicas, las actividades económicas que llevan a cabo los pobladores.

Los mapas y folletos turísticos realizados por las oficinas de turismo son el resultado del trabajo de distintos profesionales -historiadores, antropólogos, curadores, museólogos, comunicólogos- con el objetivo de ofrecer al visitante un panorama general del lugar generando así una experiencia más enriquecedora. Esta información puede ser el punto de partida de futuras conversaciones con los lugareños y así poder contrastar la versión oficial con la de los locales.

Pero ¿por qué ir necesariamente hasta una oficina de turismo? Muchas veces ese mismo material lo podemos encontrar en el mostrador de una almacén cuando vamos a comprar provisiones o en la cartelera del hospedaje donde dormimos. Sin embargo, esos mapas y folletos no siempre son de las oficinas oficiales, por lo que la calidad de la información es dudosa, por ejemplo lo que se marca como “puntos de interés”. Además ese tipo de material suele estar acompañado de publicidad de comercios locales -que son los que financian la impresión- y a nosotros es algo que nos molesta bastante y nos preguntamos qué pasa por ejemplo con los pequeños comerciantes que no tienen siempre la posibilidad de anunciar. ¿Un restaurante que no aparece no será un excelente lugar para comer con la gente local?

Por otra parte, es posible que en el mismo lugar donde nos hospedamos nos pueden brindar abundante información. Y claramente recomendamos preguntar, pero puede suceder que los recepcionistas tengan algún convenio con agencias privadas para vender los tour a cambio de alguna comisión y por ello pongan más énfasis en comentar los paquetes turísticos que las maneras alternativas de hacer los recorridos.

Entonces, la información que aparece en los mapas y folletos se vuelve más valiosa cuando la complementamos con las explicaciones del personal de la oficina por todos los detalles que podemos obtener de personas que no tienen ningún otro interés que el de informarnos.

Con los mapas en la mano, podemos preguntar, los tiempos aproximados de traslado, si tal recorrido se puede hacer caminando, la topografía -¿o piensan que es lo mismo recorrer la Ciudad de Buenos Aire que Cuzco?-, si hay alternativas de transporte público para llegar a un lugar alejado, el estado de las rutas, cómo conectar con otros lugares de la región, dónde están los cajeros automáticos, las características de los barrios o zonas -el horario para caminar por determinados lugares, pero ejemplo-, que nos recomienden el mejor lugar para comer barato y ¡cualquier otra cosa que se nos ocurra!

Así con mapas y folletos oficiales más toda la información que nos ofrecieron estamos más que listos para recorrer, visitar, aprender y conocer ese lugar. Así, también, podemos perdernos y descubrir muchas cosas más.

2. Variedad de opciones para hacer los itinerarios

Es esperable que cualquier ciudad o pueblo cuente con dos o tres actividades o puntos de interés que son los primeros que responden a la pregunta “¿Qué hay para hacer aquí?”. Hacer esa pregunta a los lugareños es siempre una buena idea, aunque no siempre recibiremos una respuesta que nos sea útil.

Por eso recomendamos, además de a los lugareños, hacer esa pregunta en las oficinas de información turística. No tanto por los puntos de interés en sí que probablemente ya conozcamos o nos haya comentado algún residente sino principalmente por la manera de llegar a dichos destinos, sobre todo a los de más difícil acceso. Por un lado, podemos tener una amplia variedad de opciones de tours o agencias, de distintos precios y prestaciones si es que quisiéramos hacerlo de esa manera. Por otro lado, y más interesante, nos pueden informar alternativas para llegar a los destinos sin necesidad de contratar un tour.

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Nosotros, por ejemplo, en La Serena, Chile, ahorramos la mitad del costo de una excursión a Isla Damas, donde está la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, y donde se va a conocer a estos pingüinos, obviamente, además de delfines, una gran variedad de aves y lobos marinos.

En lugar de ir en un tour, fuimos en una combi de una persona que se dedicaba de manera particular a realizar ese trayecto para personas locales. Luego, por nuestra cuenta coordinamos el cruce en lancha a la isla y el pago de la entrada a la Reserva Nacional. Esa información, tanto de que se podía ir sin tours como de los horarios y teléfonos de contacto, era muy difícil conseguirla en los hospedajes, que suelen ganar comisiones por recomendar agencias y mucho menos en las agencias, cuyo principal interés es que las contrates.

Entonces fuimos al puesto de información turística de La Serena y allí nos indicaron los teléfonos de todas las personas claves, el lugar donde tomar la combi y los costos aproximados. Una vez en el lugar, nos cruzamos con todos los turistas que llegaron con la agencia, hicimos el mismo recorrido y en las mismas condiciones. La única diferencia es que nosotros comimos unos sándwich que llevamos y a los otros los llevaron a comer a un restaurante una vez terminada la excursión.

3. Organizar y contactar

Sin duda, las oficinas de turismo son los mejores lugares para conseguir contactos y ahorrar en llamados.

Al llegar a un lugar seguramente no conozcamos los números telefónicos (o correo electrónico) de algunos actores que pueden resultar clave para nuestros recorridos. Por otro lado, si estamos en el extranjero, es probable que no contemos con una línea telefónica local y si contamos con una seguramente queramos dejar el crédito para situaciones de emergencia.

Cuando necesitemos hacer algún llamado a algún ente, hospedaje, oficina, agencia o institución, un buen recurso puede ser acercarse a los puntos de turismo para que nos contacten con ellos.

Incluso es una buena opción para obtener información acerca de nuestros próximos pasos o destinos. Quizá quien atiende el puesto no sabe si una ruta está cortada por un desmoronamiento de la montaña, pero seguro tiene el número de teléfono de la Oficina de Vialidad para averiguarlo. De esta manera no solo conseguimos el número, sino que además nos prestan el teléfono para realizar el llamado o lo hacen ellos directamente.

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Lo mismo puede ocurrir para conseguir hospedaje si no lo hicimos con anticipación. Dependiendo del lugar, puede haber ciudades en las que sería muy arduo caminar con las mochilas para recorrer distintos hospedajes que pueden quedar lejos entre sí. Incluso eso puede complicarse si hay poca disponibilidad, sobre todo si se llega durante algún evento importante o en temporada alta.

Los puntos de información turística pueden realizar algunos llamados para confirmar disponibilidad y así poner nuestras energías en ir a hospedajes que tenemos la certeza que tienen lugar y están dentro de nuestro presupuesto.

Estando en Gramado, sur de Brasil, habíamos averiguado que para ir a visitar los Canyones de Cambará do Sul había muy pocas opciones y nosotros teníamos poco tiempo. Definitivamente, nos convenía alquilar un auto por un día, antes que contratar cualquier tour. En la oficina de turismo confirmamos que la opción del auto era más económica y además ellos se encargaron de llamar a distintas empresa de alquiler de autos para averiguar precios, disponibilidad y si era posible alquilar a extranjeros (cosa que no era tan común).

Para nosotros fue de gran ayuda ya que nuestro portugués seguramente nos hubiese hecho perder alguna información.

Una vez que nosotros definimos cuál nos convenía, desde allí también llamaron para reservar un auto y como si eso fuera poco, pidieron que nos vengan a buscar ya que el retiro del auto era en las afueras. Un lujo.

4. Agenda de actividades

En Asunción, Paraguay, llegamos de casualidad para la celebración de los 204 años de la independencia. Durante cuatro días la actividad habitual de la ciudad se paralizó y los festejos patrios fueron los protagonistas.

Siguiendo nuestra propia recomendación, el primer día en la capital paraguaya fuimos a la Secretaría de Turismo y además de mapas y folletos nos entregaron una hoja con un detalle de las actividades que se iban a desarrollar durante esos días. Ferias, recitales, visitas guiadas, desfiles patrios, talleres y horarios especiales de museos y edificios públicos.

 

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Es verdad que las grandes ciudades y los destinos más turísticos generalmente tienen un sitio web con información actualizada y perfiles en redes sociales donde publican las actividades semanales. Sin embargo, a nosotros nos pasa que al leer la descripción de cada una muchas veces nos quedamos con preguntas específicas de la actividad. Y más de una vez nos hemos llevado una sorpresa, pensando que era algo que en realidad no fue.

Como seguramente muchos lugares que visitemos no cuenten con una estructura de comunicación para compartir la agenda de manera virtual, es conveniente acercarse a consultar. Generalmente, en las oficinas de turismo es donde encontraremos más información acerca de las actividades gratuitas, organizadas por las mismas áreas de gobierno.

5. Visión objetiva del lugar

Obviamente, en cada puesto de información que consultemos nos van a decir que ese destino tiene mil cosas para hacer y recorrer. En eso no suelen ser muy objetivos.

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Con “objetividad” nos referimos a cuestiones relativas a la “seguridad/inseguridad” de los lugares, sea por delitos, cuestiones climáticas o riesgos de todo tipo. En general, encontramos que los lugareños creen vivir en zonas más inseguras o peligrosas de lo que son. Solemos escuchar frases como: “Ahora esto está más peligroso” o “Por ahí mejor no meterse” o “Es imposible transitar por allí” o “Esta no es buena época”.

A decir por nuestra experiencia, en las oficinas de turismo no están impregnados de esa visión catastrófica del lugar. Por el contrario, te pueden dar información relevante para que puedas visitar todos los puntos del lugar, incluso aquellos que los lugareños te dirían que no vayas por ningún motivo. Esa información puede ser qué caminos transitar, en qué horarios, a qué estar atentos, qué recaudos tomar.

Cuando estuvimos en Montevideo, la mujer de la oficina de turismo nos comentó los distintos circuitos que podíamos hacer caminando y en un momento nos consultó dónde nos estábamos hospedando. Cuando le mostramos en el mapa la ubicación del hostel, nos comentó que a partir de las seis de la tarde no era conveniente transitar la zona del puerto y que por la noche en la zona del centro lo mejor era caminar siempre por las avenidas.

Ese tipo de comentarios nos parecen apropiados e importantes para que la experiencia de estar en un lugar no nos deje un sabor amargo. Sin embargo, en ningún momento nos hicieron sentir que el lugar donde estábamos era peligroso.
Nosotros siempre queremos llevarnos una idea lo más amplia posible de los lugares que visitamos, por lo que no vamos a dejar de ir a un lugar por más que nos digan que es peligroso. En todo caso, valoramos tener información para estar preparados para todo tipo de lugares. Lo mismo ocurre con el auto-stop, para un lugareño promedio suele ser riesgoso que lo hagas y te recomendarán que tomes un bus.

En las oficinas de turismo pueden dar buena información de cómo hacer para continuar el viaje a dedo, ya sean puntos específicos donde ubicarse o recomendaciones propias de la zona.

Excepciones a la regla

Desde ya que en no todos los casos que visitemos los centros de información vamos a tener experiencias positivas y es probable que de vez en cuando tengamos alguna experiencia negativa.

Para obtener información de calidad lo más importante es transmitir a quien nos atienda el tipo de viaje que estamos realizando para que teniéndolo en cuenta nos pueda informar. Seguramente obtendrán respuestas diferentes si son viajeros de bajo presupuesto, amante del transporte público o de andar a pie o si tienen poco tiempo y quieren aprovechar al máximo cada día. Seguro que para obtener la información adecuada, tendremos que pedirla de la manera adecuada. Ahí está la clave.

Nosotros aprendimos esa lección en Asunción, Paraguay. Fuimos a consultar cómo recorrer las afueras de la ciudad. Nos dijeron qué buses tomar, un posible recorrido y nos aseguraron que en todos los puntos había hospedajes.

La cuestión es que llegamos a una ciudad en la que no teníamos ninguna opción económica para dormir. Habíamos ido sin la carpa, por la que tampoco teníamos la posibilidad de apelar a la buena voluntad de un vecino para que nos prestara una porción de su jardín. En resumen terminamos pagando un hospedaje muy caro, pese al descuento que nos hicieron cuando le comentamos que estábamos realizando un viaje de bajo presupuesto. Desde ya que si hubiese sido en temporada alta ni siquiera habríamos tenido ese descuento.

Igualmente, a veces teniendo las preguntas adecuadas no tendremos las mejores experiencias. Nos ha pasado de llegar a un punto de información en Porto Alegre y que no hablen una palabra de español ni de inglés. En ese caso intentamos llevarnos folletos y con algo de fastidio, nos fuimos a recorrer la ciudad. Teníamos las preguntas adecuadas pero no las pudimos hacer.

Por el contrario, en la zona del Eje Cafetero de nos llamó la atención que en las autopistas, cada cierta cantidad de kilómetros, había puntos de información. Allí te brindaban todo tipo de datos, que nos resultaron útiles para, al entrar a las ciudades, ya contar con información y no tener que recién dentro de la ciudad buscar la oficina de turismo.

Respecto a malas experiencias, la peor sin dudas la tuvimos en nuestro propio país, Argentina. Más precisamente en Puerto Iguazú, a pocos kilómetros de las maravillosas Cataratas del Iguazú. Al llegar nos enteramos que en la terminal de buses, en donde día a día pasan miles de turistas, no hay una oficina de información oficial, ni grande ni pequeña. Investigando un poco llegamos a la triste verdad, el Ente de Turismo de la provincia optó por dejar en manos de las agencias de viaje el servicio de información a cambio de un porcentaje de las ganancias. El resultado, una estación en la que la única información que te brindan es para que compres tours o pasajes.

Siempre resulta útil dirigirse a las oficinas de turismo, en la mayoría de los casos para obtener mucha información, material y beneficios viajeros y en algunos pocos casos, para obtener anécdotas divertidas para luego andar contando por ahí.

En conclusión, recomendamos fervientemente que acudan a los puntos de información turística al llegar a cualquier lugar. Seguro, por lo que escribimos anteriormente, recibirán buena información, incluso para complementar aquella que obtengan en sitios online o en las típicas guías de viajeros.

Sobre los autores

bio

Marian y Camu son compañeros, novios, pareja, convivientes y concubinos entre otros rótulos que acumulan. Hace poco estrenaron uno nuevo: son viajeros. Llevan adelante un proyecto de vida itinerante que concretan a través de la comunicación. Su blog es Trayectorias en Viaje. Los encuentran en Facebook, Twitter, Instagram y Couchsurfing.

 

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