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León decorativo en el cementerio

El Cementerio Judío de Praga y el barrio de Josefov

Historia de los judíos en Praga

Antes del Holocausto, y durante siglos, fue uno de los centros más importantes de para los judíos. Se cree que la existencia de judíos en se remonta al año 970. A finales del siglo XI ya existía en Praga una comunidad establecida.

Con el crecimiento de la población semita en la ciudad, se estableció durante la Edad Media un barrio judío o ghetto separado del núcleo cristiano, al norte del centro de Praga.

Balcón del Josefov

El siglo XVI se considera el del Renacimiento de Praga. El ghetto se convirtió en un centro del misticismo judío. Intelectuales, artesanos y arquitectos venían de todos los rincones de Europa para establecerse en Praga. Durante esta época, el ghetto permaneció practicamente aislado del desarrollo de la ciudad. Sin embargo, algunos judíos se conviertieron en astrónomos, matemáticos, geógrafos, filósofos y artistas.

Uno de los judíos intelectuales de esa época fue el rabino Judah Loew ben Bezalel (1525-1609), conocido también como el Maharal. Loew publicó más de 50 libros religiosos y filosóficos y se convirtió en el sujeto de múltiples leyendas, la más importante relativa a la creación del Golem.

El Golem es un hombre artificial hecho de arcilla al que se le daba vida mediante magia. Actuaba como protector de los judíos.

A principios del siglo XVIII, vivían en Praga más judíos que en ningún otro lugar del mundo. En 1708, los judíos representaban un cuarto de la población de la ciudad.

Sinagoga Antigua-Moderna

La edad de oro de los judíos en Praga llegó a su fin con la ascención al trono de María Teresa de Hasburgo, regente de Austria, Hungría y Bohemia, que entre 1745 y 1748 expulsó a los judíos de su reino.

Durante el reinado de José II de Austria los judíos regresaron a Praga.

En 1781 el rey promulgó el Edicto de Tolerancia, que bosquejaba los principios de libertad religiosa. José permitió además a los judíos participar en todo tipo de actividades, comercio, agricultura, arte e incluso asistir a centros de educación superior. A los judíos no sólo se les enseñaba hebreo y yiddish, sino además contabilidad.

José II era tan popular entre la comunidad judía que el ghetto fue bautizado en su honor. Hasta nuestros días, el barrio judío de Praga se conoce como Josefov.

Durante el siglo XIX, los judíos se emanciparon gradualmente. En 1852 el ghetto fue oficialmente abolido y Josefov se convirtió en un distrito más de Praga.

Los judíos se vieron atrapados en las rivalidades surgidas en el XIX entre las clases medias checo-parlantes y los miembros germanófonos de la aristocracia austrohúngara.

Interior de la Sinagoga Española

A partir de la década de los 30, los judíos empezaron a adoptar la lengua germana y asimilaron rasgos culturales alemanes.

Los primeros años del siglo XX vieron un florecimiento de intelectuales judíos de habla alemana, particularmente en el ramo de la literatura, con escritores aclamados internacionalmente como Franz Kafka, Max Brod y Franz Werfel.

La II Guerra Mundial

El 14 de marzo de 1939, Eslovaquia se declaró independiente de Praga y firmó el Tratado de Protección con la Alemania Nazi. Al día siguiente, Alemania ocupó Chequia.

En ese momento, la población judía de Praga era de 92.000 personas, casi un 20 por ciento de la población total. Al menos dos tercios de los judíos de Praga murieron durante el Holocausto.

Nombres de los judíos muertos durante el Holocausto escritos sobre las paredes del Museo Judío de Praga

En la República Checa, alrededor de 26.000 miembros de la comunidad judía emigraron a distintos lugares como Palestina, Estados Unidos, del Sur y Europa Occidental. Sin embargo, no todos los judíos checos tuvieron tanta suerte, gran parte de ellos fueron llevados a Terezin y posteriormente trasladados a los campos de exterminio de Auschwitz, Maidanek, Treblinka y Sobibor.

97.000 judíos checos perecieron durante la Guerra, entre ellos 15.000 niños. Se estima que sólo sobrevivieron 132 niños judíos en toda Chequia.

La época comunista

Entre 1948 y 1949, el bloque soviético apoyó la creación del estado judío de Israel y en Chequia se permitió la emigración voluntaria de los judíos. Sin embargo, a partir de 1949, la emigración era prácticamente imposible.

Bajo la presión de Stalin, el bloque comunista se apresuró a suprimir las manifestaciones religiosas y de culto, incluyendo el judaísmo.

Durante la época del telón de acero, el regimen comunista checo demolió unas 90 sinagogas y clausuró decenas de cementerios judíos.

La actualidad

La Sinagoga Pinkas fue reinaugurada en 1992, la Maisel en el 95 y la Sinagoga Española fue restaurada en 1998. Actualmente forman parte del Museo Judío de Praga, un espacio dedicado a la educación y la cultura semítica.

Actualmente, la Federación de Comunidades Judías estima que en la República Checa habitan unos 15.000 judíos, si bien las cifras oficiales hablan de 3.000.

Paseo por el Josefov, una mirada a la Praga Judía

La colección más amplia de objetos judíos en Praga puede encontrarse en el Museo Judío.

Museo Judío de Praga

 

Alberga una colección formada por materiales impresos, textiles, plata, obras de arte, objetos cotidianos y artefactos provenientes del campo de concentración de Terezin, incluyendo una colección única de dibujos infantiles.

Fundado en 1906, la intención original del museo era preservar artefactos de las sinagogas de Praga que estaban siendo demolidas debido a la renovación del barrio judío.

Con la ocupación alemana en 1939, los nazis decidieron mantener el museo, que sería rebautizado como “Museo de una Raza Extinta”. Los nazis contrataron a Karel Stein, historiador y fundador del museo para catalogar las decenas de miles de objetos confiscados en las 153 comunidades judías destruidas en Bohemia y Moravia. Los trabajadores del museo trabajaban literalmente por su vida, sólo seguirían vivos mientras les fueran útiles a los nazis. Habiendo perdido ya a sus familias, la mayoría perdía la batalla y al final eran enviados a Terezin y Auschwitz. La única superviviente, Hana Volavkova, regresó a Praga después de la guerra y se convirtió en la directora del Museo Judío.

Además del edificio principal, el Museo Judío consta del Antiguo Cementerio Judío de Praga, la Sinagoga de Pinkas, la de Klausen, la Sinagoga Española, la Maisel y el Salón Ceremonial.

Sinagoga Española de Praga

El edificio Chevra Chadisha pertenece a la Sociedad de Enterradores de Praga y se encuentra a la entrada del cementerio. La función de la Sociedad era la de vigilar y cuidar los cuerpos en las horas previas a los entierros.

El Cementerio Judío de Praga

Es el cementerio judío más antiguo de Europa. Abrió sus puertas en el siglo XV y permaneció operativo hasta el siglo XVIII.

León decorativo en el cementerio

En 1439, Avigdor Kara fue la primera persona en ser enterrada allí. Durante los 400 años siguientes, alrededor de 200.000 residentes del ghetto de Praga fueron enterrados en sus confines. Ya que el cementerio sólo estaba preparado para manejar una cifra 10 veces inferior, las tumbas están superpuestas unas encima de las otras, llegando a tener 12 “capas” en una sección.

Tumbas amontonadas en el cementerio judío

Los residentes más célebres del cementerio son el Rabino Loew (1609) y Mordechai Maisel (1601).

Tumba del Rabino Loew

Desde 1990, el Museo Judío de Praga se encarga de la conservación y restauración del cementerio.

Actualmente cuenta con unas 12.000 lápidas amontonadas.

Lápidas del cementerio judío

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Soy Luis Cicerone, creador de xixerone.com y viajero incansable. Mis pasiones, además de recorrer el mundo, incluyen los gatos, la comida, las series y la arquitectura.