Cualquier otro edificio del mundo es prácticamente un enano al lado de Burj Khalifa, el rascacielos más alto del mundo.
Ya es conocida la sobredosis de estética kitsch de la que hacen gala los Emiratos Árabes. Dubái, manteniendo el espíritu de estrella de la ostentación al que nos tiene acostumbrados no podía quedarse corto en lo que arquitectura respecta.
En el año 2009 la histriónica ciudad (si una ciudad puede ser histriónica, esa es Dubái) inauguró el edificio más alto que el ser humano haya construido jamás. Sólo por ese motivo se convierte en todo un acontecimiento escalar hasta su cumbre.
Origen del Burj Khalifa
El origen del edificio más alto del mundo fue un tanto improvisado, incluidas su construcción y altura final. El proyecto originalmente fue concebido para ser erigido en Australia por el arquitecto Adrian Smith e iba a alcanzar “tan sólo” los 570 metros, una altura en ese entonces suficiente para convertirlo en el rascacielos más alto del mundo.
Al descartarse la idea australiana, se decide emplazar la torre en Dubái y su altura se proyecta hasta los 600 metros.
Lo que ocurre después es un cúmulo de sorpresas, cambios y reajustes en el proyecto que evolucionaron la construcción del edificio incluso durante las obras.
Su altura se va incrementando cada vez más y nadie sabía cual iba a ser la cifra final hasta el mismo día de su construcción. La prensa especializada especulaba con la idea de que el Burj Dubai (como se llamó en un primer momento, antes de ser rebautizado como Burj Khalifa) alcanzara el kilómetro de altura.
Una torre superlativa
La cifra final es de 828 metros y evidentemente se hace con el récord mundial de altura de cualquier construcción humana. También tiene el record al mayor número de plantas, mayor recorrido en ascensor, la planta más alta ocupada y el observatorio a mayor altura, entre otros.
Diseño
Su planta tiene forma de “Y” similar a la del Hymenocallis, una típica flor del desierto. Se compone de tres elementos que arrancan de un núcleo central y van girando de forma helicoidal, decreciendo en su altura hasta veintiséis niveles, llegando sólo el núcleo a alcanzar la altura total del edificio.
Para su diseño, se tuvo en cuenta el impacto del viento de la zona mediante ensayos sobre maquetas, y durante su construcción se sometió a la fachada a múltiples análisis ya que por su gran altura, los cambios de presión y temperatura podría afectar a la estructura del edificio.
Números
En total son más de 160 plantas habitables de las cuales 61 son apartamentos de lujo y 49 de oficinas, el resto son las denominadas mecánicas o dedicadas a instalaciones del edificio.
Entre las plantas residenciales, 39 pertenecen al Hotel Armani y el resto lo conforman 700 apartamentos privados, un mirador en la planta 123 y el observatorio panorámico de la 124.
Visita al observatorio
Para visitar su observatorio lo ideal es hacer una reserva previa a la visita en su página oficial, puesto que es la mayor atracción de la ciudad. Hay que tener en cuenta que las horas más demandadas son las del atardecer, cuando es posible contemplar Dubái entre el día y la noche.
El mostrador de venta se encuentra en la planta baja del Dubai Mall, justo a los pies de la gran torre. Las visitas suelen estar organizadas en intervalos de media hora, en grupos no muy numerosos y dura aproximadamente una hora.
En la entrada en el área de recepción una gran maqueta y un comparativo con los edificios más altos del mundo recibe al visitante.
Allí se sitúan los ascensores de alta velocidad, que a 10 metros por segundo y sin apenas notarlo suben hasta la planta 124, donde un mirador acristalado de 360º muestra el skyline de la ciudad desde el edificio más grande del mundo.
Curiosidades y superlativos del Burj Khalifa
– La superficie de su fachada desplegada equivaldría a 17 campos de fútbol.
– En la planta 76 se encuentra la piscina más alta del mundo.
– A los pies de la torre se sitúa el centro comercial más grande del mundo por área total, el Dubái Mall.
– También en sus inmediaciones se encuentra la fuente danzante más grande de la tierra, todo un espectáculo de agua, luz y sonido que puede contemplarse desde el atardecer hasta la medianoche.
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