Como os comentaba hace unos días, tengo la oportunidad, de la mano de Alsa Autobuses, de iniciar una nueva sección el blog dedicada al turismo de proximidad, para descubrir los rincones con encanto que se esconden a poca distancia de casa.
Esta aventura la empecé en Calatayud, una ciudad de escasos veinte mil habitantes ubicada a medio camino entre Barcelona y Madrid, en la provincia de Zaragoza.
A pesar de su pequeño tamaño, Calatayud es un lugar repleto de historia y con suficientes lugares de interés para pasar un agradable fin de semana. Si te preguntas qué ver en Calatayud, sigue leyendo.
La ciudad de Calatayud es la tercera ciudad más grande de Aragón. Si bien sus tierras han estado habitadas desde épocas celtíberas y posteriormente pertenecieron a la romana Bíbilis, la ciudad como tal fue fundada por los árabes en el siglo VIII como Qal’at Ayyub, o la “Fortaleza de Ayyub”.
Los cinco castillos que coronaran las colinas cercanas y cuyas ruinas perduran hasta nuestros días, hablan de un punto estratégico militar de gran importancia, de una villa próspera y de una historia y una cultura de gran riqueza.
Desde su fundación en época árabe y durante la mayor parte de la Edad Media, Calatayud fue un importantísimo polo cultural, en el que tres grandes civilizaciones, la mora, la judía y la cristiana, convivían en armonía.
La división de la ciudad en tres barrios habitados por las distintas religiones que coexistieron es aún patente. Las calles del centro antiguo de Calatayud muestran en sus placas diferentes símbolos dependiendo de la zona en la que se encuentran. De esta forma encontramos que las placas de la morería tienen una luna menguante, las de la judería una estrella de David y las del barrio cristiano, una cruz.
El perfil de la ciudad está definido por las torres de sus iglesias mudéjares, renacentistas y protobarrocas. Especial mención merecen la iglesia de San Andrés y la Colegiata de Santa María la Mayor, que está construida sobre la que fuera la mezquita mayor de la ciudad y es actualmente Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO por ser un ejemplo excepcional de arte mudéjar aragonés. La portada del templo muestra un excelente conjunto escultórico renacentista realizado en alabastro.
La parte alta de Calatayud, conformada por los barrios de la judería y la morería, no ofrece monumentos específicos, sin embargo, es un más que agradable lugar para pasear y ver la ciudad convertirse poco a poco en pequeño pueblo, con casas que parecen apelotonarse en las laderas de las colinas fortificadas y calles estrechas que serpentean buscando el Castillo de Ayub.
En la cima de la montaña que bordea la ciudad por el norte se encuentra el Castillo Mayor, de Ayyub o Ayud, que da nombre a la ciudad y es el mejor conservado de los cinco castillos que existieron en la zona, si bien está en ruinas.
El recinto amurallado que preside el castillo ofrece la oportunidad de subir a algunas de sus torres y apreciar vistas de Calatayud y el área circundante.
En la zona sur de la ciudad encontramos el centro propiamente dicho, con edificios clásicos, modernistas y algún ejemplo de arquitectura moderna.
El Paseo de las Cortes de Aragón es una calle arbolada en la que se encuentra la zona de ocio, así como la mayoría de las opciones gastronómicas de la ciudad.
Cómo Llegar a Calatayud
La forma más económica de llegar a Calatayud desde Madrid, Barcelona o Zaragoza es por autocar. La estación de autobuses se encuentra justo en las afueras del centro antiguo. El recorrido es efectuado por varias compañías. Consultar horarios y reservar billetes baratos.
Calatayud cuenta además con estacicón de AVE de la línea Madrid-Barcelona, la estación se encuentra en las afueras de la ciudad, al sur del río Jalón.
Dormir en Calatayud
Yo me alojé en el muy recomendable hotel Monasterio Benedictino, cerca del centro antiguo, de la zona de restaurantes y de la estación de autobuses.
