El pasado fin de semana regresé de mi viaje a Perú invitado por los amigos de LAN Airlines.
Durante poco más de una semana estuve, junto a otros cinco bloggers de viajes, recorriendo este país andino y disfrutando de sus inmensurables maravillas naturales, arquitectónicas y gastronómicas.
Nueve días se hacen cortos en Perú, sin embargo, vuelvo a casa con la sensación de haber experimentado uno de los países más fascinantes de América del Sur, de haber tenido vivencias únicas y de haber conocido a gente maravillosa.
Estos son los 10 momentos estelares de mi viaje a Perú.
1. ¡Machu Picchu!
Si no abro esta lista con Machu Picchu significaría que mi viaje no ha valido la pena. Y no exagero, la ciudad inca de Machu Picchu, Patrimonio de la Humanidad, es el primer punto en la lista de motivos para visitar Perú de cualquier viajero.
Si lo dabas por hecho puedes seguir leyendo, aún quedan nueve motivos más.
2. Incursión en la gastronomía peruana
Después de este viaje me he dado cuenta de que podría tener una dieta que consistiese de ceviche al cien por cien y no llegar a hartarme. Pero la cocina peruana no acaba con el ceviche, causas, filete de alpaca, sentadito, cuy, queso andino, ají de gallina, ensaladas, e infinidad de variedades de arroces son solo algunos de los exquisitos platos que pude degustar en Perú.
3. Lima sorprende
No voy a mentir, Lima es una ciudad que esperaba sosa, peligrosa y carente de interés.
Nada más lejos de la realidad, la capital peruana impresiona por su legado histórico, elegantes plazas y edificios muy interesantes.
Colonial, noveau, decó… la arquitectura de Lima es señorial, si bien tiene ese punto justo de decadencia que hace que la urbe se sienta auténtica y cercana.
4. Los paisajes naturales
Perú es un país inmenso (el doble de grande que España) y cuenta con un territorio de marcadas diferencias geográficas y climatológicas. Desiertos y terrenos áridos en la costa, impresionantes cumbres andinas en el centro y frondosas selvas en el este. Esta inmensa variedad hace que cada vez que te asomes por la ventana del vehículo veas un nuevo paisaje, cada cual más impresionante que el anterior.
5. Cusco, Cuzco, Qosqo, Cosqo o como quieras llamarlo
La capital del Imperio de los Incas.
Cusco, es la ciudad colonial más bella que he visto jamás.
Calles estrechas y adoquinadas parten de la Plaza de Armas en todas direcciones buscando la montaña, en ambos lados se yerguen casas bajas de techos de teja roja que se pierden en la distancia. Elegantes palacios coloniales, que conservan cimientos incas, comparten espacio con hermosas iglesias y mercados en los que puede oírse una curiosa combinación de castellano y quechua.
6. Mi primera experiencia ferroviaria latinoamericana
Hay muy pocas líneas de tren en funcionamiento en Sudamérica. Si has de probar sólo una, que sea la que une Ollantaytambo y Aguas Calientes, o lo que viene siendo el Valle Sagrado de los Incas y Machu Picchu – Pueblo.
7. Nadando con leones marinos
Son un poco tontos, apestan y gritan como orangutanes, pero se hacen querer.
8. Visita a los mercados
Los mejores lugares para ver cómo viven los locales es visitando los mercados. Si bien la mayoría de pueblos turísticos de Perú tiene uno dedicado a la venta de souvenirs y baratijas para extranjeros en general, mi recomendación es ir al Mercado del Surquillo en Lima, un mercado de comida donde puedes echar un vistazo en la vida de un limeño común y corriente.
9. Ascenso al Wayna Picchu
Naturaleza en estado (casi) puro.
La montaña que se encuentra a espaldas del Machu Picchu ofrece una de las mejores vistas a la ciudad inca, siempre y cuando tengas la energía para andar durante 2 horas o más entre la vegetación tropical y a casi tres mil metros de altitud (trae hojas de coca para el mal de altura).
10. Mis compañeros viajeros
Sin ellos mi viaje no habría sido el mismo.
Tuvimos nuestros momentos de fatigas, de madrugones, de mal de altura, de diferencias de percepción sobre la seguridad en Lima; pero por encima de todas las cosas, tuvimos muchísimos momentos de risas, de conversaciones interesantes, de palmadas en la espalda, de comilonas y de diversión.
Un saludo muy especial a mis cómplices de aventuras:
Pau Solbes, Victoria Rodríguez, Diego Pons, María García y Esther García.
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