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Dormir en un castillo – Château de Modave

 

 

Una de las principales cosas que más me llamó la atención del programa de mi viaje a Bélgica era la cantidad de originales hoteles en los que íbamos a dormir mis compañeros de viaje y yo. Entre estos había un hotel chic y moderno de nueva construcción, una antigua fábrica reconvertida en hotel y un hotel clásico de cinco estrellas en el corazón de Bruselas.

Sin embargo, el alojamiento que me dejó con la boca abierta nada más leerlo en el programa era el de la primera noche. Pasaría la noche en un Castillo.

Dormir en un castillo es una experiencia que no es tan común, definitivamente no es algo a lo que yo esté acostumbrado cuando viajo y por tanto esttaba ansioso por experimentarlo.

El Hotel en el Château de Modave

He de confesar que esperaba que las habitaciones del hotel estuviesen decoradas de forma un tanto más palaciega.

Las habitaciones que el castillo posee para alojar clientes (no todo el castillo es un hotel) se encuentran en una especie de anexo al edificio central. Si duermes en el Castillo de Modave, no esperes dormir en las estancias utilizadas por los nobles que lo construyeron.

Dicho esto, y pasada la pequeña decepción inicial, las habitaciones del castillo son cómodas, modernas y amplias, además de tener un baño bien equipado y enorme.

Las ventanas de las habitaciones dan a una zona verde sin carreteras, sin tráfico, sin ambulancias. Dormir en el más absoluto silencio y despertar con el canto de los pájaros es una de las cosas más cursis pero gratificantes que hay.

El desayuno

Si os quedáis en el hotel, os recomiendo encarecidamente que desayunéis allí. El desayuno sí se realiza en la parte antigua del castillo y se basa en productos locales como distintos tipos de queso, fruta, bollería y fiambres.

Está todo riquísimo y la mayoría de los productos son artesanales y belgas.

Un despiste real y un paseo por el castillo

Después de desayunar, lala viajera y yo nos separamos del grupo para investigar un poco las estancias del castillo por dentro. Aunque el castillo se puede visitar, en ese momento estaban reformando y restaurando los relieves del techo del salón-recibidor y se encontraba cerrado.

Nuestra exploración nos llevó, sin darnos cuenta, a las estancias más señoriales del palacio. Pudimos apreciar la decoración recargada de las habitaciones, los comedores y los salones del palacio.

 

 

 

La decoración es muy kitsch, hay que tener en cuenta que el castillo que vemos hoy en día fue renovado por completo en en siglo xVII por lo que el estilo de interiorismo empleado es el barroco.

De todas las estancias me quedo con el lavabo. Preservado en su estado original, el baño del castillo no tenía agua corriente sino una letrina de tapa (apreciable en la foto) y una “bañera” que era en realidad un agujero en el suelo que se llenaba de agua para que el usuario, sumergido hasta la cintura, chapoteara y se lavara. En ese momento agradecí que las habitaciones del hotel estuviesen en la zona nueva.

Mi parte favorita del castillo

Definitivamente el hecho de que esté rodeado por naturaleza, pastos verdes y árboles hace que el entorno del castillo sea lo que más me gustó de la experiencia.

Por cierto, para reservar noches en el castillo, basta acceder a través de su página web oficial.

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Soy Luis Cicerone, creador de xixerone.com y viajero incansable. Mis pasiones, además de recorrer el mundo, incluyen los gatos, la comida, las series y la arquitectura.