Dresde, o Dresden, como es conocida en alemán, es la capital del estado de Sajonia, en Alemania del Este.
La ciudad es atravesada por el río Elba, que discurre por el centro.
Erigida en una zona habitada desde el neolítico y mencionada por vez primera en el siglo XIII, Dresde ha sido testigo de varios episodios importantes en la historia de Alemania y de Europa en general.
La época de mayor apogeo cultural de Dresde se iniciaría a finales del siglo XV, con el establecimiento de la corte del rey de Sajonia en la ciudad. Los años venideros verían una ciudad en auge, el más importante centro protestante del Sacro Imperio Romano Germánico.
En 1685, la ciudad sufriría un terrible incendio que la reduciría prácticamente a cenizas. Con la reconstrucción posterior se erigirían las más impresionantes obras barrocas de toda Alemania.
Durante la edad moderna, la ciudad sería un centro cultural y económico de suma importancia. Tras varios altibajos provocados por guerras, sitios e intentos de conquista por parte del reino de Prusia, Sajonia acabaría incorporándose al Estado Alemán en 1871.
Dresde sobrevivió sin apenas un rasguño la Primera Guerra Mundial, sería la segunda la que significaría su hecatombe.
En febrero de 1945, tan solo tres meses antes de la capitulación de la Alemania nazi, Dresde fue objeto de una serie de bombardeos que desencadenaron una tormenta ígnea que redujo a ruinas su cascos histórico y acabó con la vida de unas 20.000 personas.
La que fuese una de las joyas barrocas más impresionantes del mundo se convirtió entonces en un cráter yermo, con apenas algunos vestigios, armaduras retorcidas y columnas rotas y ennegrecidas por la barbarie de la guerra, que atestiguaran su pasado glorioso y aristocrático.
Al igual que Frankfurt, en el centro de la ciudad prácticamente no quedaron edificios utilizables, pero a diferencia de su prima del oeste, cuyas autoridades optaron por una renovación urbanística total, los mandatarios de la República Democrática Alemana decidieron reconstruir Dresde desde sus cimientos.
La reconstrucción perdura hasta nuestros días.
Llegué a Dresde procedente de Praga. Subconscientemente tenía miedo. Miedo a que la belleza de la capital checa pudiera opacar mi experiencia en Sajonia, a que los edificios reconstruidos carecieran de encanto y autenticidad, a que no me gustase Dresde.
Afortunadamente no fue el caso.
Si bien en algunas edificaciones restauradas prácticamente puede olerse la pintura fresca, los trabajos de reconstrucción de la ciudad han sabido, casi milagrosamente, mantener la unidad, la belleza y la elegancia de lo que en su día fuese la ciudad barroca más bella del mundo.
Y ahora Dresde es una ciudad fresca, agradable para pasear y con una variada agenda cultural. Tradicional y a la vez ultra-moderna.
Una curiosidad de Dresde: aunque el crédito del himno de Europa “Oda a la alegría” se lo lleve siempre Beethoven, el autor de la letra del himno es Friedrich Schiller, que compuso en Dresde el poema An die Freude (“A la alegría”) en 1785 como una “celebración de la hermandad entre los hombres”.
Posteriormente el poema fue transformado y adaptado para convertirse en la parte coral que complementaría la Sinfonía n.º 9 de Ludwig van Beethoven y se convertiría en el himno de la Unión Europea.
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Qué ver en Dresde, la Florencia del Elba
1. Frauenkirche
El skyline de Dresde está dominado por la iglesia de Nuestra Señora o Frauenkirche, una iglesia protestante de estilo barroco y cuya cúpula es el símbolo de la ciudad.
La estructura quedó severamente dañada tras los bombardeos aliados y permaneció en ruinas hasta 1994 preservado como un monumento de guerra por el régimen comunista.
La basílica fue reconstruida por completo tras la caída del muro y sus obras acabaron en 2005.
Actualmente se trata del edificio de piedra arenisca más grande del mundo y su cúpula es la más grande de Europa Central.
2. Albertinum
Es el museo de arte moderno de Dresde, que alberga una gran colección de pinturas del siglo XIX y XX. Una característica interesante de las obras expuestas es la yuxtaposición entre el arte de las Alemanias del este y oeste.
La galería se encuentra excelentemente situada en la terraza de Brühl, conocida como el “Balcón de Europa”, por sus impresionantes vistas del río Elba.
3. Semperoper
Una visita a Dresde no está completa sin ver su famosa ópera, donde se estrenaron obras tan importantes como Tannhäuser de Wagner y Der Roskenkavalier de Richard Strauss.
4. Residenzschloss
El Palacio Real de Dresde fue reducido a cenizas en 1945 y la mayor parte de sus tesoros fueron tratados como botín de guerra por los soviéticos y enviados a Moscú.
Afortunadamente la colección ha sido devuelta y el palacio restaurado para devolverle su anterior gloria.
5. Katholische Hofkirche
La Katholische Hofkirche o Catedral Católica de la Santísima Trinidad de Dresde es la iglesia católica más importante de Dresde.
Construida para rivalizar con la protestante Frauenkirche, esta iglesia de estilo barroco e inmensas dimensiones se encuentra en el centro de la ciudad, junto al Palacio Real y el río Elba.
6. Dresdner Zwinger
Este espectacular palacio barroco fue edificado en el lugar que antiguamente ocupó la fortaleza de la ciudad. Construido inicialmente como invernadero de naranjos, la edificación pasó rápidamente a ser uno de los lugares favoritos de la corte sajona y fue sede de grandes fiestas. En la actualidad se celebran en su interior exposiciones de arte.
7. Fürstenzug
El Desfile de los Príncipes es el mosaico de porcelana más grande del mundo, está formado por unos 24.000 azulejos de Meissen. Muestra un elaborado desfile de jinetes y sobrevivió, de forma casi milagrosa, el bombardeo de 1945.
Tours, visitas guiadas y otras actividades en Dresde
Cómo llegar a Dresde
En avión
Desde España no existen vuelos directos a Dresde, la opción más cómoda es mediante una escala en Frankfurt desde Barcelona, Madrid, Bilbao, Valencia o Málaga con Lufthansa; o bien con parada en Berlín desde Barcelona, Madrid y Palma de Mallorca en vuelos de Air Berlin.
Otra opción es volar a cualquier punto de Alemania o a Praga y desde allí proseguir en tren.
En tren
Dresde cuenta con excelentes conexiones ferroviarias con Alemania en trenes ICE (alta velocidad) y IC (expresos). Dresde es además fácilmente accesible en tren expreso desde Praga y otras ciudades de Centroeuropa. Para información sobre conexiones, visita la página de Deutsche Bahn.
Dónde dormir en Dresde
Hoteles recomendados en Dresde
- Mejor calidad/precio en Dresde: Windsor Hotel
- Mejor hotel de categoría media: Hotel Burgk
- Mejor apart-hotel: Residenz Dresden
- Mejor hotel de lujo de Dresde: Steigenberger De Saxe
Muy interesante tu post Xixerone!
Nosotros estábamos visitando Praga y realizando un tour en español por la ciudad, y el chico del tour nos comentó que si habíamos oído hablar de Dresden, a nosotros nos sonaba pero nunca lo habíamos visto, él mismo fue el que nos recomendó la visita y tuvo muy buen ojo, nos encantó, esas construcciones históricas (algunas reconstruidas), esos jardines recorriendo la ciudad y ese rió alrededor de Dresden. El tour fue una maravilla, nos llevaron desde Praga y el chico un fenómeno.
Por si os interesa el tour que hicimos por la ciudad aquí lo dejo [editado]
Muchas gracias por compartir tu experiencia con nosotros y las fotos son fabulosas. Un saludo!
Dresde, la Florencia del Elba http://t.co/ZAq3XVYv
#Alemania #Dresde #Europa #Fotografía
Cuando viajé a Berlin hace unos años me dió por pasar un par de días en Dresde. Si que había leido que estaba bien, pero la verdad, la realidad superó las espectativas.
La ciudad es muy bonita, pero sobre todo curiosa. Me llamo mucho la atención entrar en la Frauenkirche y ver que el marmol era piedra pintada y que el primer metro de piedra de la pared de algunas iglesias era de un color negro (lo que sobrevivió al bombardeo), nada que ver con la piedra blanca que subía hasta el techo.
Es una ciudad que merece la pena si te sobran un par de días en Berlín (aunque esto es difícil).
Un saludo.