Escondida en una cala y resguardada por un empinado precipicio, la laveria Lamarmora es uno de los tesoros escondidos de la isla de Cerdeña.
Construida en distintas terrazas sobre un acantilado junto a las costas de Nébida, Lamarmora servía como centro de transporte y lavado de zinc y otros minerales que se producían en la isla.
Esta laveria, erigida en medio de la vorágine industrial que vivió Cerdeña a finales de los 1800, estuvo en funcionamiento hasta los años treinta del siglo pasado, cuando cayó en un abandono empujado por el declive de la industria del mineral y el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Las décadas de dejadez y vandalismo a la que ha sido sometida la edificación no han sido amables con su estructura, sin embargo, aunque se encuentra en un estado poco menos que ruinoso, las edificaciones principales son aún lo suficientemente sólidas para ser visitadas. Además de sus edificios, algunas instalaciones aún pueden verse o intuirse, como los muelles de carga, los depósitos de material, algunas grúas o las líneas que se empleaban para bajar el mineral.
Aunque siga siendo un edificio de origen minero, industrial y eminentemente feo, Lamarmora tiene un aura cautivadora, una belleza especial.
Sus edificios, que parecen colgar de un dramático acantilado al que se accede mediante más de trescientos escalones, ofrecen unas vistas inigualables al Mediterráneo, que aquí muestra un azul casi imposible.
Los techos hace tiempo que no están, pero los muros de los depósitos conservan sus ventanales, arcos de ladrillo que se asoman al mar y que enmarcan, a modo de postal, las vistas del Mediterráneo sardo.
Si existiese un ranking de las edificaciones industriales más escénicas y románticas del mundo, sin duda Lamarmora estaría en la cumbre.
Fotos de la Laveria Lamarmora de Nébida – Cerdeña
