Berlín es una ciudad fascinante desde muchos puntos de vista, pero sin duda uno de sus mayores atractivos es su apasionante historia. Zambullirse en el pasado de esta ciudad significa sumergirse en el mismo pasado de Europa y hasta en los límites que ha tenido que soportar la humanidad bajo férreos regímenes bélicos y opresivos.
Berlín es una ciudad que ha tenido que soportarlo todo: desde ser la protagonista de uno de los capítulos más oscuros en la historia de la humanidad, hasta tener que haber sido reconstruida desde las cenizas en varias ocasiones. Uno de esos capítulos álgidos de la historia de Berlín es sin duda uno de los más apasionantes: El muro que la dividió en dos.
Historia del Muro de Berlín
A medida que la Segunda Guerra Mundial llegaba a su fin en 1945, un par de conferencias de paz aliadas celebradas en Yalta y Potsdam determinaron el destino de los territorios de Alemania. En estas conferencias, los aliados dividieron a la nación derrotada en cuatro “zonas de ocupación aliadas”: La parte oriental del país fue a la Unión Soviética, mientras que la parte occidental fue a los Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.
Aunque Berlín se encontraba enteramente dentro de la parte soviética del país (se encontraba a unos 100 kilómetros de la frontera entre las zonas de ocupación oriental y occidental), los acuerdos de Yalta y Potsdam dividieron la ciudad en sectores similares a los del resto del país.
Los soviéticos tomaron la mitad oriental, mientras que los otros aliados tomaron el oeste.
La ocupación a cuatro bandas de Berlín comenzaría en junio de 1945.
Al crearse Berlín Occidental, una ciudad capitalista en lo profundo de la Alemania Oriental, provocó que los rusos empezaran a maniobrar para expulsar a los Aliados (Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia) de la ciudad.
En 1948, el asedio soviético de Berlín Occidental intentó cortar los suministros a los aliados occidentales. En lugar de retirarse, sin embargo, Estados Unidos y sus aliados suministraron a sus sectores de la ciudad desde el aire. Este esfuerzo, conocido como el Puente Aéreo de Berlín , se prolongó durante más de un año y entregó más de 2,3 millones de toneladas de alimentos, combustible y otros bienes a Berlín Occidental. Los soviéticos suspendieron el bloqueo en 1949.
Después de una década de relativa calma, las tensiones volvieron a estallar en 1958. Durante los tres años siguientes, los soviéticos -enriquecidos por el exitoso lanzamiento del satélite Sputnik el año anterior y avergonzados por el flujo aparentemente interminable de refugiados de este a oeste (casi 3 millones, muchos de ellos jóvenes trabajadores cualificados, como médicos, maestros e ingenieros) amenazaron con bloquear de nuevo la ciudad.
Las cumbres, conferencias y otras negociaciones iban y venían sin resolución. Mientras tanto, la avalancha de refugiados continuaba. En junio de 1961, unas 19.000 personas abandonaron la RDA a través de Berlín. Al mes siguiente, 30.000 huyeron. En los primeros 11 días de agosto, 16.000 alemanes orientales cruzaron la frontera con Berlín Occidental y el 12 de agosto se sucedieron unos 2.400, el mayor número de desertores que abandonaron Alemania Oriental en un solo día.
Esa noche, el primer ministro Khrushchev dio permiso al gobierno de Alemania Oriental para detener el flujo de emigrantes cerrando su frontera definitivamente. En sólo dos semanas, el ejército del la RDA, la policía y los trabajadores voluntarios de la construcción habían completado un improvisado alambre de púas y una pared de bloques de hormigón -el Muro de Berlín– que dividía un lado de la ciudad del otro.
Antes de que se construyera el muro, los berlineses de ambos lados de la ciudad podían moverse libremente: cruzaban la frontera Este-Oeste para trabajar, ir de compras, ir al teatro y al cine. Los trenes y las líneas de metro llevaban a los pasajeros de un lado a otro. Después de la construcción del muro, se hizo imposible llegar de Berlín Este a Berlín Occidental, excepto por uno de los tres puntos de control: en Helmstedt o “Checkpoint Alpha”, Dreilinden, “Checkpoint Bravo” y en el centro de Berlín, en Friedrichstrasse “Checkpoint Charlie”. Con el tiempo, la RDA construiría 12 puntos de control a lo largo del Muro. En cada uno de los puestos de control, soldados de Alemania del Este examinaban a diplomáticos y otros funcionarios antes de que se les permitiera entrar o salir. Excepto en circunstancias especiales, a los viajeros de Berlín Oriental y Occidental raramente se les permitía cruzar la frontera.
La construcción del Muro de Berlín hizo detener el flujo de refugiados de Este a Oeste, y desactivó la crisis inminente en Berlín. Con el tiempo, los funcionarios de Alemania Oriental reemplazaron la pared improvisada por un muro más robusto y difícil de escalar. Una masa de hormigón armado de 3 metros de altura y metro y medio de espesor que estaba coronada con una enorme tubería que hacía casi imposible escalar. Detrás del Muro, del lado de la Alemania Oriental, había un espacio llamado “Franja de la Muerte”: un corredor de arena blanda (para mostrar las huellas), focos, perros entrenados, ametralladoras, barreras de alambre de púas y soldados que patrullaban con órdenes de disparar fugitivos a la vista.
En total, al menos 171 personas murieron tratando de pasar por encima, debajo o alrededor del Muro de Berlín. Sin embargo, desde 1961 hasta la caída del muro en 1989, más de 5.000 alemanes orientales (incluidos unos 600 guardias fronterizos) lograron cruzar la frontera saltando por las ventanas adyacentes a la pared, escalando por encima del alambre de púas, volando en globos de aire caliente (!), arrastrándose por las alcantarillas y conduciendo a través de partes no fortificadas de la pared a altas velocidades.
El 9 de noviembre de 1989, a medida que la Guerra Fría comenzaba a descongelarse en toda Europa del Este, un portavoz del partido comunista de Berlín Oriental anunció un cambio en las relaciones de su ciudad con Occidente. A partir de la medianoche de ese día, dijo, los ciudadanos de la RDA eran libres de cruzar las fronteras del país. Los berlineses del Este y del Oeste acudieron al muro, bebiendo cerveza y champán y cantando “Tor auf!” ( “¡Abrid la puerta!”). A medianoche, la gente había inundado los puntos de control.
Más de 2 millones de personas de Berlín Oriental visitaron Berlín Occidental ese fin de semana para participar en una celebración que fue, según un periodista, “la fiesta callejera más grande de la historia del mundo”. La gente usaba martillos y picos para derribar pedazos del Muro, mientras que las grúas y las demoledoras destruían sección tras sección.
Pronto el muro se había ido y Berlín se unió por primera vez desde 1945.
La reunificación de Alemania Oriental y Occidental se hizo oficial el 3 de octubre de 1990, casi un año después de la caída del Muro de Berlín.
Sólo unas cuantas piezas quedan de los 160 km de la fortificación que una vez aisló el este de Berlín del resto del mundo. Después de que el muro cayó, los berlineses quisieron hacer todo lo posible por desaparecer de la ciudad esa presencia que los separó por tanto tiempo, pero algunas se guardan como joyas históricas emblemáticas de una historia que no se volverá a repetir.
Fragmentos del muro de Berlín aún en pie
Si a ti te apasiona esta parte de la historia de Berlín tanto como a nosotros, aquí te damos una guía para que conozcas los trozos del Muro de Berlín que han quedado en pie como recordatorio de lo que ocurrió hace 26 años. Echemos un vistazo:
Postdamer Platz
En el famoso centro moderno de Berlín del oeste, se encuentran piezas auténticas de muro colocadas al norte de Potsdamer Platz con información útil sobre su historia. Si bien estos trozos fueron reubicados y no conforman el segmento original que pasaba por ahí y por Leipziger Platz, se ha puesto en esta icónica zona para que los visitantes se puedan hacer una idea de cómo se encontraba divida Berlín hace tan sólo 26 años.
Estos trozos situados en Potsdamer Platz se caracterizan por estar forrados con chicles que la gente ha ido dejando a su paso por esta parte del muro.
Checkpoint Charlie
Ubicado en la ultra chic Friedrichstraße, Checkpoint Charlie es el famoso paso fronterizo en el que por poco estalla una Tercera Guerra Mundial, cuando en octubre de 1961 tanques de guerra de los dos bandos (americano y soviético) se mantuvieron apuntando cara a cara durante 3 días consecutivos. La crisis diplomática se disipó y ahora este es uno de los lugares más turísticos de Berlín.
Justo al lado se encuentra el Museo del Muro (Mauermuseum – Museum Haus am Checkpoint Charlie), que reconstruyó en el centro de la calle la primera torre de vigilancia de los aliados.
Mauermuseum
El Museo del Muro en el Checkpoint Charlie muestra una cantidad casi inabarcable de recursos que utilizaron los habitantes del este para huir de la República Democrática Alemana, maneras tan extremas como un globo aerostático, un Trabant, (los típicos autos de la RDA) o una silla de teleférico.
Vale la pena sacar un tiempo del viaje para pasarse por este particular museo y por ejemplo, ver el diminuto auto cuyo maletero no revisaron en la frontera porque ningún guardia fronterizo podía imaginarse que ahí cabría una persona. O las dos maletas cortadas y metidas una dentro de la otra en la que alguien huía.
Uno de los objetos expuestos más angustiosos son las armas ametralladora de que estaban provistos los guardias fronterizos de la RDA con las que estaban dispuestos a asesinar a cualquiera que osara traspasar los límites del muro.
Black Box
La Caja Negra sobre la Guerra Fría ubicada justo al lado del Checkpoint Charlie, en Friedrichstraße, cuenta la historia del control fronterizo a través de fotografías de gran formato además que contextualiza la dimensión internacional de la división alemana y europea mediante numerosas estaciones mediáticas.
El diseño exterior del pabellón hace referencia a las dos grandes potencias, Rusia y USA. El negro de la fachada exterior representa la caja negra que recoge los sucesos para la posteridad. El rojo de las columnas representa a la Unión Soviética y las ventanas azules a Estados Unidos.
Gedenkstätte Berliner Mauer
Junto a la antigua línea fronteriza en Bernauer Straße se encuentra un trozo de muro con una torre de vigilancia, El Memorial del Muro de Berlín o Gedenkstätte Berliner Mauer. La instalación muestra cómo se construían las instalaciones fronterizas y permite formarnos una impresión directa de lo que fue esta oscura etapa.
Este memorial también cuenta con un reciente centro de visitantes, construido en 2009, y funciona perfectamente como punto de arranque para visitantes, ofreciendo información y orientación sobre el extenso terreno que ocupaba el muro.
En el Centro de Documentación (Dokumentationszentrum) hay una exposición gráfica que muestra la historia de la construcción del Muro en 1961 y la situación de la ciudad dividida. Desde la torre se ofrece una impresionante vista sobre las partes que se conservan de la frontera y el monumento en recuerdo de la división de la ciudad y de las víctimas de la tiranía comunista.
Museo de la RDA
¿Te gustaría viajar en el tiempo y conocer la cotidianidad de la República Democrática Alemana? Entonces tienes que darte una pasada por el Museo de la RDA (DDR Museum). Es el único museo que se dedica a la vida rutinaria en la antigua RDA y hace énfasis en lo que significa la superación del pasado sin olvidar que el muro está aun presente en la vida de muchos berlineses.
El lema de este museo reza: Historia para tocar (Geschichte zum Anfassen), y así es: los visitantes entran en una construcción de losas a escala 1:20 y ahí deben poner en alerta todos sus sentidos para ser partícipe de la experiencia completa.
La información y las obras expuestas se esconden en cajones, tras armarios y puertas. Las obras expuestas se pueden tocar y utilizar, hasta cuenta con un Trabant que invita a dar un paseo virtual en auto por el Berlín del este.
Sin caer en la tendencia nostálgica, ilustra junto a las exposiciones del muro y los monumentos de la Stasi, el tercer pilar de la superación económica de la antigua RDA. Este museo se ha propuesto como tarea conservar una parte importante de la historia cultural alemana y hacerla accesible a las nuevas generaciones.
Además invita a los visitantes a ampliar sus conocimientos, a superar clichés existentes y a vivir la historia muy cerca. Las obras expuestas proceden en gran parte de casas privadas, cuyos dueños han donado sus pertenencias al museo.
East Side Gallery
Otra de las atracciones turísticas más importantes en Berlín. Después de la caída del muro, en 1990, 118 artistas provenientes de 21 países (entre ellos Thierry Noir y Dmitri Vrubel), hicieron una galería al aire libre sobre 1,3 km de muro que permaneció en pie a orillas del rio Spree en el barrio Friedrichshain.
Esta pieza única de arte anti bélico se ha convertido en un lugar icónico de Berlín, con varias piezas artísticas como el famoso Bruderkuss o el beso de la fraternidad entre Leonid Brézhnev y Erich Honecker, pintado por el artista ruso Dmitri Vrubel.
Los mensajes pacifistas plasmados a lo largo de este muro construido para separar y oprimir bien merecen la pena una visita para conocer desde otro punto de vista los cambios políticos que surgieron en Alemania entre el año ‘89/90.
Otros puntos de interés
Hay otras zonas de Berlín en los que puedes encontrar trozos de muro abandonados o que no han sido tan explotados turísticamente. Muchos de ellos se encuentran en barrios fuera del centro de Berlín o regados a los lados de líneas de trenes, especialmente en la línea de Sbahn que va hacia la estación Ostbahnhof.
En el barrio Spandau puedes conseguir restos escondidos entre los bosques, a los cuales puedes acceder por medio de una ruta en bicicleta. A los tours les puedes echar un vistazo aquí.
Deja una respuesta
Ver comentarios