Hace 130 años estas palabras inspiraron un movimiento que nadie pensó que fuese posible: 400 búlgaros subieron al Monte Vitosha por la madrugada del 27 de julio de 1895 para ver el amanecer desde su cima a 2290 metros, convirtiéndose en el primer evento turístico organizado en la historia de los Balcanes.
Acerca de su hazaña, Kostantinov comentó sarcásticamente que consiguió que toda esa gente subiese diciendo que el evento era sólo para “turistas EXPERIMENTADOS”, refiriéndose así a la tendencia de los búlgaros a fanfarronear.
El evento en Monte Vitosha marcó el comienzo de una nueva cultura, la de la necesidad de los ciudadanos de Sofía de mantenerse cerca de la naturaleza mientras su ciudad se expandía; cambió el estilo de vida de generaciones enteras y, actualmente, las personas que se consideran verdaderas sofiotas declaran orgullosamente su amor por la montaña.
Lo que pasa es que no es difícil amar a Vitosha una vez lo conoces. El parque, a solo 30 minutos del centro de Sofía, ocupa unos 260 kilómetros cuadrados y ofrece espectaculares vistas de la ciudad, además de ser el hábitat de distintas especies animales y vegetales.
Los alrededores de la montaña poseen además importantes monumentos arquitectónicos, entre los cuales destaca la Iglesia de Boyana, del siglo XII, y el Monasterio Dragalevski. Alrededor se extienden las zonas residenciales más preciadas de Sofía: Boyana, Dragalevtsi, Simeonovo y Vladaya.
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