Acabo de volver de China y con este regreso se abre una nueva etapa en el blog, de antemano pido disculpas si se vuelve un poco monotemático por un tiempo.
Antes de empezar a hacer posts sobre el gigante país, quería hacer una pequeña nota para explicaros la ruta, los medios de transporte y un resumen en general del viaje.
La duración del viaje fue de 2 semanas exactas, se concentró en la zona Nordeste y Central de China y en total se extendió unos 3500 kilómetros recorridos en trenes con literas, autobuses incómodos, aviones destartalados y ultramodernos trenes bala.
La primera base del viaje fue la capital, Beijing, desde donde visité la Gran Muralla China, a partir de allí empezó la aventura hacia el Sur, a la ciudad amurallada de Ping Yao y después a la capital imperial de Xi’an para echarle un vistazo a los famosos guerreros de terracota. De Xi’an volé a Shanghai a por un toque de postmodernidad y aproveché para visitar los pueblos del agua cercanos de Suzhou y Tongli; desde allí el viaje me llevó otra vez a Beijing para volver de nuevo a Europa.
El viaje fue corto pero intenso y lleno de experiencias nuevas como ver osos panda, comer orugas o intentar comunicarme de formas no verbales.
De esta fantástica aventura me quedo con todo, con las vistas de la muralla, con las frustraciones de la incomunicación, con la sonrisa de los niños, con los olores, los sabores y las estaciones de metro abarrotadas.
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