Algunas ciudades se querdan contigo mucho después de haber vuelto de tu viaje.
Es el caso de Cusco, la capital del antiguo Imperio Inka y una de las joyas turísticas de Perú.
Esta ciudad, que cuenta con poco más de 100.000 habitantes, recibe unos dos millones de turistas al año. Podemos decir que la ciudad no es precisamente una gema escondida del resto del mundo.
Sin embargo, durante mi viaje a Perú de la mano de LAN Airlines, descubrí una ciudad con ambiente de pueblo pequeño, con toneladas de encanto y una arquitectura colonial espectacular. Las hordas de turistas no son un problema si sabes evitarlas.
El principal consejo para disfrutar de un paseo por Cusco es levantarte temprano. Yo lo hice en mi segundo día en la ciudad, mientras mis compañeros de viaje aún dormían. El clima no fue mi mejor amigo esa mañana, llovía sin parar. Aún así reuní la fuerza para salir del hotel y lanzarme al descubrimiento de Qosqo.
Cusco se encuentra a una altitud de 3400m, por lo que cada paso por sus empinadas calles me representaba un esfuerzo que tras unos metros se convertía en fatiga. El mal de altura es un mal compañero de viaje. Este mal, conocido en estas tierras como soroche, es tan endémico a los Andes como la diarrea a la India y afecta a cada persona de manera diferente dependiendo de su edad y forma física. Como joven de 25 años con un estilo de vida relativamente activo, debo decir que me sentí bastante patético cuando tras unos pasos notaba la respiración entrecortada y las taquicardias típicas del soroche.
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Pero valió la pena, conseguí ver un Cuzco tranquilo, sin ajetreos, con una plaza de Armas prácticamente vacía. A medida que avanzaba el día y el sol se imponía ante las tercas nubes, los vendedores ambulantes, las cholas en traje típico y los turistas empezaban a aparecer en las calles de la ciudad andina y a emplearse en sus actividades (comercio de souvenirs sobrevalorados, posados en fotos de turistas por unas cuantas monedas y hacer fotos de las iglesias con sandalias y calcetines, respectivamente).
La ciudad empezaba a despertar, pero no de la forma frenética y caótica en que despiertan las grandes ciudades. Cusco es un lugar tranquilo. El tiempo no pasa por aquí.
Y logré hacer distintas fotos, de diversos lugares de la ciudad y con feelings únicos.
Cusco es verdaderamente especial.
