En muchas ciudades del mundo, varias son las leyendas que surgen del subsuelo, de los túneles y cuevas excavados que encierran misterios y que son testigos de crímenes y prácticas siniestras. En Cuenca, las leyendas hablan de una red subterránea de origen musulmán, que en su día escondieron tesoros tan preciados como el Santo Grial, que los mismísimos caballeros templarios llevaron hasta la catedral. También se dice que en épocas posteriores, los túneles fueron utilizados como vías de escape, vías de unión entre conventos y palacios e incluso que fueron utilizados como cámaras de tortura durante la Inquisición.
Descubre las mejores zonas donde alojarse en Cuenca.
Lo que sí sabemos con certeza es que muchos de los túneles que sobreviven hasta nuestros días, incluido el de la calle de Alfonso VIII, con sus 90 metros de longitud y 250 m2 de superficie, fueron excavados durante la República para proteger a los conquenses de los ataques aéreos del bando nacional y sus aliados.
Esta galería está actualmente abierta al público y ofrece un recorrido guiado por la historia subterránea de la ciudad, empezando por la existencia de numerosas criptas que durante la Edad Media se utilizaron como cementerios urbanos por razones de espacio y salubridad. Este el caso de las criptas de San Pedro, Santo Domingo o San Gil, que eran lugares de enterramiento privilegiado que fueron cayendo en desuso con el paso de los años. Posiblemente muchas de estas catacumbas están aún ocultas, como hasta hace poco lo estuvo la cripta de Santa Catalina, bajo la catedral, donde fueron encontradas 20 momias del siglo XVII, completamente vestidas y dentro de sus ataúdes.
Con el crecimiento urbanístico y la ampliación de la catedral, la medieval calle de las Limosnas quedó tapiada con la construcción de las nuevas capillas. Aún hoy pueden observarse partes de adoquinados en la trasera del templo junto a los acantilados del Huécar.
Pero la vida subterránea de Cuenca no sólo se queda en mitos y enterramientos, durante la Baja Edad Media, se creó un strong>acueducto que portaba el agua desde las fuentes de la Cueva del Fraile hasta el centro urbano mediante todo un sistema de galerías y pasajes subterráneos.
También la tradición minera hizo que el subsuelo de la capital conquense tuviera gran relevancia. Justo a la otra orilla del Huécar, en la subida al Convento de San Pablo se excavó la Mina del Portland, que también sirvió como refugio durante la Guerra Civil, sus galerías tienen unos 2 kilómetros que hoy ya se encuentran cerradas por peligro de desprendimiento.
Para adquirir las entradas de “Cuenca Subterránea”, no hace falta que te dirijas a una agencia de viaje, basta con que te dirijas al acceso al túnel (C/ Alfonso VIII frente al número 87) 5 minutos antes de cada visita. La duración aproximada de la visita es de 35 minutos.
Precios y horarios:
Individual: 3,50 euros
Menores de 12 años: gratis
Jubilados, residentes en Cuenca, grupos (15 o más personas): 2 euros
De Lunes a jueves a las 12:00.
Viernes, sábados y domingos: 12:00, 13:00, 17:00 y 18:00 h.
Información y consultas: Teléfono 969 24 10 51 (Oficina Municipal de Turismo- Plaza Mayor) o puedes visitar la página oficial de Turismo de Castilla la Mancha.
Al leer historias como estas, uno no puede dejar de imaginarse como pudo haber sido la vida dentro de esas grutas en el tiempo de los templarios.