Actualmente los trulli tienen cimientos firmes, ya no hay necesidad de huir del fisco. El exterior del techo se recubre de chiancarelle o baldosas de piedra de distintos tamaños que actúan como tejas. El material de las techumbres ayuda a mantener a raya el crudo verano del sur de Italia. El vértice del techo se corona con un pináculo que puede tener distintas formas. La finalidad de estos pináculos es aún un misterio, si bien se cree que son amuletos de suerte o que representan a la familia que vive dentro.
La estampa de pueblo de hadas es impresionante. La población de Alberobello tiene la apariencia de un pueblo verdaderamente hechizado por la omnipresencia de los trulli.
Llegar a Alberobello no es tan fácil como ir a Venecia o Roma. Aunque tampoco es tan complicado como puede parecer en un principio, se encuentra a un trayecto de una hora en tren o autobús desde Bari.
Este aislamiento relativo ha mantenido al turismo de masas a raya, por lo que, a diferencia de muchas otras ciudades italianas, Alberobello no da la sensación de parque temático enfocado en satisfacer a los turistas. La mayoría de visitantes son gente de los alrededores y el ocasional turista japonés.
Desde Madrid y Valencia se puede llegar a Bari directo con Ryanair y desde Barcelona la mejor opción es vía Milán con Lufthansa Italia.
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