Berlín es una ciudad a la que no me importaría volver una y cien veces, y es que esta metropolis germana conjuga a la perfección todo lo que busco en una ciudad. Historia, modernidad, cultura y ese aura alternativa-marchosa se entremezclan en un lugar que lo tiene todo como destino y que aún así siento que nunca llegaré a conocer del todo.
Estas son las cinco cosas que no he podido hacer en Berlín y que no veo que llegue la hora para hacerlas.
1. East Side Gallery
Hace mucho la Tate de Londres exaltó el graffiti al nivel de los grandes museos mundiales, y la East Side Gallery es la más grande de las pinacotecas del streetart. Se trata de la parte del antiguo muro de Berlín que se salvó de su demolición y fue pintada en 1990 como celebración de su caida, está declarada patrimonio artístico. Arte al aire libre y gratis.
2. Cementerio judío de Prenzlauer Berg
Posee una atmósfera relajante y una calma total que dicen es solo apta para románticos. La imagen que tenemos del típico cementerio en medio de un bosque, con los rayos de sol tamizados y el musgo cubriéndolo todo se hace realidad en este pequeño rincón de Berlín. Creado en el siglo XVIII y afectado por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial contiene más de 20.000 tumbas Y 700 panteones delicadamente decorados. Es un remanso de paz y reflexión.
3. Las terrazas de Kastanienallee
Cuando la tarde cae sobre Berlín, la gente se apresura a los bares con Happy Hour, y es que el alemán es de los pocos europeos que disfruta del After work. En el barrio de moda de Prenzlauer Berg se encuentran algunas de las terrazas con más encanto de la ciudad. La calle Kastanienallee recoge una experiencia gourmet de lo más variada, comida turca, china, delicatessen alemanas y como no, cerveza.
Más que recomendable sentarse en su típico Prater Garten (Kastanienallee 7 – 9), un patio de castaños con mesas comunitarias que sirve cerveza desde 1937. Toda una experiencia.
4. Berlín en 360º, vistas desde la cúpula del Berliner Dom
Uno no se sitúa en una ciudad hasta que no la ve desde el aire. Podemos aprovechar la visita a la Catedral de Berlín y su cripta, para después de subir los 270 peldaños que nos llevan a la pasarela exterior y localizar facilmente la Isla de los museos, la Plaza del Palacio y el Lustgarten desde el mismísimo cielo de la ciudad.
5. Nefertiti y el Neue Museum
La colección de arte antiguo que posee Alemania, y en especial Berlín es una de las mas extensas. Difícilmente en una primera visita puedas haber contemplado todas las maravillas de la denominada Islas de los Museos. El Neue Museum recoge todo el arte egipcio y antiguo, pero la gran estrella es el busto de Nefertiti o la denominada Mona Lisa de Amarna. Una pequeña pieza de apenas 50 cm en yeso policromado que hizo expresamente el escultor del faraón Ajenatón. Absolutamente recomendable el resto de la colección.
A ver si puedo encontrar un vuelo barato y alojamiento con OHBerlín para ponerme manos a la obra.
