Me encantó Lima.
Como no podía ser de otra manera, la metrópolis conquistó mi corazón sin que el encanto provinciano de Cusco tuviese oportunidad de defenderse. Y es que me conozco, y donde haya una maraña de calles repleta de peatones, tráfico, comerciantes y hormigueo urbano vario, allí estaré yo con una sonrisa de oreja a oreja y una cámara en la mano (si bien en Lima iba con más prudencia de la normal).
Y de esta ciudad me gustó casi todo (exceptuando la ausencia de metro). Desde los rincones dilapidados de las zonas en las que la oficina de turismo no ha llegado aún hasta las grandiosas casas coloniales color mostaza que abundan en el centro. Incluso Miraflores, el área moderna y carente de personalidad donde viven los más pudientes, tenía ese punto cosmopolita-pero-latino que la hacía interesante.
Conocida como la Ciudad de los Reyes, Lima se extiende sobre una meseta plana que separa el Pacífico de las montañas de los Andes. Su peculiar ubicación hace que la ciudad esté buena parte del año con el cielo cubierto de un manto gris debido al fenómeno conocido como “panza de burro” (juro que no me invento el nombre) y que consiste en “una acumulación de nubes de baja altura que actúa como una pantalla solar. Este fenómeno es el resultado de la acción de los vientos alisios que empujan las nubes contra las laderas de las montañas, produciendo una acumulación nubosa”.
El centro de la vida en la ciudad gira alrededor de la colonial plaza Mayor, donde se encuentra la representación de buena parte de las representaciones políticas y eclesiásticas de Perú. En ella encontramos los edificios del Palacio de Gobierno de Perú, la Catedral de Lima, la Iglesia del Sagrario, el Palacio Arzobispal de Lima, el Palacio Municipal de Lima y del Club de la Unión.
El otro punto de referencia importante del centro antiguo es la plaza de San Martín, que tiene un corte art nouveau y joyas arquitectónicas de principios de siglo XX como el hotel Bolívar.
Entre ambas plazas se extiende la concurrida calle Jirón de la Unión, corazón comercial de la ciudad que expone varios ejemplos de edificaciones modernistas y art decó.
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Que divertido la expresión “panza de burro”, fui a Lima el pasado Marzo y me lo explicaron… ¡Soy Limeña y no lo sabía, horror!. Para mi justificación vivo en Barcelona desde los 18 años, pero estoy segura que pronto volveré para recorrer Perú y sí se puede todo Suramérica. Luis, gracias por las fotos, son geniales :)
¡Gracias a ti! Un saludo
Doy que fe que no te has inventado lo de la panza de burro, ese mismo fenómeno se da en el norte de Tenerife y mi familia también lo llama así :)