Esta inmensa cámara subterránea fue contruida durante el reinado del emperador bizantino Justiniano I en el siglo VI de nuestra era. Su función era la de almacenar agua para el Gran Palacio y otros edificios cercanos.
La cisterna cubre un área nada despreciable de 10 mil metros cuadrados y podía almacenar hasta 80 millones de metros cúbicos de agua, que se dicen pronto.
Actualmente, los visitantes pueden explorar este trozo del inframundo bizantino.
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