Bajar la Rambla del Raval es ya en sí toda una experiencia, y tiene lo mismo de provocador en todos sus rincones como colocar un Barceló en su epicentro.
Pináculo del nou Raval, el Barceló fue uno de los primeros hoteles de lujo en adentrarse en las profundidades del cosmopolita y a veces ninguneado barrio barcelonés.
Crucé sus puertas y fue como entrar en una dimensión nueva, desconocida, lila y glamurosa. Una parte de mi subconsciente casi esperaba que de detrás de una columna saliera Sarah Jessica Parker, afortunadamente para mí, la planta elíptica y de un único espacio del hotel garantiza la ausencia de columnas.
Nada más acceder a la zona del brunch-buffet me fijé en una cosa y una cosa sola, ¡este brunch tiene DJ!
Había estado en otros brunch anteriormente, pero no conocía ninguno en el que se pinchase música.
El servicial staff del hotel me recibió con una sonrisa y me mostró mi mesa. A los pocos minutos se presentaba en ella el mismísimo chef para explicarme en qué consistía el brunch del Barceló Raval.
En la zona más cercana a mi mesa se encontraban las bebidas frías, zumos, leche y agua.
La mesa central del buffet es la más vistosa y se componía de dos partes, en la primera me esperaba gran cantidad de aperitivos fríos, humus, mini-ensaladas, escalivadas, aceitunas y verduras varias. La otra tenía frutas de todo tipo y color.
En la zona más alejada estaba la esquina con los platos más fuertes. Embutidos, quesos, muffins, bollería y bagels compartían espacio con la mayor variedad de tortillas que he visto en mi vida.
El brunch tiene además una gran selección de distintos tipos de pan . Me contaba Joan, el chef del brunch, que algunas de las hogazas son horneadas en el mismo hotel, mientras otras son compradas en hornos del barrio.
Según Joan, el protagonista único de un brunch es el huevo. Aquí puedes pedirlo de dos formas, a la florentine o a la benedictine, que en lengua vulgar vienen a significar “con espinacas” o “con pan y jamón”.
Pero no hay nada vulgar acerca del este hotel, y es que parece que lo chic vive aquí dentro, en esta particular jaima donde turistas arriesgados y catalanes arraigados encuentran el corazón que late en el Raval.
El DJ no hace nada para ayudar a disminuir la sensación de eclecticismo cosmopolita, el brunch entero fue una sesión impecable de lo-fi. Leonard Cohen sucedía a JJ Cale y yo me enamoraba más cada minuto que pasaba.
Y es que el barrio del Raval se ha convertido en los últimos años en la capital de la movida hipster de Barcelona. Lo indie crece aquí como la mala hierba en un jardín tropical. En el Raval, lo perroflauta camina de la mano del lujo más yuppie y la ropa de segunda mano es prácticamente de primera necesidad.
Pero cuando creía que esta bacanal de comida y música estupenda no podía ser mejor, llegó el ingrediente que faltaba, un Bloody Mary (el brunch del Barceló Raval incluye un cóctel en el precio).
El mejor lugar para sorber esta bebida, que una mañana de domingo se antoja casi divina, es desde luego en la terraza del hotel, ubicada en la planta 11 y desde donde podemos apreciar impresionantes vistas de Barcelona.
En definitiva, el brunch del hotel Barceló Raval es una excelente opción para un domingo diferente, especial y romántico.
Detalles del brunch
¿A qué hora es?
Domingos de 12 del mediodía a 4 de la tarde.
¿Cuanto cuesta el brunch del Barceló Raval?
Tiene un precio de 25€ por persona.
¿Qué incluye el brunch?
Incluye comida buffet, bebidas frías y calientes y cóctel (cava, Bellini o Bloody Mary).
¿Cómo reservar?
Teléfono: 93 320 1490
¿Cómo llegar?
Dirección: Rambla del Raval 17-21
Metro: Sant Antoni (L2), Universitat (L1–L2), Liceu (L3)
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