Es interesante darse cuenta de cómo cambia nuestra percepción de un lugar cuando lo ves en blanco y negro, sin color.
Debo admitir que la fotografía de naturaleza no es mi punto fuerte, principalmente porque el 90% de los viajes que hago son de turismo urbano. Sin embargo, mi último destino viajero, Eslovenia, tiene poco para ofrecer desde el punto de vista de las grandes metrópolis (Ljubljana es preciosa pero pequeñísima) pero ofrece un patrimonio natural inmenso, sobre todo teniendo en cuenta el tamaño del país.
Es por esto que este foto reportaje es más bien un foto ensayo de las pequeñas cosas que he podido aprender de la fotografía de naturaleza y de cómo he intentado trasladarlo al blanco y negro sin que se note que no tengo ni idea de lo que estoy haciendo.
Las fotos de este post han sido tomadas directamente en blanco y negro, sólo editadas para recortarlas y cambiar su tamaño, con una función especial de mi Lumix G6 y fueron hechas en la garganta de Vintgar, cerca de Bled.
Con este ejercicio fotográfico me di cuenta de varias cosas, algunas muy obvias y otras no tanto, de la fotografía de naturaleza en blanco y negro.
El blanco y negro acentúa el dramatismo de las fotos, esto es especialmente cierto en la fotografía de retratos, pero puede aplicarse también a la fotografía de naturaleza. El monócromo otorga fuerza a la imagen y siembra en el observador una propensión a intentar averiguar la historia detrás de la instantánea.
La composición, el contraste y sobre todo la luz son esenciales. No existe el color, por lo que debes apoyar la belleza de la foto en diferentes aspectos.
La perspectiva es otra arma que puede añadir vida a las fotos cuando el color está ausente.
El zoom y el macro ayudan a captar detalles que en blanco y negro cobran una belleza particular, difícil de alcanzar con fotos a color.
Y tú, ¿qué consejos le daría a alguien que quiere iniciarse en la fotografía en blanco y negro?
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