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Qué ver y qué hacer en Bled, Eslovenia

Castillo de Bled
Lago de Bled, Eslovenia
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Un cierto aire de elegancia atemporal envuelve a Bled. Es un aristocrático ambiente similar al que encontramos en ciudades como Baden, Spa o San Sebastián, lugares que despertaron al turismo mucho antes de que en Benidorm se instalara el primer chiringuito.

Al igual que Baden, Spa o Bath en en el Reino Unido, fue el turismo termo-medicinal el que popularizó a Bled como destino de vacaciones allá por el siglo XIX. Sin embargo, son su entorno privilegiado, sus montañas, y sobre todo su lago de aguas verdeazuladas y una isla en el centro los que convierten a esta pequeña localidad alpina en un verdadero lugar de ensueño.

Nunca me ha gustado el adjetivo “de cuento de hadas”, pero no encuentro otro apelativo para describir un paisaje como el que rodea a esta localidad eslovena.

Esta es una lista de algunas de las cosas para ver y hacer en Bled, Eslovenia.

El lago

Paseo del Lago de Bled
Paseo del Lago de Bled

Es la estrella absoluta de la región. De origen glaciar y con más de dos kilómetros de longitud, casi uno y medio de ancho y 30 metros de profundidad, en sus inmediaciones encontramos la isla de Bled.

Este lago suele ser escenario de múltiples competiciones de remo y en sus orillas se encuentran piscinas habilitadas para el baño en verano.

En invierno, sus aguas se convierten en una pista de patinaje sobre hielo de proporciones épicas.

El lago se encuentra rodeado por un agradable paseo arbolado y, en la parte que bordea la ciudad, por un pequeño parque urbano.

La isla y la Iglesia de la Asunción

Isla de Bled
Isla de Bled

Para visitar la isla central del lago podemos tomar la embarcación típica denominada Pletna. Estas barcas, al igual que pasa con las góndolas venecianas, son consideradas patrimonio de la ciudad.

Los barqueros heredan el oficio pasando de padres a hijos desde el siglo XVI y el mérito es que a fuerza de brazo y sin motor, reman desde el embarcadero, a los pies del Hotel Park, hasta la isla del lago cargando con unas 20 personas.

Desde el barco puede contemplarse otra perspectiva del lago, la ciudad y el castillo, así como el antiguo palacio de verano del dictador Tito, convertido ahora en hotel.

Ya en la isla, podemos dar un pequeño paseo hasta la Iglesia de la Asunción, que data del siglo XV y presenta una decoración barroca. Tras subir los 99 peldaños que la separan del lago y una vez en su interior, la tradición manda que debemos hacer sonar la campana mientras pedimos un deseo.

El castillo

Castillo de Bled
Castillo de Bled

Domina el lago desde un acantilado a 130 metros de altura, su parte más antigua fue construida alrededor del año 1000. Con el paso de los años, se fueron añadiendo posteriores torres, fortificaciones y construcciones distribuidas en torno a dos patios comunicados mediante una escalera.

La capilla del siglo XVI conserva unos interesantes frescos.

El Castillo de Bled alberga un museo dedicado a los orígenes e historia de la ciudad y del lago, desde sus primeros habitantes hasta la llegada del turismo a mediados del siglo XIX cuando el naturópata suizo Arnold Rikli decubrió las propiedades termales de las aguas del lago y Bled se convirtió en sitio de obligada visita para gran parte de la aristocracia europea.

Piscinas termales en los spas

Spa del hotel Golf
Spa del hotel Golf

El centro médico termal de Rikli hace mucho que ha desaparecido, pero Bled es aún un destino de spa.

Tanto si te alojas en alguno de los hoteles Sava (el Grand Hotel Toplice, el ParkHotel y el Golf Hotel) como si no, puedes acceder a los spas que ofrecen las famosas aguas termales de las piscinas entre los 23 y los 28 ºC, con la cantidad suficiente de minerales que, según dicen, pueden servir de ayuda contra el estrés, la depresión y la fatiga.

Esquiar, tirarse en trineo o montar en canoa

Bled dispone de su propia estación de esquí equipada con un sistema de telesillas y cañones de nieve artificial. De más está decir que únicamente se puede esquiar durante el invierno.

Lo que sí se puede hacer tanto en verano, gracias a un sistema de trineo que funciona sobre un monorail como en invierno, con nieve natural, es tirarse en trineo por la ladera de la colina de la estación de esquí.

Por otro lado, el remo es también un deporte muy popular en la zona y famosas son sus competiciones en el lago. En su orilla pueden alquilarse canoas a remos por horas.

Probar el Kremna Rezina

Kremna Rezina
Kremna Rezina

En 1953 un lugareño pastelero que trabajaba en el el Hotel Park , el establecimiento más famoso a orillas del lago Bled, se le ocurrió crear un dulce que mezclase crema, natillas y hojaldre.

Desde entonces y ya celebrado su sesenta aniversario, se ha convertido no sólo en un dulce típico de Bled, sino de toda Eslovenia. Es ideal para degustar con un té o un café viendo el atardecer desde la terraza del hotel.

Trekking hasta la Garganta del Vintgar

Garganta de Vintgar
Garganta de Vintgar

La zona de Bled es muy popular por sus rutas de senderismo, en la Oficina de Turismo se puede obtener información sobre los múltiples parajes naturales que se pueden visitar.

La más famosa y accesible a pie es la Garganta del Vintgar, donde las paredes del cañón excavado por el río Radovna llegan hasta los 10 metros de altura y las piscinas naturales formadas por la erosión del agua a su paso forman un recorrido de rápidos y corrientes fácilmente accesible mediante pasarelas y puentes.

Abiertas al público desde finales del siglo XIX, acaban con una impresionante cascada de 13 metros de altura, la denominada Sum o cascada ruidosa.

De vuelta y tras atravesar una zona boscosa se llega a la ermita de Santa Catalina en la localidad de Podhom, desde donde los tejados rojos de su iglesia contrastan con el verde paisaje montañoso. La ruta dura en total unas tres horas.

Más información

Si te dispones a visitar Bled, lo mejor es que te acerques a la Oficina de Turismo de la zona (Cesta svobode 10 4260 Bled. Teléfono +386 4 574 11 22). La encargada, Vanja Piber, habla perfecto castellano.

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Soy Luis Cicerone, creador de xixerone.com y viajero incansable. Mis pasiones, además de recorrer el mundo, incluyen los gatos, la comida, las series y la arquitectura.