Si llueve y no me encuentras, búscame en Budapest. Marché buscando hojas de otoño, olor a hierba y paseos persiguiendo las estrellas. Seguí las sombras de los niños que saltaban en charcos, espejos de nubes. Anduve por horas buscando rincones, estatuas, aromas.
Y no, no me he vuelto poeta, es simplemente que Budapest es una ciudad que parece brillar en la lluvia.
La lluvia durante un viaje suele ser una desgracia. No se pueden visitar los parques, el transporte se torna engorroso y las fotos salen mal.
En mi visita a Budapest, sin embargo, noté que la ciudad más romántica, más de cuento, salía a la luz en la lluvia y justo después de esta.
Las paredes mojadas, los charcos en el suelo, los paraguas de la gente… la ciudad intentaba poner buena cara al mal tiempo, y le salía de maravilla.
Era una lluvia otoñal, no demasiado fría. De hecho, me atrevería a decir que era una llovizna agradable.
Y esta faceta otoñal, melancólica y típicamente europea es la que intenté capturar en estas fotos.
Qué buena la primera impresión.
Qué bueno tu relato casi melancólico de Budapest
Qué buena la descripción del propio autor.
Siempre hay que continuar cuando se hacen cosas buenas.
Un saludo.
Gran artículo, las imágenes ayudan a sentirse así. Yo siempre dije que si me pierdo, me busquen en Lubeck :)